Extra: Capítulo 31

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Kageyama estaba en celo. Desde que abrió los ojos y notó la ausencia del Alfa, pero detectó el picante aroma del chico lo supo, dividiéndose entre ir o no.

«Su Alfa estaba en celo»; era el pensamiento que comenzaba a gobernar sus instintos Omega. Podía sentir el tirón que daba el chico al vínculo que tenían. Era reciente, demasiado si es que se ponía a pensar en ello, lo que hacía que fuera una misión imposible tratar de controlar ese impulso por seguir las órdenes que eran mandadas a través de el.

«Ven aquí. Te necesito»; era lo que le daban a entender el llamado necesitado que estaba dando el Alfa.

Dios, sentía su interior calentarse a la vez que las puntas de los dedos de sus pies se retorcían a la expectativa. Sabía lo demandante que podía ser un Alfa en celo. Sabía que era peligroso, en muchos sentidos, cuando nunca habían hablado de esto por el cabeza dura de Kageyama, lo sabía y a pesar de eso...

A pesar de eso su cuerpo no podía evitar temblar por la ausencia del Alfa.

Lo necesitaba. Y sabía que Tobio también lo hacía.

No sabía por qué es que el chico había decidido ir a su propia habitación en lugar de quedarse a su lado, pero no tenía la cabeza para pensar en eso cuando todo su interior comenzaba a arder lentamente, causando que su respiración se hiciera mucho más rápida e irregular.

Su Omega interno rogaba ir a buscarlo. El olor casi imperceptible que tenía su habitación por haber pasado los últimos meses durmiendo con Kageyama en el cuarto del guardia hicieron que se arrepintiera de esa decisión.

Necesitaba algo, cualquier cosa, no importaba lo que fuera, quería algo que tuviera el aroma del Alfa. Lo quería tanto que maldecía a su lado racional por evitar que se moviera, odiaba con toda su alma en ese momento que le fuera imposible levantarse de la cama e ir a la habitación de Kageyama.

Mierda, lo quería. Sus instintos estaban comenzando a ganarle a su cabeza y esperaba con ansias que eso sucediera. Necesitaba con tanta fuerza que en ese momento su lado Omega se hiciera presente.

Poco a poco, el calor corporal comenzó a confundirlo. Todo se sentía tan caliente, su cuerpo estaba tan sudoroso hasta el punto que Hinata pensó que había comenzado su rutina. No cuando el tirón en el vínculo se estaba haciendo cada vez más, más y más exigente.

«Ven aquí. Debes ayudarme con esto y sabes que también lo necesitas».

No podía controlarlo. Había olvidado por completo la sensación de necesitar estar completamente lleno durante un celo, ese sentimiento desesperado por lograr un nudo y el deseo de querer complacer a su Alfa.

Ronroneó ante la idea, apretando las colchas bajo sus dedos. Quería levantarse e ir a buscarlo, pero todo se sentía tan confuso que a duras penas era consciente del calor de su cuerpo. Gimió de frustración, cerrando los ojos para intentar calmarse.

El chico de los laureles [Omegaverse | KageHina]Where stories live. Discover now