Capítulo 24 | Espejos

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Hago mala cara imaginado si ese tal señor tiene un hijo igual que este señor Haven, un hijo acosador y mal educado. Juego con mi celular en la mesa mientras Dafne ve a un lugar en específico, no hablo con ella porque no sé que platicar cuando ella está en ese estado neutro el cual a veces me da miedo.

Los minutos pasan y tanto Lionel como el señor Haven no lo sienten porque no paran de hablar. En cambio yo si bajo la mirada de Dimitri. No conozco a los meros jefes pero ya me caen mal por hacernos esperar de tal manera.

—Iré al baño —le susurro a mi hermana que está en el celular. Levanta la mirada y me susurra de igual manera:

—Yo también.

Me pongo feliz y salimos de la mesa yendo a los baños que son tan enormes y elegantes, tienen unos enormes espejos a los rededores y aparte están los cubículos de sanitarios «Es hermoso» ¿Como un baño de un restaurante puede ser hermoso? Todo es en colores dorados y plateados, reluciendo lo elegante de este lugar en general.

Me quedo viendo en los enormes espejos y me encantan, definitivamente me encantan. No entro al baño porque en realidad no tenía necesidad, solo quería salir de la vista del acosador ese. Dafne si entra pero sale luego de unos minutos.

—Deja de mirarte en el espejo, vas a romper todos al mismo tiempo —me lo dice tan seria que hago un puchero por la referencia.

Me mira a través del espejo y la veo sonreír y le pego por grosera.

—Yo un favor les hago —me enorgullezco y ella resopla burlona.

Salimos del baño a empujones hasta llegar a las mesas y me quedo estática al ver a ellos en la mesa de nosotros.

Reconozco a Logan que en este momento está saludando a mi papá y miro a todos lados buscando a quien no está ahí, los únicos que están son Riley, dos señores que supongo son los padres de ellos y los jefes también.

Quiero reprocharle a papá por no haberme dicho que los mayores jefes eran los Dixon, o sea ¡Los padres de Hanniel!

Me pongo nerviosa y vuelvo a ver a todos lados deseando que él no haya venido, que siga desaparecido. Miro a mi derecha y algo ocurre en mi estómago ¡Algo ocurre en mi maldito estómago! Y odio que ocurra esa sensación de cosquilleo que me hace caer siempre.

Pero es imposible no sentirse de esa manera al ver a semejante hombre cruzar las mesas. Luce tremendamente guapo vestido de formal, carga los primeros botones de la camisa desabrochados dándole un aire despreocupado, todas lo ven, se lo comen con los ojos y me dan ganas de ir y besarlo frente a todos presumiéndolo pero vamos, que se lo que tenemos los dos.

Mis manos sudan y más cuando Dafne me obliga a caminar hacía la mesa a empujones sutiles. Trago saliva cuando sus hermoso ojos grises se fijan en mi reparándome de arriba abajo y casi puedo saber que me a imaginado como le gusta porque se lame los labios rojos y antojables, esos mismo que me han hecho ver estrellitas. 

—...Y ellas son mis hijas —nos presenta papá y me esfuerzo por sonreír con el corazón en la boca.

—Muy guapas sus hijas —halaga la señora que supongo es la madre de ellos y agradezco por el cumplido ignorando al semental que carga como hijo al lado de ella.— Sus caritas son tan finas e inocentes —dice y ya siento mi rostro rojo con la sonrisa reprimida, irónica y arrogante de Hanniel viéndome directamente.

Noto una reacción diferente en Dafne al ella ver la presencia de Logan, su expresión cambia, lo observa un poco y luego desvía la mirada poniéndose levemente roja cuando él voltea a verme. Entrecierro los ojos pensando cosas absurdas pero que podrían ser posibles, a la vez me pongo emocionada porque por fin alguien hace estragos en Dafne, el hielito bien congelado que es ella.

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now