Capitulo 1

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Andaira, una chica pelirroja con ojos de color castellano, se despertó un poco al sentir cómo la zarandeaban, pero sentía demasiado sueño, así que se limitó a gruñir y a acurrucarse en la cama de nuevo como señal de que no tenía pensado despertarse. Cosa que hizo que el que intentaba despertarle frunciera el ceño levemente molesto y le zarandeara con más fuerza, haciendo que la chica se enfadase y le diera un empujón aún sin abrir los ojos.

-Joder Sami, que me dejes dormir, no tengo nada que hacer hoy. -Su voz sonaba molesta, aunque también bastante somnolienta. Suspiró al notar que la persona que intentaba despertarle cesó de intentarlo y sonrió levemente, deseando volver a dormir y volver al mundo de los sueños, pero una voz grave  y con tono molesto hizo que se tensara, pues esa no era la voz de su hermano.

-Como no te levantes y me expliques que diablos haces en mi cama te tiraré al océano sin darte tiempo para que me des explicaciones. -Al escuchar esto la chica se giró hacia la persona que acababa de decirle eso mientras se sentaba en la cama estando bastante sorprendida. 

La chica observó a la persona que se encontraba frente a ella, era un chico joven que aparentaba unos diecinueve o veinte años, tenía el pelo largo, hasta la altura de su barbilla, de color negro y algo ondulado, aunque bastante desordenado. Su cara le miraba de forma seria y algo amenazante, aunque las pecas que adornaban su cara hacían que esa expresión amenazante disminuyera y pareciera un niño. Sus ojos eran negros y le miraban con desconfianza, aunque pudo ver en ellos que no había malicia en su mirada, por lo que supuso que no llevaría a cabo la amenaza que le acababa de hacer. La chica pasó a observar su distintivo sombrero naranja, que tenía dos caras, una sonriente y la otra triste.

-¿Vas a hablar de una maldita vez o vas a seguir mirándome como si fuera un fantasma?- Dijo el chico alzando una ceja. Al escuchar esto la chica salió de su desorientación, reaccionó y se hizo un poco hacia atrás por la impresión que le daba ver a ese chico delante de ella.

-T-tú eres...- Al escucharle el chico frunció levemente el ceño, suspiró y se rascó la nuca pensando que la chica actuaba de una forma muy rara.

-Soy Portgas D. Ace, comandante de la segunda división de Barba Blanca. ¿Y tú quien eres?- La chica abrió levemente la boca fruto de la sorpresa, conocía a ese chico, le conocía de un anime que solía ver en su tiempo libre, pero era imposible que ese chico estuviera frente a ella, él era un personaje de un anime.

-Yo... Yo soy Andaira.- Contestó al ver como el chico mantenía la mirada sobre ella esperando a que también se respondiera. Al escuchar su nombre el pecoso suspiro de forma leve y negó con la cabeza, pues ese nombre no le decía nada.

-Entonces dime, Andaira, ¿que hacías en mi cama y cómo has entrado en el barco de Padre? -La chica hizo una mueca y pasó a mirar a su alrededor, la habitación en la que se encontraba era completamente de madera, tenía un pequeño armario en una de las paredes laterales y en la pared opuesta se encontraba un pequeño escritorio. En dicho escritorio habían pocas cosas, una mochila de color verde con un estampado de líneas en negro y los bordes al igual que las asas eran de color blanco. La silla de dicho escritorio hacía la función de segundo armario. Pues tenía varias prendas de ropa sobre esta.

La chica pestañeó en silencio un par de veces intentando asimilar donde se encontraba y que ese personaje, para ella ficticio, se encontraba frente a ella, pero por mucho que lo pensara no conseguía encontrar un motivo por el que se encontraba ahí. Al fin y al cabo, lo único que recordaba era que se había ido a dormir después de haber cenado con su familia y que se encontraba en su habitación.

Salió de sus pensamientos al sentir como el pecoso que se encontraba frente a ella suspiraba resignado al no recibir ninguna respuesta. Se levantó de la cama y después se inclinó para coger el brazo de la chica ejerciendo un poco de fuerza, pero sin ser demasiada, intentando que esta se levantara. Andaira cedió al sentir su gesto y se levantó, se miró a si misma por inercia y agradeció internamente por que tuviera como manía el dormir con ropa de deporte corta. Llevaba un leggin corto negro que le llegaba poco más por debajo del muslo y una camisa de tirantes ancha de color azul celeste.

Mi aventura (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora