Inquebrantable

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     —¡Rick! ¡Rick! —Aimer le sacudía la cabeza; pero era inútil. Tenía los ojos abiertos, pero su mirada no enfocaba nada; la herida entre el pecho y el estómago era espantosa. Aimer se miró las manos, estaban llenas de la sangre del chico. Temblaban.

Los puñetazos de Koru ya no eran tan fuertes como antes. Perder tanta sangre estaba teniendo sus consecuencias.

Noam blandió con fuerza la espada; y como el capitán fantasma se concentró en bloquear el ataque, Koru logró darle otro puñetazo; pero estos apenas se sentían. Koru temblaba y veía borroso. Dejó el puño apoyado en lo que quedaba de la mejilla del espectro; y este le dirigió una mirada sin vida. Noam seguía forcejeando con él.

—Es inútil —dijo el capitán—. Mis hombres y yo los superamos en número y poder.

—¿Cuáles hombres? —le preguntó Bruno; apareció entre la neblina detrás de Noam, armado con Matamonstruos. Detrás de él apareció Raven; empuñaba una daga, y en la hoja de esta también había sangre mágica de Koru. Y luego Dust, con otra espada.

El capitán recorrió el campo con los ojos: no había ningún fantasma además de él. Le pareció imposible. ¿Cómo esos simples humanos habían podido vencerlos?

—¿Aimer? —les preguntó Noam.

—A salvo —contestó Dust—. Rick murió, ella está con él.

Bruno le devolvió a Matamonstruos a Noam, y él tomó a Susurro de Acero.

—Buena espada —le comentó Bruno a Noam—. Pensé en quedármela. —Examinó a Susurro de Acero—. Esta también es buena. —Apuntó al capitán fantasma—. ¿Qué harás ahora, maldito muerto? —le preguntó—. Estás solo. Tu única arma es esa espada oxidada... ¿O invocarás a algún demonio marino?

El capitán sonrió. Se precipitó a atacarlos. Noam, Bruno y Dust hacían lo posible por seguirle el paso, pero el capitán era mucho más hábil que sus fantasmas subordinados. Lanzaba tajos relampagueantes y estocadas muy rápidas para esquivarlas; en un parpadeo, los tres tenían varios rasguños por todo el cuerpo. Y ni siquiera habían podido herirlo. Raven corrió con Koru y lo ayudó a mantenerse de pie; no podría seguir luchando, había perdido mucha sangre, estaba cerca de perder el conocimiento.

—¿Los fantasmas sangran? —preguntó Dust mientras se veía uno de los cortes en el brazo; era profundo.

—Pues haremos sangrar a este —replicó Noam mientras atacaba al capitán con un tajo bestial; el fantasma lo desvió con su espada. Y le dio una fuerte patada que lo arrojó a tres codos de él.

Dust y Bruno se abalanzaron sobre él; pero los empujó a ambos con sus puños, los alejó también.

—Suéltame —le pidió Koru a Raven; escupió sangre a un lado—... ten... t-tengo que ayudarlos.

—Mírate —le dijo Raven—: apenas puedes mantenerte de pie. Perdiste mucha sangre.

—No puedo quedarme sin hacer nada mientras todos están luchando. —Le dirigió una mirada severa. Raven conocía esa mirada, la veía siempre que miraba su reflejo, siempre que veía a los ojos de Tekai, incluso llegó a ver esa mirada en Noam y Jeriko: «Ojos valientes, ojos de guerrero».

—No te mueras. —Raven le soltó el brazo.

Koru caminó forzosamente hacia el capitán fantasma, que encaraba a Dust y a Bruno. El espectro se volvió a él; Koru alcanzó a darle un fuerte puñetazo que le desencajó la mandíbula. El fantasma soltó una maldición y se la acomodó.

Confrontación de Mundos [IronSword / 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora