Diario de Nathaniel Evans

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22 de enero

Hora: 2:00

Son las dos de la mañana, muy pocas veces mi memoria había jugado en mi favor. Siempre estaba en contra mía, olvidando cosas que me importan pero cosas que me duele siempre están en mi mente.

Pero hoy, misteriosamente me ayudó.

Al menos eso creo.

Estaba en mi cama después de la cena, estaba planeando lo que iba a pasar en mi último año. Tenía que comenzar a trabajar de tiempo completo o aspirar a una beca en la universidad.

Cuando comenzó a llover, pequeño primeras gotas sonando contra el techo de mi habitación. Después una llovizna, me acerque un poco a la ventana, observando las gotas caer.

Cuando un recuerdo me atrapó la mente, no tenía mucho sentido. Solo veía cosas borrosas en mi mente pero escuchaba perfectamente esa voz, que no reconocía aún pero seguía ahí.

"Basta, te vas a mojar" dije hacia la voz.

"Es solo un poco de lluvia, vamos Nathaniel, no te da miedo el agua. ¿O si?"

No le tengo miedo al agua, abrí un poco la ventana dejando que las gotas de agua cayeran suavemente por mi rostro, y me di cuenta. Que no solo era agua, también era lo que sentía, ya no era un chico con problemas de memoria y un amor perdido. Solo era un chico normal, de 18 años disfrutando la lluvia.

Solo era Nathaniel Evans.

"¡Nathaniel! Basta, te vas a caer si sigues haciendo eso"

"¡Estoy bailando!"

"¡Estás loco!"

"Lo acepto, ¿bailas conmigo bajo la lluvia...?"

Su nombre.

Siempre lo olvidaba, escuchaba su voz. Suave, tierna y clara; pero era incapaz de recordar a la dueña de la voz.

"Nathaniel, ¡Te estás mojando, idiota!" grita mi hermana entrando a mi habitación.

Para ese punto ya estaba sentando en el marco de la ventana, y el agua caía con rapidez en mi cara, ropa y cabello.

Danielle me alejo de la ventana y me obligó a cambiarme de ropa, cuando salí solo se me quedó mirando sin decir.

"¿Estás llorando Nathy?"

No note en qué momento las gotas de lluvia pasaron a ser lágrimas en mis mejillas. Por eso muchos amaban la lluvia, porque las lágrimas se camufladan en las gotas de lluvia.

24 de enero

8:00 pm

El estruendo de la canción de cumpleaños en mi casa me hizo levantar desorientado, logrando que cayera de mi cama y golpeara mi cabeza contra la pared.

Gran forma de comenzar mi cumpleaños.

Danielle se rio de forma dramática mientras me ayudaba a levantarme, mientras mi madre me miraba con preocupación, le sonreí para disipar sus dudas.

Ambas me abrazaron y me dijeron lo mucho que me amaban, mi madre hizo un pastel que Elle terminó arrojando a mi cara porque era incomible, pero al menos nos hizo reír.

Cuando entre por la puerta de la librería estaba llena de luces de color blanco, que combinaban a la perfección con la madera de las estanterías, globos dorados y plateados al rededor. El viejo O'Connor me sonrío en cuanto me vio.

"Feliz cumpleaños hijo, espero que te guste como decoramos para ti"

Agradecí a ambos por hacer un detalle tan lindo conmigo y comencé con mi trabajo, pero el día estuvo extrañamente calmado.

"¡Nathaniel Samuel Evans" grita Oliver entrando por la puerta.

"Oliver Alexander Allen" grite mirándolo, el chico me lanzó una mirada de odio por decir su segundo nombre.

"Ay mi bebé se creció" dijo fingiendo un llanto un poco estresante "¡19 años chiquito! ¿Sabes que significa eso?"

"¿Universidad?"

"¡Fiestas!" Dijo sonriendo el chico "Hoy saldrás de fiesta, no puedes decirme que no porque ya hablé con tu madre. Solo seremos, Annie, Charlie, Niall, tú y yo"

"¿El de one direction?"

"Se que soy popular pero tampoco exageres Samuel"

"No iré de fiesta Alexander"

"¡No estoy preguntando!" me grito mientras salía de la librería, el señor O'Connor solo se ría de mi desgracia, y la señora O'Connor murmuraba que algún día Oliver haría que le diera un infarto.

Antes de volver a mi casa, el viejo me entregó una caja que dijo que era mejor que abriera solo en mi casa. Era bastante pesada e incómoda, pero aun así logré traerla.

Cuando lo abrí lo primero que vi fue una pequeña nota.

"Sola hoy, al mundo voy. Una y otra vez, cada ruta que hay es mi decisión, no hay retorno ya. Del enigma tal solitaria voy, donde anhelo ir.

Feliz cumpleaños heihei"

Adentro había un pequeño cuadro con una frase de mi libro favorito "Por mas que intentes ocultarlo el demonio interior siempre sale a la luz" junto una pequeña anotación, en una letra que se me hacía familiar; "Muy badboy, ¿no?"

Además de un peluche muy extraño.

"¿Qué es esto?" pregunte a Danielle que iba pasando frente a mi habitación.

"Es heihei, el gallo de la película de Moana"

¡Igual que en la nota!

"¿Moana?"

"Ven cumpleañero, antes de que te vayas de fiesta veremos Moana"

Solo debo decir, que soy muy parecido a ese gallo. 


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La chica de las converse rojas [Amores inefables#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora