Diecisiete

24.2K 2.8K 582
                                    


Joy había chillado de la emoción cuando le dije lo que había sucedido con JungKook. Aunque yo aún seguía ausente, pasando por mi cabeza una y otra vez sus labios junto a los míos y la extraña sensación de que a él no le había gustado y se había arrepentido.

Hasta había llegado a pensar que, cuando él me respondió el beso; yo al menos, le atraía, pero eso cambio cuando él dijo que me veía divertido.

Claramente esa no era la respuesta que yo necesitaba.

Ningún chico me quedaba mirando porque me veía divertido y menos después de lo que habíamos hecho. Mirándome como si fuera una preciosa piedra al cual cuidar y proteger cada una de sus partes.

Pero como siempre, tenía una idea equivocada de cada cosa.

―Metió la pata hasta el fondo ―ella se aguantó la risa al ver como la mataba con mi mirada. Otras veces me habría reído junto a ella, pero esta no era la ocasión.

Me sentía dolido.

La primera persona, la cual me gustaba realmente desde hace mucho, no sentía absolutamente nada por mí. Y eso era realmente triste.

―¿Por qué esa cara? ―preguntó preocupada, la sonrisa que tenía en su cara se evaporó al instante.

―Él... ―suspiré, era difícil, aún más para mí, reconocer una cosa así y más cuando en un principio le había dicho que él ni siquiera me importaba y quería desesperadamente que todo esto terminara para dejar de verlo―. Me gusta ―terminé. Y su sonrisa se ensanchó cuando su mente procesó las palabras.

―¡Lo sabía! ―exclamó extasiada.

―¿Lo sabías? ―pregunté confundido.

Es que acaso ¿era tan obvio?

―Se te nota, bueno, yo lo noto porque te conozco y soy tu mejor amiga.

―¿Se me nota? ―pregunté atemorizado.

―No mucho, tranquilo. Ya te dije que yo lo noto porque soy tu mejor amiga y te conozco ―repitió lentamente sus palabras anteriores, las cuales no escuché―. Y, no veo el problema del porqué esa cara. ¿Qué sucede?

Suspiré antes de contestar, aliviado. ―Pues, cuando nos besamos, él se separó de mí tan rápido que ni siquiera me dio tiempo de saborear por última vez sus labios ―me interrumpió, con una mueca de asco antes mis palabras y reí―. Déjame continuar.

―Claro, sigue ―me alentó.

―Y bueno, me estaba mirando como yo lo miro algunas veces y eso me dio esperanzas, pero cuando le pregunté por qué, él me responde con lo que te conté hace un rato. "Te ves divertido" ―cito sus palabras con indiferencia. Cruzándome de brazos y recostándome en el asiento, como un niño pequeño que no consigue lo que quiere.

―Y sacaste tu conclusión ―me dice, luego de un rato.

―¿Qué otra respuesta hay para eso?

―Que quizá no quiere admitir que le gustas porque no debe hacerlo. Si mal no recuerdas eres su paciente. Nada puede existir entre ustedes. Y él lo sabe muy bien.

―Pero... ―me quedo sin palabras. Aunque eso no es una respuesta que pueda ayudarme en esta situación. Es coherente.

El lunes de la próxima semana llegó rápido

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

El lunes de la próxima semana llegó rápido. Eran las diez y media de la mañana y JungKook estaba frente a mí buscando algunas cosas en su portátil.

Se había comportado extremadamente indiferente conmigo y supe que algo andaba mal. Besarlo como lo había hecho la semana pasada había sido un error que solo provocó que todo lo que habíamos avanzado este tiempo, muriera, quedando como dos completos desconocidos.

Nuevamente.

No me quedo más que jugar con los dedos de mis manos, decorados por un par de anillos que habían pasado de generación en generación y algunos que completaban el atuendo que ese día usaba.

El tarareaba una conocida y pegajosa canción que tiempo atrás me resultaba placentera. Ahora solo provocaban una gran molestia al sentir su fría indiferencia una vez más. Y subí mi cabeza para mirarlo.

Desde que había llegado su mirada no se había despegado de la pantalla de su portátil y ni siquiera habíamos cruzado palabra más que las del saludo.

Más que el tarareo de él, el sonido que hacían las agujas del reloj al pasar cada segundo me estaba volviendo loco, habían pasado diez minutos desde que llegué. Diez minutos en los cuales me sentía realmente ignorado y diez minutos de desesperación.

Cada sonido imperceptible para el oído de una persona ahora se hacía tan claro como el agua.

―Bueno ―el sonido de su voz y sus ojos puestos en mí me hicieron mirarlo de inmediato―. ¿Cómo has estado? ―preguntó, con un tono natural.

Como si nada hubiera pasado.

Me encogí de hombros y respondí.

―Bien, todo bien.

―Me alegra ―él sonrió, bajando la pantalla de la portátil, cerrándola completamente y poniendo sus brazos cruzados arriba de ella.

―¿Qué haremos hoy? ―pregunté, tratando de sacar el incómodo silencio de la situación, además de sus ojos mirándome fijamente.

―Hoy no haremos nada, pero si hablaremos de algo.

Mi corazón comenzó a palpitar descontroladamente. Cerré los ojos y apreté los puños procurando que él no viera mi actuar. Tenía miedo de que el momento en el cual él dijera que tenemos que hablar, llegará. Sabía que se refería a lo que había sucedido hace una semana. Y no estaba preparado para las palabras: "Lo que pasó entre nosotros, fue un error."

―¿Sobre qué? ―tratando de parecer normal, pregunté, regalándole la más falsa de mis sonrisas.

―Bueno, creo que, la primera etapa de todo está cumplida. Me dijiste que sabías de sexo, tu problema. Sabes más o menos qué ocurrió y porqué le tienes miedo al toque de otros hombres y ―tragó, tan pequeñamente, que pudo haber pasado inadvertido. Pero lo noté―, vimos cómo te comportabas con un hombre.

Sabía a lo que se refería, claramente, a lo que sucedió entre nosotros, no a lo que sucedió con su hermano ese día el club.

Asentí en silencio, pareciendo que aquello no provocaba nada en mí.

―Pero, creo que deberíamos dejar a un lado todo y comenzar realmente con la terapia.

―¿A qué te refieres?

―A que debemos comenzar la práctica. Para eso, he conseguido una habitación de hotel y algunos implementos perfectos para la hora de comenzar a ejercer el sexo.

Helado, frío y congelado. Así estaba.

 Así estaba

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.


Virgen a los 25 [jjk;kth]Onde histórias criam vida. Descubra agora