CAPÍTULO 33 RECUERDOS DOLOROSOS

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_ Será mejor que me vaya a dormir. - dijo, sabiendo que no podría hacerlo, aunque lo intentara, ahora, además de lo de sus padres tendría que agregarle su derrota frente a Lidia, no creía poder volver a verla a la cara.

_ Te ayudo. - se ofreció ella como apoyo, cuando él se puso de pie. Aun se sentía mareado.

Ambos caminaron hasta la amplia cama, él se sentó esperando a que ella se marchara para recostarse, pero ella permaneció de pie mirándolo.

Él no sabía que esperaba para salir y ella en realidad no esperaba nada, solo lo contemplaba, no deseaba dejarlo solo, lo había, sentido tan vulnerable que se resistía a abandonarlo en esas condiciones.

_ Si te pido que termines de contarme sobre tu vida... ¿Lo harías? - dijo con timidez.

_ En realidad no hay mucho que contar. - mintió si le decía todo por lo que había pasado, quizás ella se asustaría y lo dejaría más pronto.

_ ¿No volviste a ver a tus padres? - preguntó incrédula.

_ ¡Ven! - pidió él extendiendo su mano.

Ella la tomó y se sentó a su lado.

_Quédate conmigo. - pidió.

Ella lo miró sorprendida.

_ Esta noche. - insistió. _quédate conmigo. Sólo hablaremos.

Ella lo miro indecisa, no le parecía bien quedarse ahí, en su recamara, a solas, pero había sido ella quien le había pedido continuar. Lo miró tan vulnerable que aún en contra de sus principios aceptó.

_ Escoge algo de mi ropa para que te pongas cómoda. - dijo el recostándose. La cabeza le dolía sobre manera.

Prefiero ir a mi habitación y regresar. - dijo ella. _después de todo tengo que llevar esto a la cocina. - señaló lo que había traído para cenar. _ y tengo que decirle a Consuelo que estás bien, estaba muy preocupada por ti.

El asintió, tenía razón, la esperaría con ansiedad.

*****
_ Me preguntaste si los había encontrado. - dijo él, cuando ella regresó. Se veía tan hermosa, usaba un pijama de camisa y pantalón, no era nada sexi ni revelador, pero se veía preciosa con el.

Ambos estaban sobre la cama, él le había pedido que se acercara cuando ella se recostó en el otro extremo, totalmente alejada de él.

La hizo recostar sobre su brazo y no intento nada más, mirando al techo continuó.

_ No los volví a ver, me quedé en aquel país, vagué por las calles, conocí a otros chicos como yo, siempre nos escondíamos de la policía, yo les tenía pavor porque los que sabían me decían que si te atrapaban te llevarían a un refugio para menores y la vida ahí no era buena, por desgracia no siempre los pude evadir y comprobé por mí mismo lo que decían de esos lugares. - Roberth se estremeció de nada más recordar. No le diría lo que paso en esos sitios, se suponía que debían ayudar a los menores, que debían conseguirles hogares decentes en donde pudieran rehacer sus vidas de una forma digna, pero en lugar de eso los maltrataban, a los que corrían con mejor suerte los vendían a parejas que deseaban de verdad un hijo, pero los demás... los demás era mejor que los hubiesen dejado morir en las calles, generalmente eran vendidos a bandas delictivas que los obligaban a robar, pedir por las calles o contrabandear armas o drogas y los que pasaban mucho tiempo en esos lugares, generalmente antes de que alguien los solicitará, ya fuera en adopción o en venta, eran abusados, y él no fue la excepción, solo que el idiota, que lo intentó por primera vez no vivió para contarlo, fue la primer muerte que cargo en su conciencia, aunque en realidad nunca lo lamentó, cuando la culpa quería apoderarse de él, pensaba en todos aquellos chicos a los que había librado de las garras de ese maniático. Entonces se sentía en calma consigo mismo. Por fortuna nunca nadie supo quién lo había hecho, así como tampoco se supo quién estaba atacando a aquellos que se aprovechaban de esos chicos y los dejaba imposibilitados para poder volver a intentar algo con nadie, fue la suerte que corrieron todas aquellas personas que en el transcurso de su vida intentaron algo con él. Pronto esos casos atrajeron la atención de las autoridades y se descubrió lo que en realidad sucedía al interior de esos lugares, algunos centros se cerraron, pero por desgracia fue tarde para él, ya lo habían vendido al peor grupo delictivo del lugar.

Tampoco le contaría a ella la incontable cantidad de veces en las que intentó escapar de ellos y la misma que fue descubierto y regresado, no sin antes ser castigado de las peores maneras posibles, tampoco quería decirle como sobrevivió robando, asesinando, y extorsionando gente, obligado por esos hombres.

_ En la calle aprendí a defenderme. - continuo él. _por desgracia hice muchas cosas de las que ahora me arrepiento, pero no tenía opción.

_ ¿Asesinaste a alguien? - interrogó ella. ¿De qué otra cosa podía arrepentirse alguien como él, a menos de que hubiera ultrajado a alguna mujer? _ ¿o te aprovéchate de alguna chica? - lo miró con aprehensión rogando que dijera que no.

_ Jamás me aprovecharía de ninguna mujer. - dijo casi ofendido de que ella lo insinuara siquiera. _pero si me convertí en un asesino... por fortuna eran gente que lo merecía, pero, aun así, no era agradable y no me enorgullezco de ello, si pudiera retroceder el tiempo quizás no lo haría, quizás sí, no lo sé. También me convertí en ladrón y estafador, era la única manera de sobrevivir y yo quería hacerlo, estaba seguro de que encontraría a mis padres, soñaba con ese momento, en el que me presentara a ellos y ellos lloraran de felicidad al recuperarme.

_ ¿Porque no los buscaste ahora que puedes hacerlo?

_ Lo hice cuando regresé gracias a Gustavo. El cumplió su promesa de ponerme al frente de su agencia de seguridad e investigación, me hizo su socio, yo me traje a mi gente de allá, muchos de los hombres con los que vivía me siguieron, la mayoría eran fugitivos como yo, nos establecimos aquí, pronto la empresa cobro renombre, gente importante empezó a solicitar nuestros servicios, incluso el gobierno lo hizo, de la noche a la mañana estábamos traspasando fronteras y sigue creciendo, el caso es, que desde un principio tenía en la mente el buscar a mis padres, pero no lo hice en su momento, hasta tiempo después, cuando la empresa ya estaba bien establecida, era de renombre y contaba con los contactos adecuados. Mi gente los localizó y los investigó: cuando me llegó el reporte, no fui capaz de buscarlos, fue la primera vez que en realidad me derrumbé, no es que no lo supiera, pero lo estaba comprobando, toda mi niñez, toda mi vida arruinada por un par de excéntricos egoístas que, igual que como se hace con una mascota que ya no se quiere, fueron y me abandonaron lo más lejos posible de ellos, asegurándose de que jamás encontrara el camino de regreso.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Where stories live. Discover now