- Cuanto te vi lo supe -Dijo en pelinegro sujetando el brazo del castaño.
- ¿Supiste que? -Preguntó al borde del llanto, dejando ver sus ojos cristalizados.
- Supe que conecte contigo -Soltó el chico con rubor en sus mejillas -Fué como si hubiera co...
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— ¿Te la pasaste bien en tu cumpleaños? —Sus ojos solo podían reflejar que estaba asustado, o quizás buscando una escusa para darme. Ayer no regreso a casa, no durmió en la misma cama, tampoco podía sentir el calor de su espalda en mi pecho. Yo no había logrado dormir nada y eso se reflejaba en lo hinchados que estaban mis ojos— Sabes... Espero que la hayas pasado bien, creo que no me dio tiempo de entregarte tu regalo —Su ropa estaba en una bolsa, la ropa que traía puesta no traía su perfume. Una sonrisa amarga salió de mis labios, él no podía ni pronunciar una palabra, conocía bastante bien a Seokjin, el siempre fue demasiado sincero conmigo, el jamás me diría una mentira— Yo... —El aire era pesado, costaba llevarlo a mis pulmones y sentía que poco a poco me estuviera presionando en el pecho— Tengo demasiado sueño, iré a descansar un poco —Me acerque poco a poco a él, dejando un corto beso en su frente y aguantando las ganas de romperme a llorar en frente de el— Feliz cumpleaños Seokjin— Mis pies avanzaron a pasos largos, pero su dulce voz de ángel hizo que se detuvieran.
— Encontré a Kim Taehyung —Mi corazón palpitaba demasiado rápido, latidos acelerados que estaban a punto de desgarrarme por completo, tragando en seco, como si mi garganta se estuviera secando como desierto— El parece haber perdido la memoria, el... No me recuerda, o quizás si lo hace y finge no hacerlo, yo no se el motivo, ni la razón, pero no voy a alejarme de él.
— Yo no te estoy pidiendo que te alejes de el —Debería estar enojado, debería estarlo... pero solo puedo sentir miedo— Lo único que pido... es que no te hagas daño.
— Jungkook... yo...
— Si algún día dejas de sentir cosas por mi —No podía darme vuelta y darle la cara, no quería que el viera que estaba roto en llanto— Si es que algún día quieres dejarme, por favor dímelo, pero no me dejes solo, no dejes de ser la única persona que esta para mí, aunque me odies, por favor no me abandones —Sus brazos me rodearon por la cintura, abrazándome fuertemente. Su cabeza se hundió en mi espalda y sus sollozos empezaron a sonar como si fueran los chillidos de un pequeño roedor, quizás ahí sabia que sus brazos eran mi lugar mas seguro. Pues no quería que me soltaran.
— No voy a dejarte...
— Por favor no lo hagas.
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