Al pasar la puerta vemos a Liam junto con un extraño, este va tatuado, descansa en nuestro sillón con las piernas bien estiradas, ríen mientras brindan con unas cervezas en lata, no parecen borrachos.

- ¿No íbamos a vernos mañana? -Dice ella tan sorprendida como yo.

- Ya te he dicho, hago lo que quiero cuando quiero -Parece una autoridad aunque Atenea no se incomoda con sus palabras, sigue siendo la misma borde de siempre-. Me apetecía conocer al asesino de una interesante clienta.

- ¿Cómo...?

- Yo lo sé todo -Vuelve a cortarla-. No os molestéis en disculparos, habríais provocado una gran perdida de dinero sino llega a ser porque tengo su número de cuenta y nadie la echará en falta.

Atenea parece relajarse tomando asiento, hasta el momento yo también estaba tenso.

- Por cierto, soy Zayn, tu nuevo jefe -Se levanta a mi altura y estrecha su mano con fuerza para saludarme-. Harry ¿No?

- El completo responsable de lo sucedido.

- Ah... Así que fuiste tú solito -Masajea su mentón pensativo, me mira de arriba abajo y sonríe tan arrogante que siento verme en un espejo-. Pensaba que no te negarías a un buen sexo.

Niega divertido, no han venido a buscar nada tan solo a presentarse y hacer par de preguntas sobre lo sucedido hoy que todavía no quieren decir cómo supieron tan rápido lo que ocurrió. Aún así, me alegra que se encarguen de arreglar mis desastres y quedar fuera de culpa. Tomamos un par de cervezas, ella se niega pero igual mantiene una conversación bastante fuera de su tono, incluso puede pasar por una chica normal.

Se van a eso de las dos de la mañana, llevan un par de copas encima pero se mantienen en pie, por otro lado Atenea a penas se molesta en dirigirme la mirada antes de irse a dormir. Tumbado en el sofá, tapado con la manta gruesa, pienso en Mishel; ¿Porqué huiría? ¿Sería por mí? ¿Está buscándome? ¿Tendrá celos de Atenea al enterarse que me fui con ella? ¿Aprovechó la oportunidad porque nosotros nos fuimos?

Masajeo mi frente intentando descifrar el enigma, es imposible que nos encuentre en el bosque, apartados del mundo, en todo caso a ella la pillarán infraganti en cuanto dé la nota por la ciudad. Quiero encontrarla, algo en mí me obliga a protegerla o proteger al mundo de ella, no lo tengo claro pero es un sentimiento que jamás he expresado en mi interior y ahora está brotando, me asusta. ¿Por qué con Atenea no me pasa? No quiero protegerla, o es que quizás no necesita que la protejan.

...

Siento una presión en mi cuerpo, algo me hunde en el sofá, no puedo abrir los ojos tan rápido como me gustaría ni enfoco a la persona encima de mí. La claridad me deja ver al fin a la morena a horcajadas, tiene su cara muy cerca de la mía, puedo oler su aliento mentolado, frunzo el ceño confundido pero no hago ademán de apartarla.

- ¿Qué haces? -Mi voz suena más ronca de lo normal por el poco uso durante el sueño.

- Verificar si reaccionas rápido a una amenaza.

- ¿Eres una amenaza?

- Podría serlo, un cuchillo en mano y ya no estarías aquí.

- Últimamente estás muy a la defensiva -Ambos tomamos asiento despacio, coge una taza de café posada en la mesa y le da un sorbo.

- Estoy atenta, has matado a una mujer por aburrimiento sexual, no sé que te detiene a matarme mientras duermo por cualquier tontería parecida.

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