Detrás siempre viene la bestia.

Start from the beginning
                                    

—Un pequeño contrato que hice.

— ¿Ah? Creí haberte dicho que solo estaría aquí por una semana. —reprochó Kyle, sin mucho interés en lo ofrecido. —Por doscientos dólares.

— ¿Te perderás cien dólares cada semana? —preguntó Stan, divertido. Genial, ¿ahora quería actuar como un ejecutivo de alto rango? Debería romperle la cara, tomar el dinero y marcharse de ahí.

— ¿Por qué se bajaron a cien?

—Bueno, no es un trabajo tan difícil, además de que si te pagara doscientos mi padre sería un dolor de cabeza para mí. —Stan se encogió de hombros. —Como sea, estoy seguro de que lo que te paga el bar no ha de ser suficiente para todos los gastos.

—Prometiste doscientos. —rezongó Kyle.

—Eso es la primera semana, así que digamos que por ser tú, te di un trato especial. —sonrió.

Kyle se sintió asqueado al ver su sonrisa, no sabía si podía trabajar con Stan sin querer golpearlo, sin embargo, esos cien dólares podrían ser un gran alivio para sobrevivir, incluso podría comprar nueva ropa para Ike y Karen. Stan sonrió al ver el rostro dudoso del contrario, era una propuesta que no podía rechazar, por eso mismo le había pedido a Randy encargarse de eso a cambio de quinientos dólares.

Tendría dos meses para enamorar a Kyle de nuevo.

—Como sea, de igual forma hago cosas peores por menos dinero. —suspiró Kyle, tomando el contrato. Era una sola hoja de papel, donde venían las especificaciones de sus labores, que estaría trabajando bajo las ordenes de Stanley y que nadie además de él podría despedirlo. Incluso el hijo menor de los Marsh se encargó que su padre firmara. — ¿Tu padre sabe a quién estás contratando?

—Tal vez lo averigüe, tal vez no. —Stan se encogió de hombros, tomando el contrato ya firmado. —De igual forma, si el quiere despedirte, no podrá ya que ha firmado esto, tendrá que darte una indemnización bastante fuerte.

—Quisiera que me la diera de una vez. —musitó Kyle. —Como sea, iniciaré.

Mientras comenzó a abrir las primeras cajas, sintió la mirada de Stan clavada en su nuca, pendiente a cada uno de sus movimientos; ojalá el imbécil se percatara de las marcas que Craig le había dejado, ojalá le doliera y entendiera que su oportunidad se marchó cuando lo dejó ir.

—Muévete. —refunfuñó Kyle al verlo delante de él; joder, esa mierda de caja estaba pesada, ¿por qué estaba haciendo su puto movimiento ahora?

—No te ves bien. —dijo Stan, quitándole la caja de las manos. El pelirrojo la trabó entre sus brazos, impidiéndole que la retirara por completo. —Kyle.

—Eres la última persona que deseo que se preocupe por mí. —decretó, enojado. —Solo déjame hacer mi trabajo, Stanley.

—Estoy preocupado por ti. —continuó él, acercándose mucho más, lo único que los separaba ahora era la caja entre ellos.

—Deja de ser un pedazo de mierda, Stanley. —dijo Broflovski, casi divertido. — ¿Preocupado por mí? ¿Qué sigue? ¿Qué digas que estás enamorado de mí?

Stan se quedó callado, contemplándolo con preocupación, incluso alzó una mano para tentar el rostro contrario, cosa que Kyle evitó, ladeándolo.

—Si pudiera matarte lo haría. —los dientes de Kyle tronaron al decir eso. —Así que deja de fingir que tu y yo somos algo, Stanley. Nuestra amistad, al igual que mi amor por ti, está perdido.

Kyle quiso rodear al moreno, solo que este aprovechó que pasó a su lado para tomarlo por los hombros y jalarlo hacia atrás, provocando que se callera la caja de sus manos, tirando el contenido por el piso. Era una caja llena de relojes de mal gusto hechos de cerámica, los cuales terminaron partiéndose en pedazos.

¿Por qué lo llaman amor cuando se llama sexo?Where stories live. Discover now