Conóceme sin miedo

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Yelaím llegó tarde, no podía creer cuanto tiempo le había llevado el hacer su tarea, no la había terminado, pero esperaba que el domingo en la tarde después de su turno la pudiera terminar. Así que cuando entro no reparó en la presencia de Brandon y menos en la del amable alfa.

—¡Rayos si ese oso sigue con ese semblante de mal humor nos va a espantar a los clientes!, Ginebra se quejaba mientras lavaba algunas tazas.

Ajustándose el mandil pues hoy a Yelaím le tocaba servir sonrió a su amiga, —No me fijé.

Ginebra puso los ojos en blanco, -—el tipo casi te come con la mirada cuando entraste.

Tomando su libreta y su charola Yelaím camino al mostrador, —pues no tengo idea de por qué me miraría de esa forma.

Brandon se levantaba de la mesa que había ocupado con Khalé cuando Yelaím salió para limpiar las mesas, por fortuna no había gente sino hasta dentro de una hora más, lo cual le daba bastante ventaja si es que decidiera tomar el consejo de su amigo.

Con paso resuelto Yelaím caminó hasta la mesa que desocupaba el enorme oso, mientras a cada paso pedía a todas las fuerzas del universo que el valor no le faltara, —buenas tardes Brandon, la voz de Yelaím era calmante como un bálsamo para Brandon, ese solo saludo le dio bastante ánimo, los el muchacho no se rehusaba a dirigirle la palabra, considerando eso una victoria.

—Hola, Brandon observaba con que agilidad Yelaím tomaba las tazas y pasaba la franelita en la mesa sin dejar caer alguna migajita, sintiéndose un espectador torpe Brandon extendió la mano,— déjame ayudarte.

Yelaím levanto la mirada observando que el agrio oso tenía una mirada más ceñuda que de costumbre.

—Mira por lo que sucedió en la noche, Brandon empezó a hablar sintiéndose más inseguro que si estuviera delante de alguna deidad, —yo te aseguro.

Pero Yelaím levanto la mano interrumpiéndole, —no tienes que decir algo, yo no te conozco y no somos amigos.

Brandon sintió la ira bullir, ni siquiera estaba cerca de explicarse y este muchacho ya lo enviaba de paseo, así que teniendo la mano de este cerca la sujetó, —no somos amigos, es verdad, no somos conocidos, eso también es cierto pero, Brandon miro aquellos ojos de colores diferentes,—quiero conocerte y que me conozcas, yo no tengo relación con César Brito, solo cogimos una vez y fue cuando recién llegaste a la ciudad, por favor dame una oportunidad, puedes preguntar a cualquiera en la manada, no soy ese tipo que juega a dos bandas, por favor, los ojos suplicantes de Brandon eran tan expresivos, parecía un cachorro pateado. Yelaím vio la fuerte mano que lo sujetaba, mientras pensaba en la propuesta del gran oso, de la cocina se escuchó a ginebra salir y a otros compañeros que estaban alerta pues desconocían lo que sucedía con los dos hombres y todos agradecían que no hubiera comensales por ahí viendo la extraña escena.

—Está bien, después de salir nos podemos ver, Yelaím no sentía miedo, a pesar de lo amenazante que parecía Brandon a los ojos de los demás Yelaím pudo ver que en realidad el gran oso estaba suplicando por una oportunidad para explicarse.

Brandon soltó poco a poco aquella mano que para nada era femenina pero que era suave al tacto y cálida.

Brandon se sentía feliz de una forma infantil, tenía una oportunidad y no la echaría a perder.

—¿Qué acaba de suceder?, Ginebra miraba curiosa a su amigo que acomodaba las tazas y platos en la repisa.

—Solo platicábamos Brandon y yo, Yelaím no dejaba de moverse y tampoco podía dejar de sentirse feliz por la actitud del oso.

—¿Brandon?, la ceja de ginebra se levantó de forma suspicaz.

—Escucha Ginebra, el tipo me gusta, no lo conozco pero hemos coincidido en el súper y en esa ocasión le invite a cenar.

En las garras del amor, Libro 1 saga cambiaformas enamoradosWo Geschichten leben. Entdecke jetzt