Capitulo 13.- Piano

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La noche se estaba acabando, fueron al rededor de las 5am cuando Adriano Rossi abrió los ojos. Vagamente recordó el haberse quedado dormido, parecía que estuvo toda la tarde tocando el piano. Notó como Lirio y Chiara también se encontraban dormidos.

—Estuvieron conmigo mientras tocaba, luego los 3 nos quedamos dormidos —Dijo para si mismo, sentía que había algo que no podía recordar—

Observó el piano durante un instante, solía recordarle a su familia, a los que aun quedaban y a los que ya se habían ido. Tenia un trabajo importante, por lo que ahora vería todavía menos a su hermano. 

—El piano... Realmente me gusta mucho

...

4 días pasaron en los que Adriano no salió de la mansión Fratinni, a pesar de estar bastante protegida, sabia que incluso el antiguo Don falleció en el lugar.

Chiara era bastante callada, y al igual que los otros días, esta se encontraba sentada mientras escuchaba al hijo de Angelo tocar sus maravillosas melodías.

Nota tras nota, todos los sentimientos que aquel joven no podía soltar, eran repartidos generosamente a través de su música, tanto días felices como sus amargas noches, el era capaz de expresar lo que algunos artistas no podrían expresar en un millón de vidas.

Se levantó del piano e hizo una reverencia, a lo que la chica aplaudió, realmente disfrutaban mucho de la compañía mutua.

 —¿Cómo estuvo? ¿Crees que este a un buen nivel?

—Estuvo excelente, cuando llegue acá ya eras muy bueno, y aun así, has mejorado demasiado en tan poco tiempo —Debido a las circunstancias, la chica se encontraba las 24 horas con Adriano y Lirio, de vez en cuando, el Don también se les unía. Solían arreglar el jardín o jugar al baseball en el patio— ¿Lirio aun no ha llegado?

—Aun no, y se esta tardando demasiado... —Apenas terminó la frase, la puerta de la sala de música fue tocada, por la voz, Adriano notó que se trataba de Liam, por lo cual le pidió que entrara— 

—¡Jefe! ¿¡Se encuentran bien!? ¿¡Donde esta el Don!? —Su voz se oía alterada, estaba sudando mucho—

—Estamos bien... —Adriano se levantó para calmar un poco a su hombre— ¿Sucedió algo? ¿Te encontraste con alguien? 

—Jefe... —Liam soltó un fuerte suspiro al ver que el ojo divino se encontraba bien— Había ido a comprar el chocolate que me pidió... Y se me acercó un tipo que afirmaba venir de parte de la bala envenenada —Ambos jóvenes se estremecieron al oír aquel nombre— Cuando me di cuenta, varios hombres mas me habían rodeado... Creí que iban a matarme, pero solo me dieron un mensaje... Quieren verlo en el parque, en 15 minutos...

—Ya veo... Dime ¿Qué es lo que quieren? —No era una pregunta cualquiera, Adriano quería comprobar que su hombre hubiera aprendido en sus meses dentro de la familia—

—Tomando en cuenta que no recibí ninguna amenaza y que eligieron un lugar publico... Creo que simplemente quieren hablar... —La respuesta fue suficiente para satisfacer al ojo divino, pero no a su discípulo— Jefe, no creo que sea buena idea

—En el ojo divino nos guiamos por nuestro instinto ¿Verdad? —El chico tomó su bate de baseball y se dirigió a la puerta— Estaré bien, solo cuida a la chica en mi ausen... —La oración que estaba a punto de decir quedó atrapada en su garganta al ver a los hermanos Fratinni entrar por la puerta—

El hijo de AngeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora