I Fɪɴᴅ Yᴏᴜ¹ || Edward Cullen

01.- Regreso

Volver a casa es lo mismo a todas las veces, las personas que conocía ya no están más, es de las pocas cosas malas de ser inmortal, volver a casa sin nadie que te espere.

Acabo de regresar de Inglaterra, vivir ahí fue algo bueno, necesitaba un respiro de todo, se convirtió en casi un siglo mi estadía allá, junto a mi amigo Garrett, regresar al único lugar del planeta en donde puedo salir libremente sin ser detectada, mi querido Alaska. Regresé siguiendo pistas acerca del paradero de Carlisle, eso me trajo hacia acá.

La nieve empieza a caer pues estamos a comienzos de invierno finales de otoño, mi época favorita sin dudas, aunque en este lado del hemisferio es similar todos los días del año.

Sigo recorriendo con la mirada todo lo que una vez fue mi hogar, hay gente nueva al igual que casas distintas a cuando me fui, todo es distinto pero al mismo tiempo similar.

Sigo avanzando y me adentro al lugar en donde voy a vivir, una casa en la montaña, lejos de todos los humanos, al bajar del coche entro a mi nueva casa, es moderna considerando que estamos en 1997. La casa es grande, cuenta con dos habitaciones cada una con un baño, una cocina, una sala y prácticamente lo básico. Al abrir las puertas lo primero que veo es una escalera grande en medio de todo que lleva a la segunda planta, el piso es de mármol y las paredes blancas.

Al entrar comienzo a ordenar algunas cosas. La luz del día se va convirtiendo en oscuridad, salgo en el coche para poder ir a conseguir algunas cosas, fácilmente lo haría corriendo pero lo hago para no levantar sospechas.

Encuentro una tienda no tan lejos, bajo y empiezo a comprar algunas cosas como muebles, cosas mundanas como lo es la comida, aunque esto solo sea tapadera. Termino de comprar lo necesario y me doy cuenta de las miradas que atraigo al subirme al coche, un Porsche 911 993 Turbo, ostentoso y llamativo pero es de los más rápidos que pude conseguir, un coche para mi tiene que ser rápido para poder conducirlo sin traba.

Al refugiarme en el coche puedo ver que he acaparado la mirada de un chico que se muestra de manera diferente, es alto no tan musculoso, tiene la piel pálida como la mía y su postura es muy derecha, al fijarme más puedo notar que son 5 y a simple vista son muy hermosos.

Las mujeres que se encuentran en el grupo son hermosas, una es rubia y alta, su melena cae por su cara de una manera preciosa, la otra es más baja y tiene el cabello un poco por los hombros, son completamente polos opuestos pero hermosas a su manera, los hombres son otra cosa pues exceptuando al chico que me ve fijamente, son hermosos, el que acompaña a la rubia es alto y musculoso esto le da un aura de peligro, el otro que acompaña a la chica castaña es rubio más bajo que los dos que lo acompañan pero aun así tiene algo que te dice en letras claras PELIGRO, algo en sus ojos me llaman la atención, son dorados, como los míos, antes de tan siquiera poder leer sus pensamientos salgo de ahí pues el chico ya les había advertido de mi presencia y todos, me habían volteado a ver.

En camino a mi casa me puedo dar cuenta de que ellos no son humanos y me felicito a mí misma por seguir las pistas correctamente, aunque una parte de mí no acepta que esos chicos que vi en la salida de la tienda sean vampiros pues este lugar a estado solo por muchas épocas, por eso era mi lugar favorito junto a Carlisle, no tenía que preocuparme acerca de estos, aunque todo puede cambiar si pasas 90 años fuera de este, ahora solo toca ver como son, pues sus ojos no eran rojos y eso me producía curiosidad, solo concia a una persona que fuera como yo, aunque había escuchado una leyenda cuando estaba allá acerca de un clan que no se alimentaba de sangre humana, en mi fuero interno pensaba que era mentira porque solo pocos compartíamos esta clase de alimentos, mi interior me dice que Carlisle logro su cometido, formo una familia, pero si no es el tengo que descubrir quienes son.