Capítulo 2

320 37 10
                                    

Dos semanas había pasado desde que Tzuyu vivía con ellas, ocupando el mismo espacio e integrandose a lo que es su estilo de vida. Contaba con su propia habitación, Sana había pedido su casa para dos personas, pero la habitación vacía era ocupada usualmente como bodega. Ahora estaba decorada con borrones en la pared, garabatos sin sentido, pero que la pequeña niña se niega a borrar y con un manotazo advirtió a Sana de no quitar ninguno.

La mayor simplemente la dejó, Tzuyu no arruinaba el resto de sus paredes, era sólo su propio cuarto.

Su educación preescolar era opcional, así que el matrimonio decidió simplemente avanzar con ella desde casa, regularizar legalmente la adopción y luego comenzar el proceso escolar tradicional al siguiente año. Dahyun se haría cargo de aquello, no es como que Sana tenga paciencia para explicar cosas demasiado básicas a una niña, tampoco le interesaba hacerlo, pero su esposa le recalcó lo importante de esta labor.

A Dahyun no le había gustado la idea de dejar el trabajo, le quitaba parte de la libertad e independencia que tenía, o más bien, de la que le quedaba. Pero al ver a Tzuyu sólo puede recordar a Minju, cómo esta niña sólo necesitaba de apoyo para poder surgir, para que esos garabatos violentos en las paredes se transformen en trazos amorosos, que sus ojos dejen de estar enojados, que muestre una sonrisa.

Las peleas han disminuido, y esto da ánimo a Dahyun, los pocos encuentros se dan de noche y son principalmente acerca de discutir el futuro, pero Sana parece más calmada, es un paso.

Y quiere dar el siguiente, Tzuyu está coloreando en la mesa de centro su libro de dibujos, con un pequeño paquete de galletas al lado y un vaso de jugo. Sana ve el noticiero como es de costumbre, y Dahyun está impaciente por que termine, para tener algún tipo de interacción amorosa con su esposa en lo que parece una tranquila tarde.

Pero sus intenciones se ven frustradas por la puerta, todas estaban alerta. Sana a apagó el televisor y Tzuyu se puso en pie, siendo atraida de inmediato por Dahyun quien las guió a la cocina. Sana asumió la responsabilidad y caminó a la puerta, escuchando como los golpes se hacían cada vez más fuertes, poniendola a la defensiva, estaba lista para atacar en el caso de que fuera necesario.

Se preparó mentalmente y abrió la puerta.

Se encontró de frente a una mujer, parecía más o menos de su edad, un poco más baja, no del tipo amenazador y Sana bajó la guardia porque está segura que la contraria no tendría la oportunidad de lastimarla, sólo la sorpresa era evidenciada en sus ojos.

— Quién er-

Sana no pudo terminar y sus ojos se sorprendieron el doble al recibir un empujón, el cual la hizo desestabilisarse y moverse, dejando paso a que la mujer entrara con libertad a la casa.

— ¡Tzuyu!

— ¡Mamá!

La niña se escapó de los brazos de Dahyun para correr a la recién llegada, envolviendola en un abrazo mientras era cargada en el aire.

Sana cerró la puerta frustrada, pasando una mano por su cabello con la intención de calmarse, de buscar una solución. Para Dahyun tampoco fue dificil procesar lo que pasaba, un reencuentro, Tzuyu riendo por fin y una mujer desconocida abrazandola con todas sus fuerzas.

Nadie sería tan cruel para arruinar ese momento.

Bueno, Sana sí.

— Suéltala — Advirtió a su espalda de forma seria — Sino, llamaré a la policía — La mujer volteó, aún con su hija en brazos.

— Sabía que no eras muy inteligente, pero, si mal no recuerdas, es mi hija. La policía las arrestará a ustedes

— ¿Eres su madre? — Intervino Dahyun — Jeongyeon dijo que estabas huyendo, que acabarán contigo

— Me da igual, las llevo siguiendo un puto año como para que me la arrebaten — Bajó a su hija — Tzuyu, ve por tus cosas, nos vamos — La pequeña se fue veloz.

— Creo que no lo entiendes — Sana la tomó por la muñeca — No te la llevarás

— Oh, claro que lo haré — Con fuerza se soltó — El clan de aquí no me conoce, estoy segura, sólo buscaré un trabajo, casa y-

— No te la llevarás — Repitió en tono más alto Sana — Bambam pidió dejarla a nuestro cargo

— ¡Bambam está muerto, idiota! — Soltó con dolor y enojo, luego reparó en que su hija había vuelto — D-Digo, él... — Su hija perdió la sonrisa, una vez más.

Tzuyu ya lo sabía, lo había escuchado un millón de veces de la boca de Jeongyeon, pero el que su madre lo dijera de forma tan directa y fuerte, la hizo salir del trance.

— Por favor, se razonable — Habló Dahyun a la frustrada mujer — Aquí estará segura y nada le faltará, siento decirlo, pero eres un peligro para ella

— ¡¿Más de lo que ustedes dos lo son?!

— ¡Sí! ¡Más de lo que nosotras somos! — Gritó de vuelta Sana — No lo repetiré, te vas tú o te saco a la fuerza

— Quiero ver que lo intentes

Como Sana esperó desde el comienzo, no fue difícil sujetar a la mujer y sacarlas de su casa, sólo algunas marcas en sus manos debido a las uñas ajenas y sus oidos bañados en insolencias.

Tzuyu quiso seguirlas, pero la situación la sobrepasó, no lloraba, no gritaba, no había expresión, no había sentimiento. Ella suprimió todo, como mecanismo de defensa, simplemente lo dejó ir, era demasiado para procesar de una sola vez.

Sana entró a la casa nuevamente, notando como su esposa seguía intentando sacar del shock a la niña, suspiró, Jeongyeon tenía razón, se parecen. Sintió lástima, buscaba en su memoria una forma de actuar, algo que hacer, pues las palabras en tono dulce de Dahyun no lograban nada.

Se acercó con decisión y la tomó en brazos, puede asegurar que parece un peso muerto en ese momento, Dahyun simplemente la dejó hacer. Se dirigió al baño y con delicadeza, que por primera vez descubría, lavó el rostro de la pequeña niña, que de a poco pestañeaba ante la molestia de sentir su rostro húmedo.

Mujer y niña se vieron a los ojos.

— Jeongyeon dijo que papá no volvería

Sana suspiró, Dahyun miró a un costado, incapaz de ver la escena.

— Tuvo razón — Explicó en el mismo tono de siempre — Pero ahora vives aquí

Sana quería explicar que ella no se iría, que la cuidaría, que la protegería, porque se lo debía al que fue su mejor amigo, pero las palabras simplemente no salieron de su boca, sólo sus ojos conectados a la menor.

Y Tzuyu también lo entendió.

— Ok

Hurts: It still hurts! - Saida/2naDonde viven las historias. Descúbrelo ahora