34🌙

1.8K 267 166
                                    

El sepulcral silencio en la habitación, el gélido ambiente, tan helado como sentía su corazón.

Sus ojos cansados e hinchados de tanto sollozar por la noches, desconociendo -o ignorando- el por qué se sentía ahora tan vacío.

Su piel pálida y un tanto grasosa, denotaban la decadencia del joven peliazul.

- ChangBin...- Se escuchó tras la puerta tras dos toques en la misma.

ChangBin estaba cansado, no importaba cuánto intentara mantener sus ojos cerrados para conciliar el sueño, no lograba más que sucumbir su mente en mil y un pensamientos, atormentadolo a cada segundo que pasaba.

¿Cómo había llegado hasta ésta extrema situación?

No quería escuchar a nadie, no quería ver a nadie. A penas y había comido y sus labios resecos denotaban la falta de hidratación en su menudo cuerpo.

-ChangBin hijo... estamos preocupados por tí...- escuchó decir a uno de sus padres tras un sonoro suspiro.

ChangBin cerró sus ojos con más fuerza, dejando que más lágrimas bajarán de sus ojos.

- Escuchame Seo ChangBin. Como no habrás la puerta en los siguientes 10 segundos ¡Tumbaré ésta estúpida puerta! ¡¿Me oiste niñato?!-

Había sido ésta vez su hermana, quien le habló con tan dulces palabras. La ignoró. Como había estado haciendo las dos últimas semanas con todos.

-5...- seguía el conteo la castaña tras la puerta.

No lo haría.

- 7...-

- 8... ¡ÉSTAS HACIÉNDOME ENOJAR CHANGBIN!-

-Mamá...- pudo escuchar a su primo/sobrino pronunciar.

Anna realmente no era capáz de aquéllo, ¿Cierto?

- ¡10!- Y tras ello se pudo escuchar perfectamente el estruendoso crujido de la madera.

Su hermana no había derribado la puerta de su habitación. En su lugar, había dejado un prominente hoyo y mitad de su pierna estática de éste lado de la puerta.

Éso debió haber dolido.

-¡¿ÉSTAS LOCA?!-  gritó ChangBin sentándose de golpe, haciendo su cabeza dar vueltas.

Anna retiró su extremidad entre pequeños quejidos, acercando su mano a la manija de la puerta con intención de abrirla (posterior a haber quitado varias hastillas de  su -ahora- magullada piel).

-¡Déjenme en paz!- exclamó ChangBin tirando uno de sus peluches en la cara de su hermana.

-¡No! ¡mocoso dramático y malcriado!- atacó la mayor acercándose a su hermano.

Fuera de estar molesta, se encontraba realmente preocupada. Pero éso de demostrar plenamente sus sentimientos de manera clara, no parecía ser algo de los Seo'. Y mucho menos de la castaña.

- Escuchame Seo ChangBin, porque lo diré una, y sólo una única vez.- señaló acusatoriamente a su donsaeng.- te vas a levantar de ésa cutre cama, te darás un baño porque aquí huele peor que un sanitario público, y encima te quitas ésos tres pelos que te salen de barba. Vas a comer algo que no sean papitas o galletas ¡E iras a hablar con tus padres!-

- ChangBin... ellos no se merecen ésto. Y lo sabes... tú no eres así, así que, por favor. Comportate como el joven adulto que eres y toma las cosas con madurez. Porque ninguno va a tolerar ésta situación más.- dijo ésta vez más calmada, sentándose a su lado.

ChangBin no respondía, tan sólo escuchaba todo lo que su hermana tenía para decir. No podía negarle nada, sabía que tenía la razón.

- No quiero precionarte, pero no todo es lo que parece, aunque no tengo ni idea de lo que pase por ésa cabezota loca tuya. Te aseguro que todo va a estar bien, es lo más que puedo decir. Estoy aquí contigo. ¿Bien?- dijo acurrucándole en su pecho mientras le mecía de un lado a otro, dando caricias sobre su cabello. Ya no era sólo ChangBin quien sollozaba bajo. Por las llenitas mejillas de la mayor, también se habían escapado una que otra pequeña lágrima.

¿Cuándo su hermano había crecido tanto?

Recuerda aquellos días en los que estuvo sosteniendo aquél pequeño bebé, vagando por comida, por agua, e incluso por un techo... puesto que en lugar que habían atendido a su madre en lecho de muerte, no les permitían quedarse ni siquiera a acompañarla.

Recuerda el día en que lo dejó en manos de aquellos dos jóvenes, en aquél entonces, al otro día se había arrepentido, llorando desconsolada, pensado que había cometido un error... que no volvería a ver a su hermano jamás.

Se negó cuando éstos le ofrecieron asilo, no pretendía ser una carga para nadie, pensó que podría salir adelante por sí misma o morir en el intento. Aún están en su mente las imágenes lúcidas de sus rostros abochornados, preocupados mientras cargaban a ChangBin en sus brazos.

Avergonzada y temerosa, un día volvió a el lugar dónde los había visto por última vez, se veían felices. Su hermano realmente parecía llevar una buena vida.

Y cuando vio los ojos brillantes de ambos, supo que había tomado quizá la mejor decisión de su vida al dejarle con ellos.

Les debía tanto... Y no sólo por acoger a su hermano como si fuera su propio hijo. Los ayudaron, a ambos.

Cuando Anna había caído enferma gravemente WooYoung la encontró desecha totalmente, sentada en una banco cercano al parque más cercano a su casa, sudando frío, con sus ropas sucias y desgastadas, piel pálida y delgadez preocupante. No dudaron en ayudarla y acogerla en su casa.

Ahora que lo pensaba, quizá su vida hubiera sido diferente de haberse quedado con ellos.

Pero no hubiese tenido a WooBin, y ella podía considerar, que lo único bueno que había surgido de su espantoso pasado, era su amado hijo. Fue por él que decidió salir adelante, de hacer las cosas correctamente. Y si bien, no fue concebido de la manera más agradable... No sé imaginaba una vida sin él.

Ahora se sentía en paz, en casa. Feliz y plena. Porque realmente eran un familia, una bastante peculiar pero familia al fín.

- Hueles a muerto.- comentó arrugado su nariz una vez ChangBin había dejado de llorar.

-Cállate bruja, a tí te huele la boca.- replicó separándose de la mayor.

- Ve a bañarte enano apestoso.-

ChangBin se levantó girando sus ojos.

-¡Tú arreglaras la puerta maldita loca desquiciada!- gritó mientras observaba nuevamente los pedazos de madera esparcidos en el suelo.

- ¡No maldigas!- fue lo que respondió mientras salía del cuarto, dándole una sonora nalgada a su hermano antes de salir corriendo.

-¡Eres una inmadura! ¡Pedazo de anciana!-

Al menos había realizado su cometido.
























Ok, aún después de saber -Un poquito- de la historia de Anna ¿Siguen creyendo que es una bruja sin corazón? ùnú

"𝙇𝙞𝙣𝙙𝙖𝙨 𝙋𝙞𝙚𝙧𝙣𝙖𝙨 𝙢𝙞𝙣𝙞𝙚"  ˢᵉᵘⁿᵍᴮⁱⁿWhere stories live. Discover now