De Regreso

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     Noam despertó en un catre, con un pañuelo húmedo en puesto en la frente, con dolor de cabeza y un cansancio inmenso.

Volteó la mirada hacia un lado, vio a Aimer dormida en una silla. En la mesa que estaba junto al catre había una lámpara de aceite y un bacín con agua. Trató de levantarse pero el mínimo esfuerzo lo dejaba agotado por completo. Los ojos se le cerraban solos. Recordaba cuando lo llevaron atado a la cubierta con aquella bruja, luego un fuerte dolor de cabeza y después nada...

«Todo lo que pasa por mi imprudencia. —Sonrió al reflexionarlo—. Soy un idiota, Jeriko tiene razón».

Aimer se despertó y vio que Noam también estaba despierto.

—¿Cómo te sientes? —le preguntó.

—Como si hubiera peleado una guerra yo solo —respondió Noam mientras se quejaba del cansancio—. ¿Funcionó... lo que haya hecho esa bruja?

—Sí..., la hechicera logró expulsar al demonio que devoraba tu alma.

—¿Dónde está Jeriko? —inquirió Noam.

Aimer bajó la vista... tenía que decírselo, pero no pensó en suavizarlo; si lo intentaba, Noam se enfurecería.

—Para salvarte de ser consumido por el wendigo, pagó el precio que fijó la bruja del mar —le respondió.

—¿Cuál fue el precio? —preguntó Noam mientras cerraba los ojos por la insoportable jaqueca.

—«Lealtad al mar», dijo la bruja. —Aimer tampoco comprendió a lo que se refería—. De pronto, su cabello se volvió verde, y su piel se puso de color azul verdoso. Y le salieron aletas... Saltó al mar y se sumergió hasta las profundidades.

Noam abrió los ojos. Tocó la frente de Aimer, pensó que tenía fiebre muy alta y estaba delirando; pero no era así.

—Sé lo que piensas —le dijo Aimer mientras le quitaba el pañuelo húmedo de la frente—: que estoy loca. Pero eso fue lo que pasó. Aún no lo creemos. —Soltó una risita—. Es gracioso: hace unos meses estaba en mi habitación del castillo, viviendo llena de lujos y comodidades. Y ahora estoy cruzando un mar que tiene más muertos que un cementerio; con el VI Salvador, un elfo, una salvaje y una tripulación de piratas-mercenarios, buscando una espada legendaria. Un amigo se convirtió en algo así como un hombre-pez, y ahora yo soy una reina... ¡Ja, ja, ja! —La risa se convirtió luego en un suspiro agotado—. A veces pienso que no sobreviviré a todo lo que pasamos y lo que nos queda —comentó desesperanzada—. Esta travesía no se terminará pronto.

«Se ve muy alterada —pensó Noam—. Hemos pasado por mucho... Pero ¿qué demonios le pasó a Jeriko?».

—Oye, Noam —lo llamó Aimer—, ¿no te has preguntado cómo hubiesen sido nuestras vidas: la tuya, la de Jeriko y la mía, si no nos hubiéramos conocido en Gerakia?

—No —respondió Noam mientras levantaba una ceja.

—Me pregunto si sería mejor o peor —dijo Aimer—. Probablemente yo hubiera muerto a manos de aquellos asesinos... ¿Me pregunto qué pasaría con ustedes? No hubiésemos conocido a Koru y a Raven.

—¿Te sientes bien? —preguntó Noam. Nunca había visto a Aimer de esa forma.

—No —respondió ella, bajando la vista—. Jeriko no está con nosotros ahora y no sabemos cómo está, ¿cómo crees que me hace sentir eso? —Se esforzó sobrehumanamente para contener las lágrimas.

—¿En qué dijiste que se había convertido? —preguntó Noam.

—La hechicera dijo que se llamaba merrow —contestó Aimer mientras se llevaba la mano a su frente—. Básicamente, un hombre-pez.

Confrontación de Mundos [IronSword / 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora