CAPÍTULO 0 2

4.3K 424 104
                                    

—¡Me siento incómodo! ¡Sudas mucho Naruto! —reclamaba Satoru que iba en la espalda del Uzumaki 

—¡Deja de moverte! —le dijo Naruto al sentir como el pequeño se movía tanto que casi no podía sujetarlo bien, y la estatura de este tampoco ayudaría si se cayera de su espalda

—¡No quiero, hueles feo y tu sudor se me está pegando! —decía el niño intentando separarse del chico que lo estaba cargando y soportando sus berrinches desde hace más de una hora, ya que desde que comenzaron a correr no había dejado de quejarse.

—Estar corriendo en tanto sol no es tan fácil, ¿sabes? —respondió ya cansado, "creo que nunca quiero tener hijos" pensó el Uzumaki.

—¡Igual, ustedes son mis sirvientes y yo soy el hijo del señor feudal, deberían llevarme con más elegancia! —dijo con arrogancia

—¡Sakura-chan! —llamó a su amiga que había tratado de evitar ese momento a toda costa desde que empezaron su misión, después de todo la niña que habían protegido años atrás no se diferenciaba mucho del hijo del señor feudal. —¡Ayúdame ya no puedo! 

—Está bien, está bien, pásamelo —ambos se detuvieron, Naruto rápidamente bajó al niño de su espalda y se lo entregó a Sakura

—¿Sakura, no? —la chica asintió

—Espero que seas mejor que ese tonto y no huelas a perro muert- —fue cortado por un golpe del rubio que se había estado conteniendo desde que lo vio en la oficina del Hokage, obviamente usó muy poca fuerza, pero aún así, los ojos del niño se cristalizaron.

—¡Naruto! —lo regañó la pelirosa al ver como el niño se había quedado callado mordiéndose el labio.

—Te juro que no le pegué fuerte Sakura-chan, oye Satoru... —al tocar el hombro del niño inmediatamente se calló

—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaah! Me ha pe- gao ese Na, tuto —no podía hablar bien por estar hipando, de sus ojos caían cascadas de lágrimas, nunca antes alguien se había atrevido a ponerle un dedo encima.

Ambos jóvenes se estremecieron del grito que había dado Satoru, y se quedaron tontos por un momento.

—Ah, Satoru no grites tan fuerte, alguien puede escucharnos —Sakura fue la primera en reaccionar y trató de tomar al niño en brazos, pero este rápidamente la rechazó apuntando a Naruto sin dejar de llorar.

—¡Me ha pegado, aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! —se quejaba sin dejar de gritar

—Perdón, perdón, ¿me perdonas? —se disculpó rápidamente al ver la mirada que le daba su compañera

—¡No! —gritó una vez más para luego levantar sus brazos hacia Sakura, que entendió lo que quería el niño y lo alzó en brazos —¡Te acusaré con mi papá! —dijo antes de abrazarse a la pelirosa y seguir llorando desconsoladamente

.

.

.

.

.

—¡Sasuke, paremos un rato! —estaba cansado 

—¡No! —siguió saltando de árbol en árbol

—¡Tengo mucha sed! —se quejó el peliblanco

—¡Pero que dices Suigetsu si acabas de tomar dos botellas de agua hace unos minutos! —volteó a ver a su compañera pelirroja y le sacó la lengua

—¡También estoy cansado, Sasuke no seas así, está bien que tú no seas humano, pero otros sí! —trató de convencerlo, desde que "Madara" les había dado la misión no habían parado de correr y solo descansaban en las noches, era muy agotador.

—Solo unos minutos —accedió deteniéndose, y fue en ese momento cuando se percató de que también él estaba cansado, sus piernas le rogaban que se sentara todo un día para descansar del esfuerzo que había estado haciendo hasta ahora, no se había dado cuenta por estar cegado por su sed de venganza al ir por el objeto que les había ordenado Madara.

—¡Sí! —ni bien escucharon esas palabras salir de la boca del pelinegro, todo su equipo, incluido Jugo, que no se habían atrevido a quejarse cayeron desplomados al suelo.

—¡No te tomes todo el agua Suigetsu! —Karin le quitó una de las botellas de agua al peliblanco

—¡Yo la compré, devuélvemela! —intentó quitársela a la pelirroja que ya estaba bebiendo del contenido de la botella.

—Sasuke-sama, ¿ya estamos cerca del país del fuego? —preguntó Jugo que también bebía de una botella de agua

—Si seguimos así en unas horas llegaremos —contestó fríamente el Uchiha mirando al cielo, era hora de cumplir con su venganza, destruiría Konoha hasta hacerla polvo.

—¡Oye Sasuke! ¿No te preocupa que te reconozcan e intenten llevarte de regreso a la Aldea? —Suigetsu se acercó a sus dos compañeros

—Hump, no me importa, además —cerró sus ojos recordando a dos rostros de su pasado, sabía que al llevar su venganza a cabo, también se enfrentaría a su anterior equipo

—¿Además? —preguntó curioso el Hozuki  

—Además no estaremos por los al rededores de Konoha —completó su frase dejando de mirar el cielo —Terminó el descanso.

SABOR DULCE AMARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora