28

113 14 11
                                    




«El ratón y el trozo de queso»

20 𝖉𝖊 𝖒𝖆𝖗𝖟𝖔 𝖉𝖊 2021



Charlie miró la hora en su teléfono por décima vez en los últimos diez minutos; sabía que si la buscaba en su reloj de bolsillo, no encontraría nada, pues ni siquiera poseía manecillas; aún le causaba mucho interés el peculiar objeto con el que había dado hacía un tiempo. 

Suspiró.

Y es que trataba de pensar en todo, incluso en sus problemas personales, con tal de no gastar su mente en ella: suficiente ya lo hacía la mayor parte del día. Se suponía que hacía una hora que debía de haber salido por la puerta roja a unos metros de él para reunirse, pero no había sido así, y tampoco ayudaba en algo que no respondiera al teléfono, al grado que Charlie estaba preocupado de si algo le ocurrió, pero su pregunta sería resuelta unos minutos más tarde.


Owen, con el cuerpo sudado por las clases de baile a las que Savannah lo metió sin su autorización, tomó un largo sorbo de agua de su termo y caminó hasta el ojiverde, negando para sí con la cabeza —¿Te volvió a dejar plantado? —preguntó directo, pues lamentablemente no era la primera vez que ocurría desde que apareció ese chico Zion en sus vidas, o mejor dicho, en la de Martha Taffinder

Charlie sonrió de lado con tristeza, y trató de apaciguar su voz para que no se notase lo decaído que se encontraba —Qué va, no... seguro se le hizo tarde —rápidamente encontró una excusa para que el rubio no lo mirara con lástima.

—Claro, ¿también ayer? ¿y hace dos días? ¿y las veces que ha estado cancelado las últimas semanas? ¿Debo de recordártelo siempre? —no tenía nada en contra de ella, pero Joyner detestaba ver a su amigo sufriendo por alguien que no mostraba interés en el esfuerzo de Charlie, dejando de lado lo romántico, sino la amistad que estaba pasando por alto. Martha a su vez había plantado al Caos en varias reuniones, y la mayoría ni siquiera se había acordado del error que cometió, que jamás se disculpó y ellos no se lo hicieron saber, ¿para qué? No cambiaba nada —En verdad espero que valga la pena, Jeffrey —la situación era seria si Owen lo llamaba por su segundo nombre, algo así como Martha diciéndole Charles... ¡Mierda! ¿Por qué volvía a pensar en ella?

—Sabes que ella es mi único escape de... de todo.

—¿Entonces dónde está? —Owen extendió los brazos a sus lados, mirando alrededor —Tú siempre estás, ¿pero ella lo hace realmente? —con ese pensamiento en mente, se despidió reuniéndose con el resto de sus amigos, que lanzaron una mirada triste a Charlie antes de marcharse. Pero ahí no acaba todo, pues el ojiverde pronto obtuvo la respuesta que esperaba desde hacía un buen rato

Las risas de dos jovencitas resonaron por la puerta roja, y de ella distinguió dos cuerpos: uno de tez negra y cabello peinado a rastas con un bonito bucket hat de estampado de piñas, y una chica rubia con chonguitos y diversos tatuajes en sus brazos —Espera aquí —Bonny Martínez dejó de reír cuando divisó a Charlie. Caminó hasta él con una sonrisa no muy feliz —¿Buscas a Martha?

—¿Tan obvio soy? —preguntó cansino, dejando reposar su cabeza en el tronco; tanto tiempo ahí sentado le provocó calambres y dolor de cuello

—Un poco —admitió ella sintiéndose mal por él —Charlie... ella se fue desde hace más de dos horas. 


𝑷𝒐𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆 | charlie gillespieWhere stories live. Discover now