Capitulo V: La posada Ormr (I/V)

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Cuarta lunación del Año 304 de la era de Lys

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Cuarta lunación del Año 304 de la era de Lys. Fiskr Haugr, Reino de Doromir.

I

Keysa

Caminé intentando no caerme, me sostenía fuertemente del brazo de Ariana quien parecía, como siempre, imperturbable.

Mantuve mi cabeza inclinada hacia el suelo sin dejarme ver el rostro, ahora más que nunca me sentía una carga. Imágenes de mi infancia en cautiverio poblaban mi mente. Aquella jaula y el olor asqueroso a moho y excrementos que la acompañaban regresaron a mí. Casi podía sentir el grillete de ethel alrededor de mi cuello y mi tobillo como si de nuevo volviera a ser prisionera.

De pronto comprendí todo el peligro que me amenazaba y por qué Ariana era tan estricta conmigo y jamás me dejaba estar sola.

Antes de salir de Northsevia no sé qué expectativas tenía con este viaje. Quería volver a ser libre, pero a pocos días de haberlo iniciado ya había sido casi raptada de nuevo y estuvimos a punto de que los guardias de Doromir descubrieran nuestras verdaderas identidades.

Únicamente Aren, detrás, parecía optimista. Él no imaginaba siquiera el peligro que nosotras corríamos.

Si esos guardias nos hubiesen descubierto, si Ariana no hubiese sido lo suficientemente rápida como para cambiar nuestras apariencias, ¿qué habría sido de nosotras?

Sin duda nos enfrentaríamos a la muerte.

Avanzamos por calles más amplias por el centro de la ciudad hasta llegar a la posada. Me detuve un momento frente a ella y contemplé su gran fachada y su sólida construcción, de seguro era la más grande de la ciudad. Empezaba a morir la tarde y el interior estaba lleno de mesas abarrotadas de clientes que bebían y comían luego de la jornada de trabajo. Casi todos eran hombres de apariencias rudas, probablemente marineros y mercaderes. De nuevo volví a temblar. No quería entrar, no quería estar allí, los recuerdos de mi pasado me atormentaban.

Era increíble, nunca pensé que algo así me sucedería, pero deseaba con todo mi corazón regresar a nuestra cálida y segura cueva en Northsevia, alejada del peligro de los hombres.

Anhelaba estar sentada frente a la entrada rocosa, jugando con Monguito y verlo perseguir gosvert mientras esperábamos a que Ariana regresara de sus expediciones. De pronto el ruido, las voces, la música de los acordeones me aturdía. Lo que quería era escuchar el silencio. Añoraba oír al gélido viento del norte silbar su canción sobre el lago frente a la cueva.

Tuve que hacer un esfuerzo para contener el llanto que amenazaba con estremecerme de pies a cabeza.

—¿Qué sucede? —me preguntó Ariana en voz baja cuando ella avanzó, pero yo me mantuve estática, con mis pies clavados al suelo sucio de madera vieja, temblando—. ¡No dejaré qué nada malo te pase! Lo sabes, ¿verdad? —Me tranquilizó ella cuando la miré, asustada.

Augsvert I: El retorno de la hechicera (COMPLETA)Where stories live. Discover now