Crisis de Nova: Luna y Sol

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     —Pasará un tiempo antes que puedas caminar —le diagnosticó Dante a Mandorf. Desgarró lo que quedaba del pantalón; la pierna de Mandorf parecía un pedazo de carne medio puesto al fuego; le saldrían ampollas. Pero estaría bien en un tiempo.

—Les debo mi vida, y a ti que me sacaras de la hoguera —le dijo Mandorf—. Eres el príncipe de Valkya, ¿no? El que escapó.

—Sí —respondió Dante—. Parece que soy una celebridad por todo Asteris.

—En Valkya seguramente fuiste tachado como criminal de guerra —le comentó Mandorf—. No conozco a profundidad las políticas valkyanas, pero por los rumores parece que fue así.

—Todo el que no se arrodille ante el rey es un criminal de guerra —replicó Dante con una mueca.

Mandorf conocía las historias de la Valkya sanguinaria y del reinado de terror de Vlad Drakul. Pero le emocionaba estar frente a alguien que conocía bien la historia.

—Participaste en el exterminio de aquella rebelión, ¿no? —inquirió Mandorf.

—Sí —respondió Dante; hubiera preferido olvidar aquellos días. No se enorgullecía de sus actos.

—Escuché sobre la Batalla del Bosque Rojo. Hablaban de dos hermanos que arrasaban todo a su paso. Nadie podía enfrentarlos. ¿Eran tú y el príncipe Celrau?

«Celrau», el nombre hizo que Dante frunciera los labios con amargura. Maldecía a su hermano todas las noches antes de dormir. Lo único que lo unía a él era la casa Drakul. De resto, Dante lo hubiese asesinado cuando eran niños.

—Se están tardando mucho —dijo Hylond—. Deberíamos ir.

—No podemos dejar a este hombre aquí —replicó Dante.

Los tres escucharon pasos detrás de ellos. Voltearon a ver de quién se trataba: eran aldeanos, que salían de sus casas después de estar días sometidos por los rebeldes.

—Nosotros cuidaremos al señor Mandorf —dijo un hombre mientras se acercaba.

—Jason. —Mandorf lo reconoció; era un cabrero de la aldea, muy querido por la gente—. Me alegra que estés vivo. —Se volvió a Hylond y Dante—. Déjenme con ellos, estaré bien. Cyprian y tu hermano podrían estar en problemas.

Dante y Hylond asintieron y fueron a buscar a Cyprian y a Rylond. Dante sabía el camino al fuerte North Axe, y sabía que podía haber más rebeldes. De regreso con Hylond y Mandorf, había enfrentado a un par de rebeldes y los derrotó fácilmente. Pero ¿había un ejército dentro de la aldea y no lo sabían?

—Mira ahí —le señaló Dante a Hylond al frente, y se detuvieron bruscamente.

Un grupo de al menos unos quince rebeldes se oponía entre ellos y el fuerte North Axe.

—¿Quién mató a Gorth? —preguntó el soldado que estaba al frente.

—Yo lo hice. —Dante dio un paso al frente—. Si me lo pides por favor, te mataré también.

—¡Mátenlos! —ordenó el soldado. Y los rebeldes se precipitaron a atacarlo.

Hylond hizo una «x» sobre su pecho con el sable y la hoz. Se dirigió a atacar, junto a Dante. El vástago dio un salto y se apoyó en el hombro de un soldado para saltar de nuevo y dirigió sus garras al cuello de otro rebelde.

Hylond blandió la hoz con rapidez y clavó la punta en el pecho de un rebelde sin armadura; luego bloqueó con el sable un lanzazo de otro soldado. Hylond retrocedió de un salto y luego arremetió con fuerza contra el soldado que tenía en frente: clavándole la hoz a un costado y apuñalándole el pecho con el sable. Dante volteó la vista y tenía a un soldado encima; se movió rápido, y golpeó la rodilla con fuerza sobrehumana, haciendo que se doblara hacia atrás.

Confrontación de Mundos [IronSword / 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora