18. Caminos solitarios

Depuis le début
                                    

—Es posible que se usara un endurecimiento como el de Annie.

Eren recordó a Annie estando en la nuca de su titán —no pienses en eso no pienses en eso no pienses en eso— y llorando cuando le arrancó el trozo de carne de encima. Ahí había sido cuando él había dudado, en el momento en el que vio a Annie y por fin se le metió a la cabeza que estaba peleando contra ella como titán, y no en un tonto entrenamiento durante sus días en la academia.

El objeto con el que se había rodeado brillaba y las lágrimas se le congelaron en las mejillas antes de desaparecer de su rostro.

—¿Muros hechos de titanes?

Hay humanos que son titanes, pensó mientras obligaba a su mente a permanecer ahí, quieta en ese instante y ese pensamiento y a no divagar en cosas que solo le harían más daño. ¿Podría ser…?

Pero la sola idea le causaba náuseas y el conflicto que comenzaba en sus nervios solo lo empeoraba todo. Se echó hacia atrás en el pequeño respaldo del asiento en la carreta y bajó la mirada a sus manos, la marca de esa tarde en la palma viéndose rojiza y con los dientes demasiado marcados. Había veces en las que sus heridas no sanaban, especialmente si se trataba de las que se provocaba para transformarse.

Hange le había dicho que tal vez era un efecto secundario, pero ninguno de los dos tenía manera de saberlo a ciencia cierta.

Cuando la carreta comenzó a avanzar, Eren tiró la cabeza hacia atrás y miró hacia arriba, hacia el oscuro cielo sobre sus cabezas. Parecía irreal que tan solo unas horas antes hubiera estado peleando contra otro titán escondido en piel humana, sintiendo la sed de venganza y la necesidad de derrotar a Annie para sentirse revalidado.

—Eren, abrigate. De noche hace frío.

Mikasa le acomodó la capa sobre los hombros y la cerró en torno a su cuello, como si la prenda le fuera a producir calor.

—¡Ya estoy aquí! —dijo la inconfundible voz de Hange y los tres se giraron para verla acercarse junto con él Capitán Levi y un hombre distinto—. Tardé más de lo esperado en prepararme.

Los tres subieron a la carreta, primero el Capitán y después el hombre desconocido, aunque la cadena que llevaba alrededor le decía claramente de quién se trataba. Hange se sentó de última, mirándoles con una radiante sonrisa que apaciguó un poco sus nervios.

—¿Qué… qué hace aquí un miembro del culto?

Eren miró a Armin y después a Hange, la mujer inclinándose hacia un costado y tirando su brazo alrededor de los hombros del… ¿sacerdote?

—¡Ah! Nick es amigo mío, ¿verdad?

No lo creo, pensó él viendo la expresión en el rostro del pastor. Miraba a la señorita Hange de reojo con una crudeza que solo le había visto al Capitán Levi. Eren lo miró a él también, y después a su alrededor.

—Ah, descuiden —volvió a decir ella, inclinándose al frente e ignorando por completo la existencia del pastor, quien se apartó sutilmente de ella—. Este equipo parece diseñado para el desastre, ¿no Levi?

Eren sintió la calculadora mirada del hombre antes de que si quiera cayera en ellos; miró de Mikasa a Armin y al final a Eren.

—No, tiene sentido. Erwin los eligió por algo.

—¡Abran la puerta!

La orden resonó a sus alrededores y los tres se volvieron hacia al frente. Alcanzaba a ver al Comandante al principio de la comitiva, erguido y sin una pizca de duda en su figura. Eren parpadeó al ver que Jean se hallaba cerca de él.

Friend of the Devil ━shingeki no kyojinOù les histoires vivent. Découvrez maintenant