Supernova

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Narra Harriet O'Connor

Estaba ayudando a mis abuelos acomodando los nuevos libros que habían aparecido ya que Nathaniel se había tomado unos días libres después de que me recordó. En el fondo de mi me preguntaba si le había dolido, mi abuelo me había contado que varias veces había parado en el hospital por culpa de los recuerdos.

—¡Harriet! —Escuche la voz de Danielle llamándome desde la calle.

Miro a mis abuelos confundidos que me dirigen la misma mirada de confusión; mi abuela se encoje de hombros ordenando los libros mientras que mi abuelo y yo mirábamos la puerta esperando que Danielle entrara en cualquier momento, pero no fue así.

—¡Harriet!

Dejo los libros que tenia en la mesa y salgo corriendo hacia la salida. Escucho como la puerta se cierra con fuerza en mis espaldas, espantando a algunas personas que pasaban por la calle, busco con la mirada a Elle y la encuentro en la esquina de la calle.

—¿Qué haces? —Grito acercándome a ella.

—¡Nathaniel te necesita!

Paro de golpe a unos metros de ella. Elle tenia una sonrisa de diversión en su rostro, pero se lo notaba bastante apurada, miraba cada cierto tiempo a su reloj.

¿Nathaniel me buscaba?

—Harriet, en serio —. Me apura Elle señalando al otro lado de la calle —No es una broma.

Ella me da un papel perfectamente doblado y se aleja corriendo por el otro lado de la calle, me quedo en silencio mirando por donde se había ido. Abro el papel encontrándome con una nota, reconocí la letra de Nathaniel.

"–Por supuesto que la amo –dijo finalmente-. Había llegado a pensar que nunca amaría a nadie, pero la amo

Will Herondale"

—¿Cómo...? — susurre para mí misma.

Me di cuenta que detrás del papel había una dirección, saco mi teléfono y abro el Google maps para anotar la dirección. Era la galería de los tíos de Annabeth, a unos veinte minutos de aquí. Suspiro con cansancio mirando las sandalias que adornaban mis pies.

Si quería llegar bien tendría que cambiarme de zapatos, así que decido regresar a mi casa y cambiarme a mis preciosas converse.

25 minutos después llego a la galería, donde todo se veía increíblemente tranquilo para ser un viernes en la tarde. Estaba a punto de llamar a Elle cuando la puerta se abrió de golpe dándome en la cara.

—¡Mierda, Annabeth! —Grito tocando mi nariz, sintiendo como el dolor se expandía por ella.

Escuche la risa burlona de Oliver, alce mis ojos encontrándome con el chico mirándome con diversión, lo miro mal y el se acerca a ayudarme aun riéndose.

—Al menos podre decir que le di en la cara a mi ex novia con una puerta.

—Que gracioso —Oliver alzo mi rostro para mirar mi rostro —¿Qué haces aquí?

—Al menos no te quebré la nariz —Dijo ignorándome mi pregunta —Necesito que entres y vayas hasta el final del pasillo, Anne te vera ahí.

Oliver dejo un pañuelo blanco, mientras susurraba algo y se alejaba por la calle.

Ignore el dolor que sentía y abrí la puerta adentrándome, pase el pequeño salón donde recibían a sus estudiantes y llegue al pasillo que separaba los cuartos de pintura. El cual, misteriosamente, estaba muy oscuro.

Algo muy extraño considerando que en esta galería entraba mucha luz.

—¿Lista?

Annabeth apareció detrás de mí haciéndome pegar un respingo. Llevo una mano a mi pecho sintiendo como mi corazón latía a mil por hora, miro a Anne con confusión, ella señala el pañuelo blanco y yo niego con la cabeza.

La chica de las converse rojas [Amores inefables#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora