La tentación siempre es más excitante que el miedo.

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Craig no estaba seguro de cuanto duraría esa pequeña emoción, pero una parte de él no quería que terminara hasta que estuviera por completo satisfecho. Lo cual obviamente no pasaría porque estaban en la escuela. Una de las muchas clases que compartía con Kyle era gimnasia, la cual a suerte no compartía con Tweek, Token o Bebe; la compartía con Clyde, pero él estaba más preocupado ligando con sus compañeras de clases (gracias a la usencia de Bebe) que de lo que estuviera haciendo él. Además, Clyde era su mejor amigo, le guardaría el secreto mientras él siguiera guardando los suyos.

Y lo más feliz que lo ponía eso era que tampoco esas dos molestias llamadas Cartman y Stan estaban ahí. El gordo porque se había inventado un permiso desde que ingreso a la preparatoria que le prohibía hacer ejercicio, y Stan porque estaba en otra clase.

Ese beso, joder, como era excitante. El desgraciado de Kyle sí que sabía besar, ¿sería gracias a Cartman? Ojalá no, porque eso le generaba mucha repulsión.

Gracias a que su profesor era un idiota que se la pasaba dormido toda la clase o comiendo, no se preocupaba por quién iba o venía en su clase, solo de que fingieran hacer algo. Por supuesto, Kyle siempre aprovechaba para irse a la bodega de colchonetas y balones, para aprovechar a dormir un rato, lo cual Craig aprovechó para ir donde él.

Desde el beso en la cafetería no se había podido quitar esa sensación electrizante que le recorría el cuerpo cada vez que lo recordaba. Había intentado besar con la misma intensidad a Tweek, pero el resultado no era igual, Tweek era dulce al besar, se lo llevaba tranquilo, disfrutaba el momento con calma sabiendo que nadie los interrumpiría. En cambio, Kyle parecía ser una bestia a punto de despertar cada que lo besaba, sus dientes mordisqueaban su labio, su lengua batallaba con la propia en busca del dominio total, él también disfrutaba el momento, no obstante, él lo gozaba como si fuera la última oportunidad que pudieran tener.

Kyle no emitía sonidos al besar, más que los que propia fricción de bocas provocaba, tampoco hacía otro tipo de caricias más que sostenerlo por la camiseta de deportes con fuerza. Craig sonrió entre el beso, después lamió sus labios y se separó.

— ¿Qué? —respondió Kyle, alzando una ceja.

— ¿Por qué te aferras de esa forma a mí? —preguntó, curioso. —No iré a ninguna parte.

—Agh. Cortas el momento. —rechistó Kyle, molesto.

— ¿Es así? —preguntó, tomando su barbilla. Los ojos vidriosos de Kyle le estaban diciendo que él lo estaba disfrutando tanto como él. —Lo siento, volveré a lo mío.

Volvió a besarlo, esta vez de manera más suave, sintiendo como sus labios eran atrapados con los suyos. La poca diferencia de altura era suficiente para que Kyle tuviera que alzar el rostro, y esto le diera mayor profundidad a Craig para introducirse más a fondo de su boca. Sin embargo, los besos no eran suficiente para ambos, querían ir más allá de eso. Algo en su interior se los pedía, que dejarán de preocuparse por todo y simplemente se dejarán llevar, que al final todo se arreglaría de alguna forma si alguien los descubría. Era incluso divertido pensar que alguien pudiera descubrirlos.

Craig fue el primero en ceder a ese deseo, metiendo sin temor las manos en la playera de Kyle, que se sorprendió al sentirlo, aunque no le reprochó. Él quería tanto eso como Craig. Con fuerza Kyle lo atrapó con sus manos, sobre su cuello; con Cartman él solía hacer eso, más que nada porque al castaño le encantaba abrazarlo por la cintura. Borró esos pensamientos de su cabeza cuando Craig quiso hundir sus manos en su pantalón también.

—Mierda, Craig, estamos en la bodega. —reprochó Kyle, sosteniéndole las manos. La mirada lasciva que tenía el contrario causó que Kyle se mordiera la lengua, joder, ¿por qué lo había detenido?

¿Por qué lo llaman amor cuando se llama sexo?Where stories live. Discover now