CAPÍTULO 18 RESCATE EN MARCHA

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Roberth estaba alerta, el momento había llegado, tenía que poner sus cinco sentidos en esto, no se perdonaría si algo fallaba, lo ideal hubiese sido dejar que llegarán a su destino y aprovechar para echar mano de Alfonso, pero no quería arriesgar más la vida de Lidia. De cualquier forma, James ya tenía ubicado a Alfonso, a través de su celular, solo necesitaban saber si tenía con él a Laura y a Damián.

En estos momentos lo más importante era liberar a Lidia, ya había puesto en alerta a Justin, no sabía si tuviesen que necesitar de sus servicios, de momento venía en camino y si todo salía bien se encontrarían en algún punto de la carretera.

*****
Lidia permanecía sentada en el piso de la parte trasera de la camioneta cerrada, justo donde la habían dejado cuando la subieron, temía moverse, no quería molestarlos, menos después de que la golpearan sin misericordia cuando la sacaron de la casa y la despertaron de su desmayó para tomarle unas fotografías junto al cadáver de Leonel, asustada se había resistido, pero sólo logró despertar la ira del jefe y arremetió contra ella, ahora estaba ahí con el rostro hinchado, el labio partido y seguro tenía un ojo Morado, no podía verse pero sentía como dolía toda la parte derecha de su rostro, también había recibido golpes y puntapiés en otras partes del cuerpo cuando había caído tras el primer golpe. Probablemente ni siquiera pudiera sostenerse en pie cuando intentarán bajarla de la camioneta.

Estaba muy asustada y no pudo dejar de llorar, así se había de haber sentido Laura cuando la secuestraron, no podía creer aún que su esposo hubiera sido el orquestador de todo eso. Era un monstruo, sin embargo con ella siempre había sido bueno, aunque quisiera negarlo no podía, él la había amado, la había protegido y aunque no le había podido dar hijos, nunca le había reprochado, al contrario la animaba cuando ella se deprimía y se sentía inútil y vacía, siempre llegaba y la abrazaba, le decía palabras hermosas y le demostraba cuanto la quería y le repetía una y otra vez que no la quería por lo que pudiera darle, si no por lo que ella era y le decía que prefería mil veces tenerla a ella que a un hijo.

Estaba sumida en sus pensamientos, preguntándose temerosa cuál sería su fin, que haría Rigoberto Salas con ella y Si su esposo realmente era capaz de entregarla a ese hombre y si su hermana aun estaría con vida.

De pronto sintió como la camioneta frenaba de repente y ella prácticamente salía volando estampándose en la parte de adelante, al igual que los dos hombres que la acompañaban. Ella apenas empezaba a reaccionar intentando incorporarse cuando ellos ya estaban bajando con sus armas en las manos.

Ella se quedó paralizada, escuchando aterrorizada los disparos en el exterior, iba a ponerse de pie, pero las fuerzas le faltaban además de que él dolor era insoportable. Asustada decidió permanecer en la misma posición en el piso de la camioneta, no supo cuánto tiempo pasó, se escuchaban gritos y disparos, de pronto la puerta se abrió y sintió como era arrastrada hacia el exterior, ahí alcanzó a ver al jefe de los secuestradores esperándola.

El sin contemplaciones la tomo del pelo bajándola y jalándola hacia adelante de él obligándola a caminar, la estaba usando como escudo humano

Lo escuchó decir que le dejaran la vía libre o ella moriría. Luego la obligó a subir a la camioneta de adelante y arrancó a toda velocidad, no había dado tiempo a que nadie más subiera, era evidente que lo único que buscaba era salvar su vida.

Ella solo se abrazó a sí misma, no iba a intentar escapar, y aunque ya solo estaba él, e iba manejando, traía un arma consigo y ella no podía, no tenía las fuerzas suficientes para hacerle frente. Solo le quedó llorar de nuevo ya sin esperanzas. De todas formas, agradecía a Roberth, aunque no lo había visto sabía que ese intento de rescate se debía a él, él le había dicho que iba por ella, solo rogaba que estuviera bien y también sus hombres.

*****

Cuando Roberth había visto a Lidia enfrente de Ese hombre golpeada y sometida por él, siendo usada como escudo humano, la ira lo invadió, pero en ese momento supo que habían perdido la batalla, no podía arriesgarla, así que ordenó a sus hombres que lo dejaran ir, con sorpresa vio como él se la llevaba, la subía a la camioneta y arrancaba sin esperar a que nadie más subiera, había abandonado a sus hombres a su suerte.

Rápido hecho un vistazo a su alrededor sus hombres ya habían sometido a los que quedaron, y no lo pensó más, ordenó que le bajaran una motocicleta que venía en una de las camionetas, mientras el daba instrucciones.

_ Señor. - dijo el hombre que le entregó la moto junto con dos cascos. ¿Está seguro de lo que va a hacer?

_Si. - asintió el poniéndose uno de los cascos y una chaqueta de cuero que también le fue entregada.

_ Esta armado y es muy peligroso.

_ Lo sé. - dijo encendiendo la moto. _no te preocupes. - arrancó a toda velocidad.

Él sabía lo que enfrentaba, ese hombre estaba armado y podría dispararle, pero él contaba con varias ventajas, una era que no se esperaba que un hombre en moto fuera parte del grupo de rescate, con el casco no lo reconocería, para él solo sería alguien más que transitaba por esa carretera, luego, si intentara dispararle, le sería muy difícil porque tenía que cuidar a Lidia y manejar al mismo tiempo además de disparar, no creía que lo intentara si no lo consideraba un peligro, y por último él sabía lo que hacía y lo que quería, tenía práctica en esto, había actuado en situaciones más difíciles y había salido airoso de ellas y sobre todo, estaba muy enojado, nadie lastimaría a, Lidia y quedaría sin castigo.

_ James. -dijo a través de su equipo de sonido. _dime que tenemos.

_ Bien. - contestó él. _ a los únicos que veo son a tus hombres, todo está despejado varios kilómetros hacia atrás y hacia adelante, a excepción de un auto que viene detrás de ustedes, pero lo suficientemente alejado como para que vaya a salir alguien lastimado o para, que sean testigos de algo.

_ Bien. Ahora dime que posibilidades tengo, lo he adelantado y parece no darse cuenta de que soy peligroso para él.

_ A unos cinco kilómetros de ahí están unas curvas, es seguro que tenga que disminuir la velocidad, tu única oportunidad cercana es esa, necesitas no darle tiempo de que acelere de nuevo.

Después de las curvas se abre un espacio plano hacia los dos costados de la carretera, creo que ese es el lugar idóneo.

_ Bien. Gracias James. - ambos guardaron silencio.

CORAZÓN ATORMENTADO. No.8️⃣/SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