— ¿Qué dijiste?

— Que me hago una leve idea, porque si es así como te tiene... ufff. Mi adorable hermano Kim Taehyung ya fue casado, o quizás... ¿me equivoco?

— Depende... quizás sí... quizás no. Incluso... quiero ver.

— ¿Qué situación?

— El rumbo de la relación... él es muy joven para comprometerse conmigo. Quiero que disfrute su juventud, si lo disfruta conmigo, mejor.

— Ah bueno... pero Taehyung, ya vas por los cuarenta.

— No hay prisas. Además, de qué edad me hablas coca cola, el que debería preocuparse más debes ser tú, que ni novio conseguiste— golpeo su hombro y el solo atina a reír. Mas, su semblante cambia y acota.

— Tonterías, por cierto mi hermanito, gran dicha que tendremos de conocer al dueño de Toyota. Aquí, entre nos, ¿alguna vez te imaginaste que nuestra competencia iba a ser nuestro mejor aliado?— el brillo extasiado de sus orbes me demuestra que así como yo, está ansioso por conocer al socio de Kyota.

— Así es... no olvides la reunión de asociados y accionistas que tendremos en el salón de eventos como work meeting. No quiero a esos buitres rondando por nuestro hotel ni en nuestras acciones. La prensa mermelera no nos favorece, hemos ascendido y consolidado como Marca Corea sin necesidad de estas plagas. Los Kim se mantienen al margen. Bien acreditado está nuestro apellido aquí, Corea del Sur. Pululará este apellido en cada rincón del país, pero ninguno como el de nosotros, somos legión y estilo.

Sonrío orgulloso de nuestros logros. Mi hermano vuelve a palmear mi hombro, mas su mirada que escruta y traspasa mis pupilas, ocasiona que lo empuje en el sofá. Mis piernas tirando de la suyas.

— ¿Qué te pasa cabrón? esa mirada inquisitiva es muy escandalosa. Si deseas acotar algo, solo escúpelo. No me andes inspeccionando como idiota— jalo la corbata de su cuello y tiro bruscamente, misma donde la respiración empieza a faltarle.

— N-no como-

— ¡Habla insolente!— amago tirar con más fuerza su corbata, mas su puño me desestabiliza y caigo en el piso de mármol.

— No soy tu hembra cabrón. La próxima que hagas esto, te dejo sin tu bonito rostro— su zapato de cuero fino se hunde en mi rodilla y chillo de dolor airosamente.

El alivio que siento es inmenso cuando papá hace acto de presencia y separa al gigantón de mi precioso cuerpo.

— ¿Qué les pasa rosquetes? Ni la casa respetan— su bastón separa nuestros cuerpos que ya estaban en posición de lucha y nos desplomamos arrodillados delante suyo— después de más de medio año que mis hijos insolentes no vienen a verme y lo primero que hacen es entrar en una pelea de críos, cuando ya tienen pelotas de futbol y no bolitas de ping pong. Tremendos con pelos bordeando los 40 años.

Namjoon y yo compartimos mirada cómplice por lo dicho y rompemos en risa. El bastón de papá nos taladra como si fuéramos un pedazo de madera, mas nuestras risas se convierten en pequeñas lágrimas producto de la conmoción.

Cuando el Sr. Kim Tan detiene su bastón, ambos nos levantamos y cargamos en mimos y cariñitos a nuestro progenitor. Nos embriagamos en su fragancia holística de granos de café y hojas de olivo.

— Que rico huele usted Sr. Tan— besamos sus hebras grises— te extrañamos tanto tanto tantooo... papá— él sonríe feliz y con un ligero polvito rosado entre sus mejillas.

— ¿Así es? Pues, no parece— esquiva su rostro cuando amagamos darle besucones en las mejillas. Refunfuñamos por su accionar.

— Tal parece que papá no nos extrañó, cuando la costumbre de encariñarnos con el bastón aún sigue vigente, que ni las muestras de amor acepta— formamos pucheros y berrinchamos por segundos su esquivo, sin embargo, retomamos los cariñitos, y esta vez obsequiamos nuestras mejillas para adquirir besitos, aunque son palmadas un poco ásperas que nos concede.

¿𝚂𝙴𝙶𝚄𝚁𝙾 𝚀𝚄𝙴 𝙼𝙴 𝙰𝙼𝙰𝚂? ➴ 𝚅𝚔𝚘𝚘𝚔 ➶Where stories live. Discover now