Capítulo 3

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Era fin de semana, Tzuyu veía tranquila caricaturas, incluso una niña educada desde casa necesita sus días de descanso de las agotadoras vocales, números y colores, sobretodo cuando llega la hora de escribir cada uno de ellos. Tomar el lápiz aún es frustrante, encontrar la posición adecueda tiende a ser dificultuoso, pero Dahyun ha tenido paciencia en ayudarla y corregirla. Quizás está algo atrasada para su edad, pero el haber estado escapando durante un año completo, la limitó bastante.

Pero quizás, lo que frustra más a la pequeña niña, sea que cada vez que pregunta por su mamá la respuesta sea: No volverá. Haciendo que la pared sea nuevamente víctima de violentos trazos y sus lápices pierdan la punta una y otra vez.

Sana no entendía de palabras tiernas, no las usaría, prefería ser directa y con la verdad por delante, y si Tzuyu le pregunta ochenta veces en un día acerca de su mamá, con ojos más amenazantes cada vez, la respuesta será siempre la misma de las pasadas tres semanas y en adelante: No volverá. Y para Sana, era mejor que Tzuyu se adaptara rápido a esto, pues si aquella mujer de lunares no se había mostrado aún, es que nunca más lo haría.

Pero siguen alerta, así que cuando la puerta indicó que alguien golpeaba, ordenó nuevamente que Dahyun y Tzuyu se marcharan a la cocina mientras ella lideaba con quien sea que fuera.

Abrió con seguridad, y el suspiro cansado de sus labios fue veloz.

— Ok, nueva oferta — La mujer pasó de saludar y entró directamente — ¡Tzuyu! ¡Ven aquí! — La niña volvió corriendo con Dahyun tras ella.

— Creí haberte dejado claro q-

— Tengo trabajo, estoy pagando un cuarto, ya puedo llevarmela — Sana rodó los ojos y Dahyun habló.

— ¿Quieres tenerla viviendo en un cuarto? ¿Quién la cuidará mientras trabajas? En serio, lo siento, pero sigue siendo descabellado, sin contar que te siguen buscando — La mujer rascaba su nuca, al parecer no lo había pensado.

— Puedo llevarla conmigo a la tienda donde trabajaré, y puede ir a la escuela durante el d-

— Está demasiado atrasada para ir aún — Revatió la pálida mujer.

— Pero podría enseñ-

— Basta — Interrumpió Sana — Te lo dejé claro la primera vez, no tengo problema en sacarte nuevamente de aquí

La mujer se desplomó y se sentó sobre el sofá como si fuera propio, Tzuyu abrazandola desde el cuello y mirando a Sana con ojos asesinos, molesta por el tono que estaba usando con su madre.

Y ahí estaban nuevamente, en sus ya comunes peleas silenciosas. A Dahyun por lo general le daba gracia verlas, conocía bien a su esposa y las cosas que se le dificultaban, su inmadurez y facilidad de ceder ante los duelos, pero contra Tzuyu... las cosas no parecían tan asimétricas.

Como toda niña, de vez en cuando debía ser regañada si era encontrada haciendo algo indebido, como intentar pintar otra pared, rehusarse a ser bañada, o dejar de lado parte de la comida. En todas estas ocaciones, si Sana estaba presente, esta no recurriría a los regaños suaves que usa Dahyun, ella diría en voz alta, una sola vez y con bastante fuerza lo que está mal, a veces resumiendo todo con un "Basta". Y Tzuyu siempre obedecería, a Dahyun le apenaba notar conductas de miedo cada vez que Sana levanta la voz, como retroceder unos pasos y colocar sus manos delante, pero la pequeña notó rápidamente que la mayor no la lastimaría, lo que le daba la ventaja para mirarla cuan enojada deseara.

Y se inducirían en algo como ese silencio actual, la niña y la mujer mirandose a los ojos, discutiendo con ellos, porque apredieron a suprimir sus emociones, a no dejarse ir, a sumirse en el shock, por bajo o alto grado.

