Epílogo

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No hacía falta decir cuántos años pasaron separados, porque fueron muchos

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No hacía falta decir cuántos años pasaron separados, porque fueron muchos. Tampoco era necesario decir si hubiera lágrimas, risas, silencios incómodos o todo surgió de la misma manera en que inició: sin saberlo.

Quizás en alguna otra vida no sería igual. Quizás le tocaría a Hinata aparecer en su vida si que lo pidiera, pero Kageyama sabía que sería mejor de esa forma. No todo el mundo tiene la suerte de conocer a su alma gemela y poder mantenerla a su lado. Era un sentimiento nuevo que no era posible describir, la mayor parte de las veces.

Lo único que Tobio sabe, es que posiblemente sea su último aliento. El cuerpo se siente pesado, pero a la vez tan liviano que es difícil moverse. 

Pero, a diferencia de lo que pensó alguna vez, no le tiene miedo. 

Está en su casa, rodeado de recuerdos, dulces y amargos, de tantas cosas que significan su historia con el Omega, que posiblemente no pediría cualquier otro lugar. 

Además, ya quería irse. Fueron años difíciles estando lejos de alguien que se adelantó, incluso en la muerte. A pesar de que el tiempo pasó rápido, ¿será posible ser impasible ante su recuerdo?

No lo era, pero cuando cerró los ojos y no pudo abrirlos, vislumbrando una luz cegadora comenzando a tomar forma, al fin se sintió tranquilo. 

Podía verlo de nuevo, tocarlo de cerca y poder sentir ese calor que únicamente Hinata podía brindar cuando estaba cerca.

El tiempo no estaba de su lado, pero por un momento fue bueno pensar que sí.

F I N

El chico de los laureles [Omegaverse | KageHina]Where stories live. Discover now