Peter, que se encargaba de ubicar la comida, comentó.—¡Esto esta genial! ¿Que es eso? ¿Alitas de pollo fritas?

—Es la comida chatarra favorita de Rosalind, me encargué de pedirles a los elfos muchas de esas.—Contestó la chica, mientras hacía levitar un letrero de 'feliz cumpleaños' en el medio de la habitación.—¡No te las comas!

El chico sonrió culpable, y con la boca llena se disculpó.

James y Sirius eran los encargados de traer el alcohol así que, cada cierto tiempo, entraban y salían de la sala con las manos llenas de botellas.
Remus, por otro lado, aún trataba de encantar el techo del salón para que mostrara un cielo estrellado.

—Remus, ¿Sabes que puedes pedirle a la habitación que lo haga, cierto?

—Lo sé, Greta. Solo quiero intentar hacerlo yo.

—Bueno, dime si necesitas ayuda, entonces.—Giró sobre su eje y miró la habitación a medio terminar.—¡Oh, les encantará! Peter, ¿Quieres que te ayude a organizar la comida?

—¿Que? Oh.. No hace...

—Genial, te ayudaré.—Exclamó sonriente, y luego por lo bajo, algo que solo Remus alcanzó a escuchar y le causó una carcajada.—Y así me aseguraré de que no te comas todo.

•••

Era tarde por la noche del 30 de Enero, la cena apenas había terminado y las mellizas Evans estaban exhaustas. Habían pasado toda la tarde fuera del castillo, corriendo por los congelados prados, aprovechando el poco sol de invierno y huyendo de Severus Snape.
Greta se les había unido unas horas más tarde y las había sorprendido con otro pastel, pero este siendo de chocolate blanco y unas galletas muggles llamadas Oreo que a ambas hermanas les encantaba.

—Creo que si como algo más explotaré..—Murmuró Lily mientras se abrazaba la barriga.—Y si toco la cama dormiré como una morsa hasta mañana en el mediodía.

Rosalind río y terminó su jugo de naranja.—Pues yo si podría comer unos cuantos croissant más.

Greta sonreía con semblante nervioso a su lado, bebiendo cada cierto tiempo de su jugo de calabaza y tratando de mantener su color de cabello azul.

—¿Que te sucede?—Preguntó Rosalind.

—¿Eh? No, nada.

—¿Te sientes mal?—Preguntó esta vez Lily.—Quizás te cayó mal el budín que comimos antes de venir aquí..

—No, no. Solo estoy cansada.—Suspiró, tratando de hacerles creer en sus palabras.—Debo de ir a buscar al aula de adivinación una taza que olvidé, ¿Me acompañan?

—Si, claro.

Entonces cuando las tres chicas se levantaron de sus lugares, el plan comenzó.
Frank Longbottom, quien apenas hablaba con las chicas Evans, corrió a las puertas del comedor y salió en busca de los merodeadores.
Cuando llegó a la Sala de Menesteres, algo abrumado por los colores chillones, habló.

—¡Se dirigen hacia aquí! Supongo que llegarán en unos minutos, ¡Oh! ¿Esas son alitas de pollo fritas?

James suspiró nervioso y palmeó el hombro de Frank, lo hizo pasar y unos segundos después Sirius entró junto a, al menos, treinta personas.
Claro que ninguno era Slytherin, todos eran conocidos o buenos amigos de las mellizas.
Un par de chicos y chicas de Ravenclaw con los que siempre hacían tareas, y muchos Hufflepuff.  Demasiados.

𝐋 𝐎 𝐕 𝐄 𝐑  « Remus Lupin »Where stories live. Discover now