—Regálame tus palabras, por favor —pidió la pequeña, sus ojos brillantes reflejando las sed que sentía. Con una de sus manitas sonrosadas cubrió mis labios y contuvo la respiración.
Cuando me soltó, sentí como si un hilo invisible se despegara de mi garganta y se enrollara en la de ella.Supe al instante que me había dejado mudo.
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De lo que susurran las paredes
Short StorySueños que se marchitaron, pensamientos que se desvanecieron en el aire, danzantes del olvido y susurros de almas perdidas. En fin, mis micros e historias cortas.