ix. Vacaciones en Roma

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Alysa necesitaba vacaciones urgentemente, pasar tiempo con los dioses era estresante y por más que Apolo intentaba calmarla, la suerte no estaban de su parte

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Alysa necesitaba vacaciones urgentemente, pasar tiempo con los dioses era estresante y por más que Apolo intentaba calmarla, la suerte no estaban de su parte.

Luego estaba el tema de su padre y su tío...

Ares había acompañado a Fobos y Deimos a Esparta, buscando alguna de sus miles de armas perdidas, y cuándo había vuelto al Olimpo estaba solo. Parecía ser que Gea se las había ideado para recluírlos en una estatua...

"Te ofrecí una alternativa Alysa Stein, pero ahora vas a caer."

Gea se lo había advertido, le había dicho claramente que iba a lamentarlo, y ya lo estaba haciendo.

No podía evitar culparse, al fin y al cabo, Fobos y Deimos sólo estaban presos porque Gea quería devolverle la jugada.

— Sabes que no es tu culpa, ¿no?

La tranquilidad que la muchacha mantenía en aquel momento, tumbada sobre aquel campo de margaritas, con su cabeza apoyada en las piernas del dios del Sol, se gue perturbado poco a poco.

— Gea quería devolvérmela por no aceptar ponerme de su parte, claro que es culpa mía.

— Alysa, a veces hay cosas inevitables, si te hubieras aliado con Gea, todo sería mucho peor.

— Pero mi padre y el tío Deimos...

— Tu padre y Deimos no querrían que te culparas, y me matarían si yo dejase que lo hicieras.

Una serie de aurae, las ninfas del aire, se acercaron a los dos muchachos, haciendo una reverencia ante ellos.

— Señorita Stein, ya estamos preparadas para acompañarla al campamento romano.

Alysa asintió, levantándose del suelo y sacudiendo su ropa. Luego, se acercó a la ninfa, pero antes de coger su mano, para teletransportarse, se giró por última vez hacia el Dios del Sol.

— Sobre lo que me dijiste hace varios días, lo de que querías otra oportunidad...— la chica sonrió ligeramente—. Te concederé una si aún lo deseas.

— ¿Lo dices en serio?

— Si, últimamente te has convertido en el único motivo por el que no me desmorono, y he de reconocer que, por mucho que me pesase, nunca dejé de quererte.

La semidiosa tomó la mano de la ninfa, esfumándose en un halo de polvo antes de que el hombre pudiese responder.

Por otra parte, Alysa apareció en el medio y medio del templo de Júpiter Óptimo Máximo, dejando a Octavian un poco confundido.

En el Campamento Júpiter, Alysa era conocida como la sacerdotisa de Fobos, y aunque tenía unas cualidades evidentes para la lucha, no las empleaba demasiado.

—¿Qué haces tú aquí?

— También me alegro de verte augur Alysa le echó una mirada mordaz al legado de Apolo—. Vengo en misión diplomática, me quedaré unos días.

Por supuesto que no le iba a explicar a aquel mentecato su verdadera misión, él era capaz de hacer un trato con la misma Gea solamente para deshacerse de ella.

— No le ha llegado ningún mensaje tuyo a la pretora, las normas decretan que deberías avisar.

— Las normas pueden chuparme un ovario— Alysa arqueó una ceja, cruzándose de brazos—. ¿Acaso deseas enfrentarte a mi augur? Te recuerdo que a diferencia de ti, no soy un legado, y mi padre no se sentiría muy cómodo sabiendo que intentan subestimarme.

— Sigue tu camino sacerdotisa, las puertas siempre están abiertas para ti.

— Esa respuesta esperaba, querido.

Alysa salió del templo, dirigiéndose a buscar a Nico DiAngelo, pues la última vez que habían hablado, el hijo de Hades le había dicho que estaría en el campamento romano.

Lo que sí, no se esperaba para nada encontrarse a Percy Jackson allí, suponía que tardaría más en llegar. Pero se encontraba en aquel lugar, junto a Hazel Levesque, Frank Zhang y Nico DiAngelo.

— ¿Interrumpo algo?

Los tres semidioses se sobresaltaron al escuchar su voz, girándose lentamente, hasta observar la silueta de la muchacha en la puerta.

— No pongáis esas caras, al final voy a acabar pensando que me detestáis tanto como Octavian...

— No pongáis esas caras, al final voy a acabar pensando que me detestáis tanto como Octavian

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𝗔𝗱𝗼𝗿𝗲 𝘆𝗼𝘂Where stories live. Discover now