— Ok, te lo ruego... — Habló al fin la mujer — Es mi hija, necesito verla, no aguanto estar más tiempo lejos de ella

El corazón de Dahyun tembló, miraba a su esposa tratando de encontrar alguna reacción. Ciertamente para ellas sería complejo entenderlo, no son madres, y no tuvieron buenas experiencias con sus figuras maternas o directamente no tuvieron, esto es un escenario raro, poco común, no lo comprenden.

— Piensa en la niña — Habló Sana.

— No le hará bien estar lejos de mí — Y era cierto, el agarre de Tzuyu lo confirmaba.

— Te encontrarán

— ¡Que no lo harán! — Subió la voz, luego respiró para tranquilizarse — Bambam estaba en eso, no yo, si me buscan es porque me quieren hacer lo mismo, pero aquí estoy a salvo como ustedes

— ¿Cómo te llamas? — Al fin preguntó Dahyun.

— Soy Mina, ahorrense sus nombres, todos en el clan se enteraron de su historia — Ambas mujeres mostraron sorpresa — Nayeon las buscó mucho tiempo, necesitaba dar descripciones, contexto... todos se enteraron

— ¿Cómo es que Jeongyeon nos encontró tan rápido?

— Se lo pedí — Habló Sana en dirección a su esposa — Siempre pudo hacerlo, sólo no lo hizo

— No estoy aquí para hablar de ustedes, estoy aquí por mi hija — Volvió a tomar la palabra Mina — Lleguemos a un acuerdo, por favor, sé que con ustedes está... mejor. Pero no puedo no verla

— Mami, mira

Los ojos fieros de Tzuyu se relajaron por un instante, es sólo una niña, se distrae fácilmente y la emoción de ver a su madre es superior a continuar su pleito con Sana. Tomó su libro para colorear y le mostró la última hoja, la cual originalmente estaba en blanco, pero ahora estaba decorada con un tierno dibujo (A ojos de Mina) de su rota familia. Bambam, Mina y Tzuyu en medio tomándolos de la mano.

Dahyun lo sabía.

Sana lo sabía.

Tzuyu necesitaba a Mina.

Y quizás Mina necesitaba el doble a Tzuyu.

Entonces Dahyun miró a su esposa, rogando con sus ojos, no sabe muy bien qué está pidiendo, pero confía en que Sana buscará una solución.

— Visitas — Habló al fin, luego de un largo silencio donde Mina admiraba el dibujo — No puede irse contigo — Se vieron a la cara — Sólo los fines de semana

— Todos los días

— Viernes y el fin de semana

— Todo el fin de semana y los otros cinco días desde que salga de mi trabajo — Sana sonrió sarcástica.

— Si ese es el caso, no tendrías que pagar un cuarto en otro sitio

— Oh, ¿Me aceptarías en tu cama?

— Ok, es suficiente — Dahyun se ubicó junto a su esposa — Basta de pelear, Tzuyu sigue aquí — Señaló — Sana, está bien, es su madre... — La nombrada bufó.

— Si nos metes en un problema, todo esto se cancela — Advirtió Sana.

— No soy tan bruta como tú, está bien

Sana presionó sus puños con fuerza, desvió la vista y se marchó a la cocina a por un vaso de agua, no era momento de explotar, menos aún cuando la acababan de llamar bruta. Dahyun dejó que Mina se quedara más tiempo, fue igualmente a la cocina a preprar algo para darles a ella y a Tzuyu, quien feliz mostraba sus trabajos con orgullo.

Mina sonrió de lado al cruzarse nuevamente con Sana, quien iba en dirección a su propia habitación. La mayor le dedicó una fría mirada que demostraba su enojo, la contraria sonrió más ampliamente, le recordaba a los berrinches de su propia hija.

Y hablando de Tzuyu, en la otra cara de la hoja en blanco, reveló un nuevo dibujo para enseñar a su madre, Mina ladeó la cabeza pues no logró reconocer quién sería. Era una mujer, estaba claramente enojada pues Tzuyu se esmeró en demostrar el seño fruncido, y de la mano estaba la misma pequeña, con un rostro serio.

— ¿Es...?

Tzuyu aún tiene dificultad con los nombres, y no sabe muy bien cómo llamarla, pero apuntó a la puerta de Sana.

Hurts: It still hurts! - Saida/2naWhere stories live. Discover now