Iggy Frome

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2 de marzo.
Limpié la casa, comí helado de banana casero y mi mamá está de mejor humor. Asi que podría decirse que fue un buen día.
El último capítulo de la primera temporada de New Amsterdam me aniquiló. Las cosas iban mal, después bien y por último todo mal de nuevo. Una mierda.
Lo que más me gusta de esa serie es el papel del psiquiatra. Se llama Ignatius pero le dicen Iggy. En la mayoría de los programas de médicos no ponen psiquiatras o si lo hacen, los hacen quedar como imbéciles y no muestran realmente su trabajo. Es una especialidad bastante bastardeada. Hay gente que ni siquiera sabe que son médicos.
En fin, Iggy es especial. Tiene ese don por el cual permite a las personas sentirse seguras alrededor de él. Tiene palabras justas y relaciona cosas de manera que sólo podría hacerlo en mis sueños.
Sé que es un personaje, pero literalmente es todo lo que aspiro ser.
Pienso mucho en si es la especialidad correcta para mí. Todavía faltan algunos años pero es una pregunta que flota constantemente.
Sé que aún soy un poco inestable. Y que primero debo lidiar con mi mente antes de poder manejar la de otros.
Pero es un lindo sueño. Me imagino escuchando, guardando silencio. Quiero ser capaz de crear un espacio seguro, sin juzgar, sin presionar. Lograr que confien en mí, que puedan largar todo el dolor que arrastran. Acompañar en el proceso, en cada paso del camino. Que mejoren, que se sorprendan a si mismos. Demostrar que no todo está perdido. Que todavía hay algo más sin descubrir. Que merecen mejorar.
Pero también me da mucho miedo. Que no sea lo mío. Que lo desee tanto y termine estampándome la cara contra la realidad. Que mi mente me juegue en contra y no me deje avanzar.
Es inútil torturarme con eso porque aún no debo decidir. Técnicamente me recibo en tres años.
Muchas cosas pueden pasar durante ese intervalo.

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