El chico de los laureles [Omegaverse | KageHina]

30| "We should open up before it's all too much"

No todos los capítulos tienen canciones. Por favor, evitar dar spoilers si has leído la historia en su anterior publicación.

No sabía que estaba haciendo, si es que podía ser sincero consigo mismo. Estaba intentando desesperadamente mantener su mente ocupada, cuidando del invernadero, aunque ya no necesitaba mucho de él ayudando en la casa o simplemente paseando por la casa con Yachi.

La conversación con Mitzuki había abierto un poco una herida que estaba cicatrizando con el tiempo. Quizás no fue el momento perfecto, pero al menos estaba seguro de que no tenía que preocuparse que volviera a abrirse.

Sin embargo, Hinata no estaba del todo bien. Necesitó ser consolado y se negó a decir una palabra. Incluso quería un respiro de pasar mucho tiempo con Kageyama, a pesar de que sabía que eso era lo que realmente necesitaba.

Y no porque la mujer le hubiera dicho algo malo, no. De hecho, había sido bastante tranquilo, queriendo arreglar los pequeños cabos sueltos y algunos baches que habían tenido en su relación desde un primer momento.

Pero le había afectado y eso no podía negarlo.

Y sabía. Hinata sabía a la perfección que estaba empujando casi al límite de su molestia y preocupación al Alfa que (hasta el momento) ha respetado su deseo de tener espacio. Pero, es que, Shoyo no sabía qué hacer.

Hace unos días, Atsumu había salido de la casa sin decir nada. Le sorprendió un poco, no lo iba a negar, pero ese ya no era su problema. El olor que emanaba el Alfa le confundió, por lo que pensó preguntarle a Mitzuki si todo iba bien, pero tampoco tenía que meterse ahí.

Cabe recalcar que Yachi estuvo a su lado en ese momento y fue su voz de la razón.

En su lugar, se despidió de la rubia y fue hasta el invernadero. Estaba buscando las flores que, valga la redundancia, estaban por florecer cuando escuchó la puerta detrás de él abrirse.

Se sorprendió un poco, por lo que no supo si debía o no voltear. Una vez lo hizo, encontrándose con los ojos claros de Mitzuki, se tranquilizó... a medias.