Capítulo 11

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—Lena —Kara apareció de un salto asustando a su mejor amiga y, sin que pudiera contestar, la rubia se sentó y pasó su brazo por su cuello para atraerla y hablarle entre susurros—. Sabía que te encontraría aquí. ¿Qué planes tenemos hoy?

—Te gusta jugar con fuego... —susurró la pelinegra mirando por encima de su hombro y Kara soltó una pequeña risa, asintiendo—. ¿Y cómo que qué planes tenemos hoy?

—San Valentín —se separó y señaló los extremos de la biblioteca, viendo las decoraciones del día festivo.

—Oh...

—El año pasado me abandonaste por Jack y lo acepté, pero ahora volvemos a las andadas y tenemos que seguir nuestra tradición del día de San Solterín o como nosotras lo llamamos: San Memigas.

—Sigo pensando que San Memigas es un nombre muy patético.

—Pues lo decidiste tú, bonita. Estuviste todo el rato diciendo San Mejores Amigas. Gruñiste porque era muy largo y lo acortaste a ese patético nombre como tú dices —soltó una pequeña risa y Lena le tapó la boca, molestándola de que fuera tan chinchosa al igual que le señalaba que estaban en la biblioteca.

—Bien... ¿Y qué sugieres que...?

—Hola, Kara —interrumpió una voz femenina. Era una de sus compañeras de pista—. Hoy... ¿haces algo?

—Eh... —miró a Lena con el ceño fruncido.

Ella estaba confundida porque nunca se había acercado a menos que fuera para conversar sobre las competiciones, aunque hoy casi todo el mundo que no conocía se acercaba a ella en este día; lo que pasa es que la rubia nunca se acordaba porque para ella era un día normal y corriente.

Y, por supuesto, el corazón de Lena se hundió porque, a pesar de que no era la primera vez que pasaba, este año era muy diferente. Tanto en el instituto como en la universidad Kara no pasaba desapercibida y siempre querían lanzarle el anzuelo, buscándola para tener citas en San Valentín, pero Kara siempre rechazaba a todos. Lo hacía porque no estaba lista ni preparada.

Pero la pelinegra pensó que ahora sí que lo estaba después de aprender tanto y no pudo evitar que los celos recorriesen por cada extremidad de su cuerpo. Y lo que más le dolía a Lena ahora es que no le pedían citas a su mejor amiga, sino a la chica que le gustaba.

—¿Eh...? —tarareó con gracia la chica y Kara hizo una mueca.

—Lo siento, está conmigo —interrumpió Lena sin poder evitarlo y la rubia asintió, dándole la razón y la pelinegra suspiró de alivio de que lo hubiese hecho con una sonrisa porque realmente sonó acaparador.

—Oh, no sabía... —balbuceó la deportista un poco avergonzada y Kara abrió la boca para corregirla, sabiendo a lo que se refería cuando señaló a las dos intermitentemente.

—Puedes irte —sugirió Lena antes de que su mejor amiga dijese nada y la chica asintió dándose la vuelta sin ni siquiera despedirse.

—¿Desde cuándo eres tan posesiva? —preguntó Kara segundos después girando su cabeza hacia ella nada más su compañera desapareció y la pelinegra apartó la mirada, tensándose un poco. Como siguiera así, temía de que Kara la descubriese—. ¿Hum? Duh, era broma. Sé que lo has hecho porque hemos quedado, aunque todavía no me hayas dicho que sí —dijo mientras le molestaba con el dedo, hundiéndolo en su mejilla.

—Para... —se echó a reír más tranquila de que Kara siguiera tan inocente o que gracias a su plan no tuviera ni idea de lo que estaba sintiendo ahora mismo.

—Bueno, al menos podrías haber dicho que no era lo que pensaba. Ahora se creerá que estamos juntas.

—¿Y qué? —disimuló encogiéndose de hombros como si le restara importancia, pasando la hoja de su libro de texto.

We could be happy | Supercorp AU UniversityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora