Los ojitos de Amara tenían una peculiaridad muy especial. Le permitían ver la manera en que una persona iba a morir.
La mayoría de las personas tenían muertes tranquilas, algunas solitarias y otras accidentales, tan repentinas que seguramente no sufrirían mucho.
Pero a veces, Amara se cruzaba con personas que tendrían muertes dolorosas y cruentas, tanto que le entraba un miedo indecible y ganas de llorar, entonces odiaba a sus ojitos por mostrarle cosas que ella no quería ver; por eso nunca le había gustado su habilidad, saber cómo alguien moriría era una cosa muy triste y a veces terrorífica, hacía que se le acumularan los sentimientos en la boca de la garganta.
El día en que vió a su nuevo vecino por primera vez, Amara se sacó los ojitos que veían muerte, enloquecida de terror. Prefería sumirse en una eterna oscuridad antes que arriesgarse contemplar aquel fallecimiento tan hórrido otra vez.
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De lo que susurran las paredes
Short StorySueños que se marchitaron, pensamientos que se desvanecieron en el aire, danzantes del olvido y susurros de almas perdidas. En fin, mis micros e historias cortas.