CAPÍTULO 4 ROBERTH

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Gustavo se acercó a su escritorio y en el encontró varios sobres con documentos y fotografías, así como varios dispositivos USB.

_ Mi amigo y yo. - dijo señalando de nuevo a Hakim. _ ya tuvimos tiempo de verlos y te aseguro que no volverá a meterse contigo, es más, de ahora en adelante te prometo que en lugar de atacarte se va a dedicar a cuidarte a ti y a tus intereses. ¿Verdad? - lo miró amenazante. El hombre asintió atemorizado. _ él ya sabe. - se volvió hacia Gustavo. _que, si algo te sucede a ti, a tu gente o a tus propiedades, contra el primero contra el que me voy a ir es contra él, me importa poco si es él quien lo provoca o es alguien más, te aseguro que toda esa basura que se encuentra ahí. - señaló lo que había dejado sobre el escritorio. _ será dado a conocer por todos los medios conocidos, te lo aseguro. - finalizó.

Gustavo miró la expresión de horror de Hakim, ese hombre sabía de lo que Roberth era capaz y entonces comprendió que podía dedicarse con tranquilidad a reconstruir lo que habían dañado y seguir adelante.

_ Gracias. - miró a Roberth. _ no tengo que decirte que mi propuesta sigue en pie.

Roberth no dijo nada, lo miró y salió del lugar.

Momentos después entraron dos hombres y se llevaron a Hakim de su oficina.

*****
Roberth miró las estrellas y la nostalgia lo invadió, como sucedía a menudo, no podía dejar de pensar que quizás en algún lugar del mundo, bajo ese mismo cielo sus padres pudieran estar pensando en él, aunque tenía que admitir que eso era tan improbable. De ser así, el no estaría en esos momentos en esa situación, bajo las estrellas del cielo, sin un lugar fijo en donde pasar la noche. Miró a lo lejos y pudo distinguir la fogata que sus compañeros habían encendido para resguardarse no sólo del frío de la noche, si no de las fieras del campo.

Pensó cuán afortunado era en tenerlos.

Todos por una u otra causa eran fugitivos, todos forjados por las injusticias de la sociedad, todos lastimados y heridos por otros seres humanos como ellos, algunos por sus propias familias, sus amigos, sus socios, otros por el gobierno o gente de la política y algunos más por delincuentes, pero todos menospreciados y atacados, hasta hacerlos huir y obligarlos a defenderse, tanto que su misión en la vida se había reducido a luchar o morir.

Ahora ahí estaba él, ante sí se le abría la posibilidad de cambiar de vida, la propuesta de Gustavo era tan tentadora, sobre todo para él, que estaba tan cansado de seguir con esa vida, en donde no había futuro ni esperanza, en donde sólo podía esperar el siguiente ataque y luchar por no dejarse asesinar esperando el momento en el que alguien lo lograra y por fin descansar, sin embargo estaban todos esos hombres, malvivientes, abogados, empresarios, empleados, campesinos, ex militares, hombres que de una u otra forma cayeron en desgracia y que ahora no tenían oportunidad, hombres de todas las condiciones sociales, para los cuales no se vislumbraba ninguna esperanza, él era su esperanza, él era el que los mantenía unidos, él era el que los movía y el que los sostenía, sin su dirección, muchos de ellos se perderían, no los podía dejar por ir tras de un sueño, un sueño que estaba al alcance de su mano, pero que tenía que dejar ir, un sueño tan añorado pero que se diluía, como se diluía cada oportunidad que se le presentaba en la vida, cuando parecía que por fin salía del pantano en el cual había caído tantos años atrás y empezaba a pisar tierra firme, de la nada le arrebataban su oportunidad y caía de nuevo, uniéndose más si eso era posible.

No quería otra desilusión y no quería dejar a su gente, Gustavo Contreras tendría que olvidarse de él y arreglárselas solo, o buscar por otro lado, él no era su hombre.

Además, lo estaba librando al declinar su oferta, todo lo que él tocaba terminaba mal, las personas que en el transcurso de su vida le habían tendido la mano, ahora estaban muertas, así que Gustavo era afortunado.

Sin embargo, lo había ayudado en esta ocasión, sus contactos le habían informado que el complejo sería atacado aquella noche, no debía de haberle importado, no era su problema, pero él no pudo resistir hacer de las, suyas, después de todo le debía la vida a aquel hombre.

Gustavo Contreras lo había impresionado, era un hombre valiente y temerario, tenía el mismo espíritu que él, sólo que Gustavo vivía en la comodidad, teniendo todo, sus recursos eran ilimitados, en cambio él tenía mucha experiencia en defenderse, mucho conocimiento pero no tenía recursos y lo que poseía, el armamento, el equipo, generalmente era robado o sustraído de los lugares donde era desechado y él lo reparaba y reutilizaba, sin embargo aún en esas, circunstancias todo le servía y le valía , porque había salvado muchas vidas en el transcurso de su desordenada vida.

Como aquella noche hacía apenas una semana atrás, cuando había ingresado al complejo turístico y había apostado a sus mejores hombres en lugares estratégicos, quienes con verdadera maestría habían disparado aquellos diminutos dardos semejantes al aguijón de una avispa, casi invisibles al hombre, pero letales si él se lo proponía.

Para suerte de esos hombres, ahora no había usado ningún químico mortal, simplemente los había dormido, a quien si había aplicado su solución especial, era a Hakim, a quien necesitaba inmovilizar, pero a la vez quería que estuviera despierto y alerta, era necesario darle una lección y asustarlo a tal grado, de que dejara de meterse con su gente y de paso con Gustavo Contreras y sus trabajadores.

Había sido muy temerario, pero se preguntaba, ¿alguna vez había hecho en su vida algo que no fuera temerario?

Nadie en su sano juicio se enfrentaba a los líderes de ese país y salía con vida, nadie en su sano juicio entraba y robaba en las bases militares, nadie en su sano juicio se colaba a las unidades de acceso restringido y robaba armas y material químico al que ni siquiera los hombres de más altos rangos del gobierno tenían acceso por lo peligroso de su manejo, pero él sabía de todo, no era, químico, pero sabía el uso y manejo de lo que tomaba de esos lugares, no era militar pero sabía de armas más que cualquier jefe supremo de cualquier gobierno, no había estudiado en ninguna universidad como manejar una computadora, pero si le ponían una enfrente, podía hackear cualquier sistema por muy protegido que éste estuviera.

El vivir de esa manera, en la calle, rodeado degente de todo tipo, le había dado la oportunidad de aprender de todo y el no desaprovechada oportunidad, todo lo que le ponían enfrente era una oportunidad para él de aprender, de volverse más independiente, de volverse más temerario y más letal, su misión no era matar, era sobrevivir, cuando parecía que por fin podía sentar cabeza y soñar y empezar a hacer planes a futuro para su vida, llegaba alguieny lo jalaba de nuevo, recordándole de donde era y a donde pertenecía y lo hundían más en aquel agujero negro y profundo, del cual, por más que luchara le era imposible salir.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Место, где живут истории. Откройте их для себя