—¿Que dibujas?—me pregunta al ver que no estoy en la disposición de hablar.

—Buena pregunta, hasta yo quiero saber—le digo irónicamente y le muestro el cuaderno con trazos de líneas sin sentido.

—Interesante...—intenta contener la risa.

—Si, demasiado interesante—le dedico una risa falsa.

Sigo pensando en que dibujar y veo mi lápiz de forma diminuta...

—Dibújame—dice sin vergüenza, interrumpiendo mis pensamientos—Seré tu musa—ironiza.

De verdad. De verdad intento que sus comentarios sarcásticos me hagan reír, pero hoy no es el día, pero juro que estoy poniendo de mi parte para no ser tan apática con él.

—Bueno... no creo que sea posible...—No me deja terminar la frase.

¡Odio que haga eso!

—¿Enserio? Tienes a un semidiós delante de tus narices y ¿Te niegas a dibujarme?—dice incrédulo—Mi gran belleza te daría la inspiración necesaria, te lo aseguro.

Egocéntrico.

—¡Pero bueno!—intento sonreír—Tú personalidad contrarrestar esa apariencia...

—No me conoces—frunce el ceño.

—Si le caes mal a mi mejor amiga... ya es razón suficiente para conocerte—suelto.

—No juzgues sin conocer, tómalo como consejo—dice con desaprobación.

Bajo los ojos apenada. Tiene razón. ¡Mierda, ahora me siento mal!—Más que antes—.

—Pues... déjame conocerte—digo con la esperanza de arreglar la situación.

—Bien, pregunta.

Alzó las cejas sorprendida. El no ha apartado la mirada en ningún momento y yo solo me pongo más nerviosa cada que habla, sus ojos me fascinan y es inevitable no perderme en su mirada.

—Cuentame sobre ti—es lo único que se me ocurre.

Que imaginación de mierda, Jessica.

—Me llamo Thomas Wilson, alias el semidiós—se ríe—Tengo dieciocho años. No tengo hermanos. No tengo color favorito, ni asignatura, ni animal preferido— alza los hombros—Me gusta nadar y también dibujo.

¿Me enamore? Sí

—¿Estado? Soltero, en una rela...

—Soltero—me interrumpe—¿Interesada?—me pregunta con picardía.

Obvio.

—Puede—es lo único que respondo.

A ver, ya que estamos... voy con todas. Es el primer chico que intenta acercarse a mi, y tiene el esfuerzo de cruzar más de tres frases conmigo. No siento la necesidad de mentirle diciendo que no me interesa si es obvio que sí.

ÉL Y YO Where stories live. Discover now