Capitulo 4: Secuestro

Start from the beginning
                                    

—¿Y qué es lo que desea con nosotros? ¿Por qué nos está haciendo esto?— al momento de decir esa frase el auto que nos perseguía finalmente nos había alcanzado. El misterioso vehículo había impactado de forma brusca contra nosotros provocando que nuestro conductor perdiera el control por algunos instantes. De no haber sido por el muro de contención, nuestro transporte habría caído directo hacia el océano que se encontraba bajo el puente que intentábamos atravesar.

—Señoritas, no se qué es lo que el gran señor desea, pero creo que lo mejor es que nos detengamos a averiguarlo— el hombre trataba de poner una solución rápida y pacífica a todo esto para salir lo mejor librados posible, pero el miedo estaba consumiéndonos por completo a Mina y a mí. En lo único en lo que pensábamos era en llegar a un lugar seguro.

—¡No sé detenga! Lo mejor será llegar al hotel— yo le suplicaba al hombre para que condujera más rápido y se alejara de esos sujetos. Ya estando en el hotel podría llamar a casa, sé perfectamente que mi padre sabría cómo ayudarme, pero mi ilusión se terminó tan rápido cuando él conductor me habló con toda la sinceridad del mundo.

—Creo que aún no entiende señorita. El gran señor no nos dejará llegar al hotel, y aún cuando lo lográramos no serviría de nada. Le he dicho que él puede hacer lo que le plazca y con quién le plazca. Si fuera su deseo, en cuanto entremos al hotel él ordenaría derribarlo todo sobre nosotros.

Dentro de todo el miedo que estaba sintiendo había pasado por alto mi teléfono móvil. Rápidamente tomé mi bolso y llena de nerviosismo lo busqué entre mis pertenencias.

Lo tomé, abrí la carpeta de contactos y busqué entre todas las personas que tenía agregadas hasta encontrar el nombre "Papi" y presione el botón verde para iniciar la llamada.

—¡Hola hija! ¿Qué haces despierta a estas horas? Se perfectamente que por allá es de madrugada. ¿Cómo van las cosas? ¿Se están divirtiendo?— con tantas preguntas mi padre ni siquiera era capaz de dejarme hablar, así que interrumpí su cariñoso discurso con un fuerte grito que de inmediato lo descolocó por completo.

—¡Papá! ¡Ayúdanos!

—¿Serenity? ¿Qué sucede? ¿Está todo bien?— en cuanto prestó atención a los sonidos que escuchaba de fondo comenzó a preocuparse —Hija ¿Que es eso que se escucha? ¿Por qué Mina está gritando? ¿Qué sucede? ¿Están bien?

—No papá, ayúdanos, por favor. Un auto nos persigue. No sabemos qué es lo que quiere.

—¿Un auto? ¡Tranquilízate! Intenta ver su matrícula, en unos instantes mis hombres sabrán a quién pertenece.

—¡No tiene matrícula! Solo un pequeño logotipo en el frente, pero me han dicho que ese auto pertenece a...— no pude terminar de hablar cuando un disparo se escuchó. El hombre que conducía el auto de la familia Chiba había accionado un arma de fuego contra uno de los neumáticos del transporte en el que viajaba.

—¡Serenity! ¡Serenity! ¡Hija! ¿Estás ahí? ¡Respóndeme hija! ¡Por favor!— mi padre se encontraba cada vez más desesperado por la situación.

—Sí, estoy bien— le dije recuperando un poco la compostura e intentando continuar con mi descripción de la insignia que había observado, pero justo cuando estaba por hacerlo, se escuchó un nuevo disparo que terminó por hacerle daño a la otra llanta delantera de mi transporte ocasionando que el chófer que con tanto esfuerzo trataba de salvarnos perdiera en control total del vehículo en el que viajábamos.

Después de un fuerte derrape en un intento fallido por frenar, el auto de la casa Chiba nos impactó por el frente provocando así nuestra volcadura.

Recuerdo que el auto comenzó a dar unos cuantos giros antes de detenerse gracias nuevamente al muro de contención de la vialidad.

De inmediato, pude sentir todo mi cuerpo lastimado, y una fuerte presión en las piernas, al parecer, el auto me había prensado. Estaba a punto de perder la conciencia debido al inmenso dolor que sentía en mi cuerpo, pero antes de eso, pude ver alrededor del auto. El hombre que conducía se encontraba inconsciente, pero parecía estar a salvo gracias a las bolsas de aire que oportunamente se habían accionado. A mi costado se encontraba Mina, en el mismo estado pacífico con algunas heridas visibles.

Al fondo, muy lejano podía escuchar a mi padre por el altavoz activado gritar desesperado, pero yo no tenía fuerza alguna para hablar, y mucho menos para alcanzar el teléfono, además, los fierros retorcidos que presionaban mi cuerpo me hacían casi imposible cualquier movimiento.

—¡Serenity! ¡Contéstame! ¿Qué está pasando? ¡Serenity! ¡Hija! ¡Por favor! ¡Contéstame! ¡Dime que estás bien! ¡Serenity!— seguía gritando mi padre con gran angustia sin obtener respuesta alguna de mi parte o de Mina.

Poco a poco mis ojos terminaban por cerrarse, ya no podía observar nada, solo podía escuchar algunas voces a mi alrededor muy lejanas y distorsionadas. De pronto, sentí como alguien comenzaba a hacer algunos movimientos muy cerca de mi y con cautela retiraba los fierros retorcidos del auto que me aprisionaban y me hacían sentir liberaba. Pensé que finalmente había llegado la ayuda, pero estaba muy equivocada.

Antes de perder la conciencia por completo solo pude escuchar unas últimas palabras de quién se encontraba a mi lado y me cargaba en sus brazos —Te dije que nos veríamos muy pronto. Tu has querido que sea de esta manera ¡Aprenderás muy pronto quién manda aquí!

Efectivamente alguien había llegado para auxiliarme, pero había sido solo para cumplir un absurdo capricho y para demostrar una vez más el poder que tenía sobre su nación completa y sobre todos los seres humanos que pisaban su territorio.

EL PRÍNCIPE DE MEDIO ORIENTEWhere stories live. Discover now