Capítulo 1

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Era el primer día de escuela, yey, bueno no, en realidad lo odiaba, ¿Pero que adolescente no?

Vistió sus pantalones negros, camisa y corbata con calma. Al abrir el cajón donde la guardaba diviso una gargantilla negra de terciopelo, la sacó acariciando el sueve material.

Negó para sí mismo, si sus amigos y padres lo vieran con eso harían preguntas y eso era lo que menos quería.

Bajó las escaleras siguiendo la vieja rutina de antes del verano, vió a los mellizos jugando en la alfombra roja de la sala y los saludó con la mano fugazmente y llegó hasta la cocina donde sus padres preparaban el desayuno.

─ Tom, cariño ─ saludó su madre ─ te vez terrible ¿No dormiste anoche?

Su padre le hecho un rápido vistazo dándole la razón a su madre.

─ Tuve algo de insomnio.

Y si, de verdad tuvo insomnio, pasó lo que pareció una eternidad dando vueltas en la cama cuando decidió que se dormiría mirando algo, comenzó con videos graciosos pero su mente se desvió y no comenzó a buscar videos del tipo que no debería ver, pero no de la clase que pensarían.

Tom tenía gustos diferentes...

─ Espero que puedas dormir mejor hoy.

─ Pero no en las clases. Hoy es tu primer día, así que concéntrate.

─ Gracias por recordármelo papá ─ respondió con una pisca de sarcasmo ─

─ Tom ─ llamó su madre regañandolo ─

─ ¿Qué? Solo decía...

─ Olvidalo, Alba, Oliver, siéntense ya.

─ Si ─ asintieron ambos ─ corriendo hasta la mesa ─

Sentados desayunando animados eran un ejemplo de una clásica familia canadiense, un padre proveedor de alimentos, con un sueldo no muy alto ni muy bajo. Una madre ama de casa que tomaba pequeños trabajos de medio tiempo de vez en cuando. Dos pequeños hiperactivos muy unidos y su hijo mayor estudiante destacado en su clase.

Todo era perfecto a excepción claro de su pequeño secreto.

Tom como buen hijo terminó de desayunar y se despidió de sus padres, tomó su bicicleta y comenzó a pedalear hacia la escuela.

Atravesó las pintorescas casas del pueblo rodeadas por bosques y pequeños parajes naturales, como lagunas y montañas. El luga era un punto turístico muy concurrido con diversas actividades que iban desde acampar, montar a caballo hasta escalar.

Tom amaba con todo su corazón ese pueblo, había tantas cosas que hacer y que ver, pero su destino era estar encerrado 7 horas privado de todo eso.

¿Como se supone que querían que le gustara la escuela?

Ignoró esos pensamiento y se adentró en la antigua edificación, era como un castillo pequeño, antiguo, gris y funebre, especialmente en esa estación. Encontró su clase y fue hasta su pupitre donde Eloi su mejor amigo y sobrino del pastor del pueblo, porque si, era un pueblito muy religioso chapado a la antigua, lo esperaba.

─ ¡Tomi! Llegó el hombre que esperaba.

─ Baja la voz ─ pidió apenado, luego de tantos años de amistad cualquiera pensaría que estaría acostumbrado a los comportamientos de su amigo pero no ─

─ Hola a ti también, ¿Como haz estado? Yo bien y ¿Tú? genial, fui a esa horrible cabaña en las montañas con mi familia pero adivina a quien vi, a Cat, lo sé lo sé, pasamos mucho tiempo juntos y parece que le gusto, le pediré que sea mi novia.

« Cuando llega el otoño » Donde viven las historias. Descúbrelo ahora