Capítulo 33 | Navidad diferente

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Navidad diferente

Collet

Amanecer con resaca no es lo más bonito, mucho menos con la enorme claridad que entra por la ventana. Jadeo y doy vuelta sobre la cama dándome cuenta que ya no hay nadie a mi lado, estoy sola y miro a todos lados confirmando que Hanniel no está en la habitación ni en el baño. 

Me levanto decepcionada y hago una mueca con el mareo que me da y la punzada en mi entrepierna sintiéndola adolorida por dentro, me duele hasta el final, como si me hubieran raspado el final de mi vagina y recuerdo la noche anterior y entiendo completamente porque fue. Gracias a todo que recuerdo la intensa noche de sexo con él. «Por lo menos eso valió la pena»

Salgo de la cama cubriendo mi desnudez con la sabana y veo los copos de nieve que caen y chocan contra la gran ventana, imagino el frío que habrá afuera con todo el suelo y las montañitas cubiertas completamente de blanco, observo el lago que se está comenzando a congelar y recuerdo Logan diciéndome lo mucho que ama estos tiempos, y que yo desprecio, o sea, no del todo pero prefiero mil veces el calor. 

Me voy al baño y escojo que ponerme y veo mi ropa sucia «Debo lavar yá»

Cierro la puerta rápido escuchándo como alguien entra a la habitación y sé que es Hanniel pero no quiero verlo aún, tampoco quiero distracciones mientras me baño. Siento mi piel muy reseca y odio tanto que esté así, mis cremas me hacen falta, también mis masajes de cintura y mis depilaciones completas de cuerpo exfoliando todo. Es veinticuatro, noche buena, un día antes de navidad y quiero estar en mi casa y no acá en donde lo único que hago es sentirme bien follando. 

Además tengo tantas cosas que ir a hacer, como por ejemplo; arreglar las cosas con Wyatt antes que todo se salga de mis manos. ¿Como pudo publicar mis fotos íntimas?

Salgo después del tiempo justo de la ducha y del baño para irme a cambiar, veo alrededor antes de salir y él no está así que salgo con el dolor de cabeza y ojos al cien «Ya no volveré a tomar» es horrible la sensación que da. Aun así admito que valió la pena, valió la pena bailar con Hanniel la canción que ya nos ha marcado y cada que escuchemos nos vamos a recordar uno del otro, valió la pena los besos que le dí mientras tomábamos aquella bebida que me hizo confesarle indirectamente cuanto lo quería haciendo el ridículo en ese pasado, la misma agua roja que me hizo demostrarle cuán enamorada estoy ahora de él aun a pesar de saber que entre las esquinas estaba ella viéndonos. 

No sé que es lo que piense o crea ella, pero me está doliendo demasiado notar como ella si obtiene de Hanniel lo que yo siempre he querido pero nunca obtengo, me está lastimando a niveles que nunca creí posibles al ver como él me dejó en mi peor estado para irse con ella, que la ponga por encima de mí y que la toque y bese de una manera que yo nunca probaré. Pero supongo que esto no se trata de una competencia, y si lo fuera yo me saldría aun si me vieran como una perdedora pero una cosa es ser vulnerable y perder la dignidad ante él, y tra muy diferente es perder la dignidad compitiendo por un hombre con mujeres que son mas grandes que yo. 

Me coloco cualquier ropa y me coloco mis zapatos así como el abrigo grueso. Ya estoy preparada y salgo saludando a Cristóbal que no se despega de mí. 

—No debe siempre estar al lado mío —le digo en lo que bajo las escaleras. 

—Solo cumplo con mi trabajo señorita. 

Intento hablar más pero eso sería absurdo así que solo asiento y termino de bajar las gradas yendo en busca de él. Pienso en recorrer la casa completa pero mejor opto por algo mas fácil. 

—¿En donde está? —le pregunto a Cristóbal. 

—En la cocina. 

¿En la cocina?

Hacia lo Prohibido ©Where stories live. Discover now