Capítulo 8

4.6K 520 266
                                    

—Hola, James —saludó Kara arrastrando su mechón detrás de su oreja con una sonrisa tímida.

—Pensaba que ibas a darme plantón... —alzó la ceja, pero con una sonrisa entre dientes.

—Lo siento... Hum... Realmente...

Se ha estado arreglando al menos dos horas antes de la cita, probándose conjuntos enteros frente a Lena. Estaba muy nerviosa que incluso casi parte la manija al cerrar la puerta, pero la pelinegra tenía aquella aura que le hacía permanecer tranquila y con calma.

No sabía más cómo agradecerle de todo lo que estaba haciendo por ella. Incluso después de las vacaciones de invierno se tiraron juntas día y noche sin descanso hasta llegar de nuevo a la universidad. Aunque había algo que había cambiado y Kara lo notaba por su super oído; no entendía las arritmias que sufría su mejor amiga.

Por supuesto, se lo comentó por preocupación, pero ella insistió de que estaba bien, de que eran latidos de felicidad (obviamente no, pero la rubia era tan inocente que no la atosigó y le dio la razón). Y aquí estaba después de que Lena le animase hasta darle un largo abrazo y deseándole suerte, aunque prometió que no la necesitaría, animándola a que todo iba a salir genial.

—Era una broma —le dio un codazo calmando la tensión—. Tampoco llevo mucho tiempo aquí —terminó James antes de darle un beso en la mejilla y Kara suspiró de alivio—. ¿Vamos? —le señaló su coche, abriendo la puerta del copiloto.

—¡Sí! —chilló una octava por encima e hizo una mueca cuando el hombre se giró confundido—. Perdón, estoy nerviosa... Es normal, ¿verdad? Es nuestra primera cita y...

—No te preocupes —interrumpió aun más sonriente—. Yo también lo estoy. Aunque parezca un chico seguro, siempre me escondo detrás de mi cámara de fotos —se sinceró haciendo que Kara suspirara de nuevo al escuchar sus palabras y asintió con la cabeza, dándole la razón.

.

Para empezar la cita, James la invitó a merendar al sitio más demandado de National City: el Noonan's. Al principio fue una introducción un poco lenta con conversaciones mundanas: el tiempo, el clima, los estudios... Casi siempre hablaba James, intentando sacar temas de conversación y Kara lo agradeció profundamente porque realmente se sentía un poco idiota de no saber cómo manejarlo, a pesar de haber practicado esto múltiple de veces.

Aunque Kara estuviera estudiando periodismo y sea una chica totalmente extrovertida, metida en todo y hablar por los codos, esto era totalmente diferente porque no se estaba enfrentando delante de un jurado ni tenía una prueba de entrevista ni fue a conocer a gente nueva, sino que era una cita.

Y no una cita con alguien a quien conocía desde siempre ni era su mejor amiga ni era un familiar. Una cita-cita con alguien que a penas conocía, que lo veía de vez en cuando en fiestas divertidas, que había escuchado de hablar de él y que se supone que le gustaba o que eso pasaría o algo así.

Además, no paraba de pensar en si podía estropear algo. Ya no por sus poderes, sino por su torpeza natural. A pesar de ser una corredora y atlética innata, tenía las manos de mantequilla, el lujo de trompicar cada paso que daba o de resbalar cualquier cosa por cualquier superficie.

A pesar de que Lena le había asegurado de que cualquiera se enamoraría de ella por ese rasgo, lo veía como un defecto. Pero poco a poco le estuvo dando la razón a su mejor amiga cuando James se echaba a reír cuando tiraba la bebida o comía hasta llenarse la boca de chocolate en vez de mirarle de manera rara o quejarse de ser tan patosa.

Por otro lado, también estaba preocupada en hacerse ilusiones. No solo por ella porque le parecía un hombre animado y apuesto o porque no saldría cómo quería o había soñado, sino por él porque no lo conocía totalmente: temía por la xenofobia que se originó más profundamente con la llegada de los alienígenas.

We could be happy | Supercorp AU UniversityWhere stories live. Discover now