Beso

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Victor era de esos hombres que tenía que sentirse muy bien y estar bien excitado como para soltar un gemido, y uno como el traicionero que salió de sus labios. Sus dedos se aferraron a aquella piel suave de los muslos alrededor de su cadera y apretaba sus ojos.

-Eres lindo…panquecito- escuchó un susurro contra su cuello donde había una lengua que no paraba de lamer la vena palpitando y unos colmillos que pinchaban pero no penetraban por completo la piel. Una real tortura

No podía creer que solo por eso estuviera tan duro que parte de su abdomen estaba mojado de su propio líquido preseminal.

-Te dijo…que no me…llamaras panquecito- protestó con los dientes apretados al vampiro que lo tenía contra la cama y que se había subido en su regazo. Sentía la cadera de Jinsu moverse a medida que lamía su cuello de adelante hacia atrás estimulando se miembro erecto entre sus muslos. Estaba seguro que lo estaba haciendo adrede, sobre todo cuando lamió su garganta hasta su barbilla- Demonios, por qué eres tan poco racional-

Ante sus palabras vio a Jinsu levantarse sobre él sobre sus brazos. Otra vez aquella abrumadora imagen. Sus ojos rojos sin iris, venas en los bordes de su rostro, sus labios hinchados mostrando sus colmillos largos y blancos, incluso su marca del cuello que lo denotaba como su amo brillaba en la oscuridad de aquella habitación.

Ya entendía el por qué no era para nada racional. Jinsu en ese momento solo era instinto primitivo y crudo. Un depredador domando a su presa. Y esa presa era él.

Pero por increíble que le pareciera esta vez Victor no tuvo miedo, más bien, la expresión de su amo solo lo calentó aún más y se estremeció. ¿Qué era ese placer abrazador que lo envolvía? Dios, era mejor que cualquier sexo que hubiera tenido y apenas lo estaba tocando.

Acaso era ese olor suave y dulce que inundaba la habitación. Él no compraba ambientadores. Los olores artificiales que solo le gustaban eran los de los perfumes de altísima gama. Y entonces recordó que Eugene le había comentado una vez este fenómeno.

Se rompió la cabeza pero ahí estaba. Una arma que tenían los vampiros para poner de rodillas a sus esclavos sin poner un dedo sobre ellos. Un olor característico de cada uno que aumentaba el flujo sanguíneo para que su esclavo le diera toda la sangre en su esplendor.

Y el desgraciado de Jinsu lo estaba usando en él.

Aunque se dio cuenta que no parecía que fuera de manera consiente. Jinsu se comportaba como una bestia, tocándolo y lamiéndolo. Tomándose su tiempo para disfrutar de su presa y al parecer pretendía tomarse toda la noche.

-Termina de una puta vez- le replicó doliéndole su miembro. Quería correrse y eso lo ponía de mal humor.

En cambio Jinsu inclinó la cabeza como aquel que no le importara lo que dijera y simplemente lo agarró de la barbilla con fuerza y la corrió hacia el otro lado. Acto seguido un dolor cegador lo recorrió y la vista del humano casi si vuelve blanca. Apenas tuvo tiempo de procesar lo que ocurría mientras abría la boca y soltaba un jadeo tras un fuerte orgasmo que lo atacó. Jinsu había enterrado los colmillos hasta la encía. Profundamente. Donde la sangre brotó en dirección de la garganta del vampiro, alimentándolo.

Las uñas de Victor se enterraron en la piel de los muslos de su amo y estaba seguro que había lastimado una de sus heridas pero en ese momento como le iba a importar, su orgasmo se alargaba peligrosamente. El dolor se había transformando en otra cosa devastadora. Un placer abrumador peor que antes y no pudo evitar que todos los músculos de su cuerpo desnudo se marcaran visiblemente ante la tensión que lo recorrió.

Apretó sus dientes para no gemir pero era difícil. Había luces danzando en sus ojos y su fuerza estaba disminuyendo. No podía moverse, no podía oponerse. Se sintió agotado mientras las olas del orgasmo cesaban, aunque su erección no y la excitación solo tuvo un leve deje de alivio. No podía pensar, solo podía, por el momento, entregarse completamente al vampiro sobre él que tomaba su sangre enganchado a su cuello.

