—¿Tú no recuerdas nada?

Dowoon sacudió la cabeza —. No, solo sé que he estado aquí desde un largo tiempo. Es un poco aburrido —dijo entre risas, luego miró a ambos lados del pasillo, acercándose a Taehyung como si estuviera a punto de decir algo secreto —. He estado queriéndote preguntar algo desde hace un buen tiempo.

—¿Qué cosa?

—¿Eres cercano a su majestad? —preguntó, haciendo que Taehyung se tensara más de la cuenta —. Es conocimiento básico que los Dioses se involucren con ángeles de la muerte durante su estancia en este lugar, pero nunca había visto a Yeomra comportarse de esa manera con uno.

—Oh, nosotros no… Solo somos compañeros.

Dowoon soltó una risa —. ¡No necesitas mentir! Oh, ¿es acaso porque te sientes temeroso de lo que puedan decir? Nada de qué preocuparse. A los espíritus de por aquí eso no les importa. Aunque muchos suelen ser muy entrometidos, ya sabes, todo es aburrido aquí.

—Ya veo...

—A lo que quiero llegar es que Yeomra solía dar mucho miedo —dijo el muchacho, simulando sentir escalofríos —. ¡Deberías haberlo visto! Era casi un milagro verlo sonreír. Lo he notado más relajado desde que llegaste, además sería muy ciego no darme cuenta que siente algo por ti.

Taehyung no respondió, porque no sabía que decir ante ello.

—Pareces ser la razón por la cual Yeomra está trabajando duro estos días. Es como si hubiera conseguido por fin una motivación para seguir con su trabajo final. Siempre creí que él se daría por vencido y decidiría renacer, dejando todos sus recuerdos atrás.

—Una motivación... —repitió, sintiéndose apenado. Debía verse como un completo imbécil estando ahí de pie con una ligera sonrisa pintada en su rostro.

—¿Qué es lo que traes contigo? —preguntó Dowoon de repente, con la misma efusividad de siempre mientras señalaba el objeto de madera que Taehyung traía consigo.

—Oh, una brújula —Taehyung alzó su mano y se la ofreció para que la observara mejor —. La he conseguido en...

La atención de Dowoon, en vez de estar sobre el objeto que el otro le mostraba, recayó en la quemadura que poseía en la palma de su mano y ladeó la cabeza, interrumpiendo a Taehyung en medio de su charla.

—¿Has tenido eso siempre?

Taehyung alzó una ceja —. ¿Qué cosa?

—Es extraño, parece reciente —el muchacho frunció más el ceño y con la mano libre tomó la de Taehyung para observarla más de cerca —. Los ángeles de la muerte están exentos de cualquier daño. No parece cicatriz de tu vida pasada. ¿Cómo lo has conseguido?

—Oh, ¿eso? Es una cicatriz, ¿por qué dices que no? —dijo Taehyung intentando sonar convincente.

—No parece —insistió Dowoon —. Luce como una quemadura, ¿será que la espada que te han asignado tiene un encantamiento extraño?

—Tal vez —murmuró Taehyung, demasiado incómodo al notar que el otro mantenía su agarre en su mano y fruncía el ceño —. Será cuestión de que hable con los otros chicos sobre ello. Nada de qué preocuparse.

—Sí, es mejor que lo discutas con ellos. ¡Nunca había visto algo parecido! —exclamó con sorpresa —. ¿Será que eres un ángel de la muerte especial?

Escucharon unos pasos a sus costados. Taehyung volteó su cabeza, temiendo que se tratara del otro juez, Junseo. Esos largos días, evitaba a toda costa toparse con él en los pasillos. Su mera presencia le incomodaba. No sabía si era por su gélido aspecto o porque siempre de dirigía a Seok Jin con desprecio.

Death God; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora