—¿Por qué no me has llamado?

—Era demasiado tarde y...

—¿Y qué? —interrumpió en un susurro acercándose a ella—. Nunca es demasiado tarde si me necesitas, Lena —regañó y la pelinegra comenzó a sollozar de nuevo—. Joder, lo siento, tampoco debería ponerme así cuando tú estás mal.

—Tranquila... Tienes razón —asintió cogiendo su mano y suspiró—. Solo vamos mañana a la fiesta. Me gustaría olvidarme un poco de esta mierda y, después de eso, estudiaremos en serio.

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La casa de los Olsen siempre estaba disponible para cualquier fiesta de la fraternidad. No era la primera vez que acudían ahí y salían de desfase de aquella casa. Siempre había buen rollo por parte del anfitrión que era gran amigo de Winn y sabía a quién invitaba; a la gente de confianza que solo venían a divertirse y no a estropear nada.

Entraron sin pensarlo dos veces y ya estaban sirviéndose copas entre bailes tontos. Alex, que sabía que Kara era la única diferente entre sus amigos, le entregó un pequeño regalo: una petaca con alcohol alienígena. La rubia se sorprendió porque jamás pensó que existiera después de tantas salidas, pero la pelirroja encogió de hombros y le exigió que no preguntase; quería que también sintiera un poco esta etapa y que su cuerpo sintiera aquellas sensaciones. Solo le pidió que tuviera cuidado, que fuese responsable y la rubia asintió contenta.

Entre bailes tontos y juegos estúpidos, Kara sonrió al ver a Lena más animada, aunque también preocupada porque no paraba de beber. A pesar de que ella también lo estaba haciendo, no entendía que tenía el alcohol porque no le encontraba sentido. Entonces, aunque quisiera notar esa sensación de embriaguez, quiso frenar por si la pelinegra se pasaba de la raya, cuidándola como siempre hacía.

Se juntó con ella minutos después pasando su brazo por el cuello y Kara soltó una pequeña risa cuando Lena casi le quitó la copa para beber, acercándose a su oído y explicándole que era alcohol alienígena que su hermana le había conseguido.

—Alex me dijo que si un humano toma un sorbo de esto caería redondo en el suelo, aunque estoy empezando a dudar porque no siento nada.

—Oye, eso hace que me tiente más —se echó a reír intentando nuevamente coger su copa, pero Kara negó.

—En serio, Lena —sonrió acariciando rápidamente su espalda de arriba hacia abajo.

—Hola, Kara —interrumpió James con una sonrisa entre dientes en el rostro—. ¿Qué tal? ¿Te estás divirtiendo?

—Uh... —Lena se apartó deslizándose hacia un lado cuando miró el rostro del chico y se dio la vuelta alzando las cejas intermitentemente hacia Kara mientras se iba dando marcha atrás—. Voy a por más de esto —agitó el vaso, dedicándole una sonrisa diabólica y movió los labios hacia Kara entre que apuntaba al anfitrión—. Disfruta con James.

La rubia intentó con la mirada de que eso era lo que menos quería ahora, pero no lo consiguió cuando su mejor amiga se dio la vuelta. Tenía una sensación de pánico intentando que no se notara en el rostro porque no quería que Lena la dejase a solas con él.

No era nada misterioso. Había escuchado más de una vez que el chico estaba interesado en ella, pero Kara no estaba interesada de ninguna manera. A decir verdad, no estaba interesado en nadie en absoluto porque el amor... No era que no le importara, pero tampoco sabía nada sobre eso. Le asustaba demasiado y más siendo un alienígena donde no podía compartir su secreto con nadie. James se acercó cautelosamente y Kara fingió una sonrisa, intentando no parecer una mueca cuando le dio conversación.

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—¿Lena? ¿Y Kara? ¿No estaba contigo? —preguntó Alex nada más entrar en la cocina al ver que la pelinegra se servía otra copa.

We could be happy | Supercorp AU UniversityWhere stories live. Discover now