-Jinsu- le gruñó gravemente solo oyendo como la garganta del vampiro sonaba tras los tragos de su sangre.

Era una mezcla extraña de sensaciones abrumadoras, placer, lujuria, dolor, confusión, ansiedad. Demasiado para alguien que siempre mantenía todo lo que le rodeaba bajo control. Maldijo cuando su cadera se levantó inconscientemente  y su erección se frotó nuevamente con fuerza con el abdomen plano del vampiro. Podía haber acabado de tener un orgasmo pero no estaba del todo satisfecho. Aún estaba dolorosamente duro. Estaba seguro que mataría a Jinsu cuando lo dejara libre.

Las manos de su amo se desplazaron por su pecho comenzando a tocarlo y arañarlo con sus uñas y eso solo hizo que el cuerpo de Victor protestara más. Nunca había estado en una situación así ni tampoco se imaginó que lo estaría. Para él el sexo se limitaba a la penetración y la busca de placer pero donde el mismo tenía que hacer lo suyo para lograr los resultados esperados. Pero esta vez era diferente. Apenas si se movía y el placer era multiplicado por diez y seguía aumentando.

Pero…por supuesto, por muy bueno que fuera, había algo que a Victor no le gustaba y eso era ser el sumido de la relación. Le gustaba tener el control. Y al parecer tenía que poner las cosas claras porque se le estaban yendo de las manos.

Así que utilizando toda la fuerza que pudo reunir levantó su pesado brazo y agarró en un puño el pelo de Jinsu y tiró. Los dientes saliendo de su cuello bruscamente le dolió desgarrando la piel. La sangre comenzó a correr por su cuello pero la mirada de Jinsu se había desplazado hacia la de Victor y esos ojos rojos lo fulminaron. No le había gustado ser interrumpido durante su comida.

-Ni pienses que puedes hacer lo que te venga en gana conmigo- lo reprendió el humano.

En cambio Jinsu se pasó la lengua por sus labios llevando consigo la sangre que quedaba sobre ellos y…sonrió.

Con un rápido movimiento se enderezó sobre su esclavo y tenía la mano de Victor entre las suyas. Fue tan rápido que Victor apenas se dio cuenta o no sabía si era porque estaba débil. Y con esa sonrisa felina el vampiro abrió su boca lamió las venas en sus muñecas sin romper el contacto visual. Lo estaba provocando.

Victor intentó liberarse pero el agarre era fuerte y las muestras de pelea por parte de él parecían entretener a su amo. Eso lo molestó más. Jinsu conforme con lo que había logrado enterró los colmillos en sus venas y lo sintió gruñir.

Lo estaba mordiendo fuerte. Necesitaba sangre, mucha sangre. La quería, la ansiaba y era tan deliciosa que era adictiva. Y solo rompiendo bien la piel podía llegar a ella sin problemas sin tener en cuenta las consecuencias de sus mordidas. Ahora solo reinaba su instinto de supervivencia y esta era comer y saciar su deseo primitivo.

Victor se mareó incluso estanco acostado. Jinsu estaba bebiendo mucho de él. Quizás ni siquiera su producción de sangre sería capaz de ayudarlo en ese momento. Pero desde su perspectiva donde por primera vez podía ver como el vampiro joven tomaba sangre, podía decir que era una imagen indescriptible.

La forma en que sus labios se pegaban a su piel, el brillo que adquiría sus mejillas y sus ojos, como la lengua se movía acariciando la piel lubricándola con la saliva. Era algo…irreal y se quiso golpear por estar pensando que no era nada desagradable como decían muchos. Si ellos fueran los que estuvieran siendo mordidos no dijeran tanta mierda.

Las mordidas de los vampiros era tener un orgasmo o estar rayando en uno garantizado, como ahora donde sabía que si Jinsu se movía estratégicamente lo haría correrse de nuevo. Aunque este no lo hizo. Jin soltó su muñeca y se relamió los labios.

-Si ya terminaste de una vez bájate- Victor jadeó casi sin fuerza- Tengo trabajo mañana y no tengo intenciones que me ma…-

-Cállate- Jinsu se había inclindo sobre él, le agarró el rostro con fuerza y…

Victor nunca se esperó que Jinsu lo besara.

¿Cómo creen que reaccione Victor al beso?

Esclavo por equivocación (vampiros)®Where stories live. Discover now