|| Prologo.

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Louis Tomlinson, 11:24 pm.

- No tan controlado. ¡No dobles las rodillas! -grito el maestro una vez más, y Louis se dedicó a corregir lo que su autoridad le pedía. - ¡Levanta más esa pierna! ¡TU ROSTRO, CAMBIA TU MALDITA EXPRESIÓN!

El castaño aun estando severamente cansado, estaba dando todo lo que podía. Le faltaba el aire, el corazón le latía al mil por hora y sus piernas estaban débiles. En serio que trataba de cambiar su rostro a una expresión nostálgica y alegre a la vez, pero le estaba costando.

- ¡ESTIRA MAS TUS BRAZOS! -grito nuevamente el hombre presionándolo más. - ¡SIENTE EL PERSONAJE, SIENTE EL MALDITO PERSONAJE LOUIS! -este siguió con la rutina y dio una vuelta en al aire para después seguir con los giros. - ¡PON ESOS PIES EN PUNTA! ¡NO DOBLES LAS MALDITAS RODILLAS! -el castaño sentía una fuerte presión en el pecho que le impedía respirar, jadeaba desesperadamente por aire y tenía esa necesidad de parar de bailar, pero no podía hacer eso.

El hombre negó varias veces frustrado y alzo su mano para que el técnico detuviera la música. Esta paro en segundos y Louis se detuvo aliviado, llevándose una mano al pecho.

Su respiración se encontraba acelerada, se sentía mareado y el dolor de sus piernas amenazaba con tirarlo al piso. El maestro se le acerco y el miedo invadió cada parte de su ser. Sabía que lo estaba haciendo mal, sabía que no le estaba dando lo que su maestro quería ver, pero ¿cómo podía hacerlo bien, si no había descansado ni un solo minuto desde ya hace tres horas?

-¡Tus pies no están en punta, no te estas moviendo al ritmo de la música y estas haciendo los pasos mal! ¿!Que mierda estas haciendo?! -hablo el hombre con dureza, el menor sintió un dolor en su pecho y alzo su vista para mirarlo. - ¿Crees que alguien de Hollywood querría contratarte? -Louis bajo su rostro y negó lentamente. -Mírame cuando te esté hablando -ordeno tomando su mandíbula y jadeo por la brusquedad con la que lo tomaba. Se miraron a los ojos por algunos segundos en completo silencio. -Más te vale que ensayes toda la noche, Louis. Porque si mañana lo haces mal y tus pies no están en punta, te los romperé -El menor asintió con los labios temblorosos y sus ojos se le llenaron de agua.

Estaba cansado, tenía mucha presión encima y el cuerpo entero le dolía. No importaba cuanto esfuerzo y dedicación le mostrara a Jeff, él siempre le pediría más y nunca sería suficiente.

Se cubrió el rostro con ambas manos cuando no pudo controlar las ganas de llorar. Jeff suspiro pesadamente y tomo su escuálido cuerpo con demasiada fuerza. -En vez de llorar, deberías preocuparte por entretener, y no aburrir a los demás -Louis mordió su labio inferior y asintió sorbiendo su nariz. El hombre se alejó de él mirándolo con desprecio. -Vete, ya vi suficiente.

Louis no tuvo más que decir y camino apresurado hacia los vestidores. Cerro la puerta tras de él y se llevó ambas manos al rostro, soltándose en un llanto silencioso.

Era tanta presión la que lo consumía por dentro en ese momento, que tenía la necesidad de sacarlo todo. Corrió hacia los baños y una vez frente a la taza, presionó su estómago; metió sus dedos hasta el fondo de la garganta y dejo que todo saliera.

Esta compañía es una de las más famosas de baile en Doncaster, únicamente de hombres. Ahí se encontraban los mejores bailarines, y una vez que se graduaban iban directamente a Hollywood, para seguramente bailar para artistas o para presentaciones importantes.

Pero antes, tenían que pasar por los gritos, las presiones y humillaciones de un maestro en específico, Jeff. Él sabía perfectamente la debilidad de cada uno, así como también sabía quiénes eran los mejores bailarines, y entre ellos estaba Louis.

Keep DancingWhere stories live. Discover now