Doce

23.8K 2.6K 954
                                    

5/5

Al entrar a la gran habitación (la cual se veía realmente acogedora). Un hombre, de cabello blanco y gafas que tapaban casi la mitad de su cara, estaba sentado frente a mí, con una pequeña sonrisa. Joy me dio un apretón en el hombro, empujándome suavemente para entrar.

―Hola, TaeHyung, me da gusto volver a verte ―saludó alegremente. Fingiendo. Claramente mucho de los psicólogos debían fingir estar felices para darle confianza a sus pacientes.

Pero algo fue raro, aunque creía que su alegría era falsa, algo me decía que no era así.

Sonreí, sentándome.

―Supongo ―contesté, incapaz de decir algo más. Él rió, haciéndole una seña a Joy para que se sentara a mi lado.

Él suspiró, mirándonos fijamente por unos minutos.

―¿Quieres que comencemos?

Me encogí de hombros. ―Sí, claro.

―Bueno, cuéntame, ¿Qué ha sucedido?

―Yo... bueno... estoy ―mi voz se fue apagando con cada palabra, aun no se me hacía fácil decir que estaba en una consulta con un sexólogo por mi problema de aun-virginidad-a-los-veinticinco.

―¿Le digo yo? ―preguntó Joy al ver mi clara incomodidad. Solo asentí y ella sonrió, comenzando a hablar―. Bien, ¿recuerda cuando nos dijo que sería difícil para TaeHyung, ejercer una relación sexual?

El Doctor asintió, y yo solo miré a Joy confundido.

―Si lo recuerdo... ¿Sucedió?

―Sí, estamos, bueno, Él está yendo a una consulta con el sexólogo. Jeon JungKook ―el psicólogo asintió, como si conociera a JungKook, Joy continuó, pero no podía escucharla.

¿Por qué Joy sabía que tendría complicaciones a esta edad?

La fija mirada de DongIn en mí, provocó que toda mi atención se centrara en él. Suspiré, sabiendo que ahora vendría la verdad.

Aquella verdad que había convertido mi niñez en una mierda.

―Así que, lo que ha sucedido en este corto periodo de tiempo, te ha recordado a EunJae.

―Bueno, algo así. Solo recuerdo su nombre... nada más ―él asintió, dejando a un lado aquel cuadernillo que siempre los psicólogos usaban.

―TaeHyung, cuando tenías diez años, algo sucedió en tu familia. Con tu madre, contigo, con tu padre e incluso con tu hermano ―dice, cruzando las piernas, recostándose en el sillón, sin dejar de mirarme.

―¿Hermano? Perdón, pero yo no tengo un hermano.

―Lo tienes. Su nombre, es EunJae.

Esperen. Esperen.

Alto allí. ¿Yo tenía, es más, tengo un hermano llamado EunJae? 

Mi respiración se volvió espesa, no podía respirar bien. Miré a Joy, quien mantenía su cabeza en dirección al suelo.

―¿Qué fue lo que sucedió? ―pregunté, con la voz pendiendo de un hilo. Joy gimió, mirando a DongIn, esperando impaciente a que la verdad saliera de sus labios.

―Tu hermano, EunJae, sufría un pequeño trastorno mental. Le hacía ponerse agresivo con quien sea. Estuvo internado unos años en un hospital mental cerca de Japón un par de años. Los médicos le dieron el alta creyendo que él estaba curado. Pero no fue así. Al llegar aquí, EunJae fue diagnosticado con bipolaridad severa, lo que hizo aún más grave su condición.

Hizo una pausa, esperando a que pudiera procesar bien la información, hice un sonido con mi garganta pidiéndole continuar.

―La clínica era costosa y ustedes no tenían los recursos para volverle a internar, por lo que tu padre tuvo que salir a trabajar al extranjero. Allí las cosas se pusieron peores. Tu madre no tenía la fuerza como para detener a EunJae en sus crisis. Por lo que él la golpeaba sin parar hasta que se cansaba. Hasta que un día... Eso no fue suficiente. Tu hermano... EunJae, paró de golpearla repentinamente. Subió hasta tu habitación y abusó de ti ―dijo directamente, sin titubeos, ni detalles.

Sollocé, recordando la vez que soñé aquello.

―Luego de eso. Él jamás paró, hasta que un día tu padre llegó a casa, encontrando a tu madre tirada en el duelo, inconsciente, y escuchó tus gritos desde arriba. Lo que le asustó. EunJae aún no se calmaba lo suficiente, así que cuando tu padre quiso detenerlo, también le atacó.

―¿En dónde está EunJae ahora?―pregunté asustado, incapaz de detener mis sollozos, estaba realmente alterado.

―Te escabulliste hasta la cocina, tomaste un cuchillo y al llegar a la habitación ―suspiró, poniéndome nervioso―. Se lo enterraste en la espalda, como medio de defensa hacia tu padre. Él cayó al suelo, desangrándose. Pocos minutos después murió.

―¿Qué? ―pregunté. Mi voz resonó en toda la habitación.

Esto puede ser cierto.

El nudo en mi garganta no me dejaba respirar bien. Me agarré a un extremo del sillón cuando sentí que todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas y de pronto, todo se volvió negro.



 Me agarré a un extremo del sillón cuando sentí que todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas y de pronto, todo se volvió negro

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Virgen a los 25 [jjk;kth]Where stories live. Discover now