Ladrona de Palabras

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—Regálame tus palabras, por favor —pidió la pequeña, sus ojos brillantes reflejando las sed que sentía. Con una de sus manitas sonrosadas cubrió mis labios y contuvo la respiración.
Cuando me soltó, sentí como si un hilo invisible se despegara de mi garganta y se enrollara en la de ella.

Supe al instante que me había dejado mudo.

De lo que susurran las paredesWhere stories live. Discover now