El chico de los laureles [Omegaverse | KageHina]

18| "You give me a reason to run from the fire"

No todos los capítulos tienen canciones. Por favor, evitar dar spoilers si has leído la historia en su anterior publicación.

Toda la semana la necesidad de buscar a Hinata había estado presente. Acompañarlo, ver como estaba, esos pensamientos rondaron su mente más tiempo del que iba a admitir; y a pesar de no ser un experto cuidando de las personas o teniéndoles paciencia, podría hacer un esfuerzo.

Los resultados de los exámenes aún no estaban listos, así que el motivo del malestar del Omega aún era un misterio. Buscó una manera de huir de sus responsabilidades, las cuales habían aumentado en las últimas semanas, pero se convenció de que no tendría manera de hacerlo y pasar desapercibido.

Estaba más irritado conforme el tiempo pasaba y no sabía del estado de Hinata. Y seguía sin comprender el porqué sentía que debía estar a su lado, pero no le dio importancia. Después de todo, la salud del Omega iba primero. No podía perder de vista eso.

Estaba mucho más insoportable de lo normal con sus compañeros. Así que cuando Daichi apareció en la puerta de su habitación después de su turno, pensó que iba a recibir un reproche por su actitud de los últimos días.

Estaba preparando una disculpa, hasta que notó la sonrisa decorando el rostro del Alfa. No comprendió al inicio y siguió unos segundos así hasta que el chico le dijo el motivo.

—¿En serio? —no pudo evitar preguntar, sorprendido.

—Sé que es repentino —admitió, encogiéndose de hombros—. Pero me llegó la noticia hace unos minutos.

—Es extraño.

—Sí —se cruzó de brazos, extendiendo el sobre en su dirección—. Pero ahora depende de ti si vas a aceptar el puesto como guardia de Hinata.

Tomó el sobre entre sus manos, observándolo como si fuera un objeto preciado y no evitó sentirse emocionado con eso. Pudo escuchar a Daichi soltar una risa, como si esa era la reacción que esperaba.

—Ve a cumplir con tu deber —se acercó, haciendo que Kageyama levante la cabeza—. No hay nadie en la habitación de Hinata en estos momentos, así que puedes ir y decirle la noticia tú mismo —puso una mano en el hombro del menor, sonriéndole—. No te contengas. Es algo que les da más tiempo.