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Narrador omnisciente: Ginny seguía caminando escaleras arriba. Si algo no había olvidado de Keira era que me encantaba estar tranquila.
El mejor sitio para eso era la torre de astronomía en ese momento.
No le costó mucho subir ya que el quidditch la mantenía en forma, cuando llegó paró por completo.
Allí estaba, sentada abrazándose a sí misma mientras lloraba. Keira estaba muy mal. -Kei...- dijo Ginny acercándose pero la chica empezó a retroceder.
-Aléjate! No te acerques a mi.- dijo entre lágrimas.- Véte, por favor vete. -Y dejarte así? Ni lo pienses.- aseguró la pelirroja.- Me ha costado encontrarte, me preocupas mucho...
-Oh ahora te preocupo no? Bueno pues yo estoy bien. Ahora vete.- dijo sarcásticamente.
-Kei, tu no eres así, por que...- empezó a decir Ginny pero la chica la interrumpió.
-Keira por que eres así...ESTOY CANSADA DE TODO! HE INTENTADO SER AMABLE CON TODOS SIN IMPORTARME UNA MIERDA QUIÉN FUERA SU FAMILIA O DE DONDE VINIERAN! Pero claro, mírame ahora. NADIE QUIERE ACERCARSE A MI POR QUE SOY HORRIBLE!
-No, no lo eres...ellos no se dan cuenta.- respondió la pelirroja. -Ya, claro...tú misma me lo has dicho. Soy una persona horrible.- dijo sin mirarla.- Y lo peor es que es verdad.
Ginny no sabía que decir. No era posible que le hubiera dicho esto...se sentía muy mal. -Siento eso.- dijo finalmente.
-Siempre lo sientes pero siempre acabas haciendo lo mismo.- Keira se giró y miró directamente a los ojos de la pelirroja.- No sabes las veces que he tratado de convencerme de que cambiaras. Pero eres igual. Igual de egoísta que todos aquí.
-No, por favor no digas eso.- empezó Ginny pero Keira empezó a sonreír.- Kei?
-Tal vez si que deba seguir los pasos de mis padres...tal vez la que deba cambiar debo ser yo...puede que haya estado en el bando equivocado todo este tiempo.- Keira empezó a caminar donde se encontraba Ginny quién estaba un poco confundida y empezaba a darle miedo.
-Que estás diciendo? No te entiendo...- Keira se acercó a los labios de la pelirroja pero cuando estaban a punto de juntarlos, a cortar el espacio que había, la chica de Huffelpuff pasó sus labios a la oreja de Ginny.
-Que empiece el juego.- le susurro y se fue dejando a la pelirroja sin palabras.
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-Quiero ayudarte.- dijo la chica.
Draco quién se encontraba mirando la pared de la sala de los menesteres se asustó y la miró. -Qué? De que hablas?
-Lo que sea que estás haciendo. Quiero ayudarte.- dijo la chica. -Que ha pasado? Tan rápido te has alejado de todos?- preguntó el platinado apartándose de la entrada que la chica aún no había visto.
-Digamos que tenías razón. Pero ese no es el punto. Quiero ayudarte, que puedo hacer?- dijo la chica.
Draco no sabía que decirle. No pensaba que hubiese cambiado de opinión tan rápido... -No puedes hacer nada. Por qué yo no estoy haciendo nada.- respondió.- Ahora lárgate.
-Se que escondes algo. Te he observado, dime que es y seguro que podré ayudarte.- el platinado le tomó el brazo y la empujó contra la pared que había.
-No se quién te ha dicho tal cosa pero no estoy escondiendo nada. Ahora, te irás y nunca hemos hablado entendido?- le dijo bastante serio.- No te metas en problemas.
-Problemas?- respondió la chica. -No hagas nada.- finalizó la conversación Draco marchándose.
Por mucho que quisiera, no podía involucrar a más gente. Era su misión, él debía arreglar el armario evanescente y él debía ser quien matara a Dumbledore.
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La chica no sabía que más hacer. Donde podía ir sin que nadie la mirara mal?
Caminó hasta el último sitio. Un lugar donde no iba hace mucho tiempo. -Hola?
-No puedo creerlo! Keira, ha pasado mucho tiempo!- dijo Hagrid abriéndole la puerta.- Siento lo que pasó con Jerry... -Da igual, de todas formas...ahora estará en un sitio mejor.- dijo la chica.- Has tenido mucho trabajo?
-Ahora mismo iba a darles de comer a las criaturas...- empezó el gigante. -Entonces no te molesto más. Nos vemos.
La razón por la que la chica no quiso ayudar a Hagrid era simple. No estaba hecha para cuidar criaturas, después de la muerte de Jerry... le sería muy duro volver a tener alguna mascota.
Se adentró al bosque prohibido. Tenía clases pero le daba igual, nadie la echaría de menos...
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-Empecemos la clase.- dijo el profesor Slughorn. -Pero falta Keira profesor.- dijo Ginny inmediatamente.
-Has dicho Keira Rymer?- la pelirroja asintió.- Si la ves...dile que está invitada a mis cenas, son exclusivamente privadas...AHORA! Vamos a preparar la siguiente poción...
Ginny no escuchaba nada de lo que Slughorn decía. Donde se había metido Keira?
Le preocupaba que le pudiera pasar algo...y más con sus últimas palabras. Había cambiado.
Todos lo habían notado pero la chica había cambiado por culpa de todos los que la habían hecho sentir mal, y Ginny se incluía.
