Locura de amor en el set [Terminada]

Pequeño Humano.

—Ross,  tenemos que hablar.— Salí temblorosa del baño con una capa de sudor cubriendome la espalda.

—¿Cómo te sientes, Laura? —Se acercó a mí y puso su mano en mi frente.

Hace poco de una semana estuve muy enferma, tenía mareos y náuseas,  y si, ya me había hecho la prueba de embarazo y nada.

—Creo que deberíamos hablar sobre la fecha del matrimonio.—Recosté mi espalda en la pared, tratando de absorber todo el calor que esta me daba.

—Creo que no estas precisamente en condicion para hablar de esto ahora—Me miró inquieto desde el borde de la cama.

—Apenas salga de esto debemos casarnos—Miré a la nada imaginando el día de la boda.— Tú te vas al final del año a tu tour por Latinoamerica.—Él asintió. —Esa debería ser buena excusa para que me dejen ir contigo.

—Lau, sabes que casados o no, tu irías conmigo.—Asentí.

—Ross quiero dormir—Señalé la cama con desgano.

Ross se acercó a mí y me acunó llevandome a mi lado de la cama.

—Estas muy mal, Lau.— Tenía una migraña y hambre insoportable.—Deberíamos ir al medico.

—No, Ross.—Agité mi mano torpemente.—Espera.—Me quedé sobando mi barriga un rato.—Llévame al baño otra vez.

—Vomitas como comes—Ross me llevó hasta el baño. Era verdad, tenía mucho apetito y muchas nauseas.—Creo que deberíamos preguntarle a mi mamá o a tu mamá qué es lo que pasa contigo.

Nadie además de Ross y yo sabía lo que me estaba pasando.

—Bueno.—Me lavé la boca.—Deja y esta noche les preguntamos.— Comencé a ver luces.—Ross.—logré susurrar antes de que mi mundo se volviera negro.

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—¿Laura?—Sentí la voz angustiada de Ross en mi oído.

Cuando logré tener mis sentidos alerta descubrí que no estaba en casa y que llevaba una bata que dejaba ver mi trasero. Estaba en un hospital.

—¿Ross?—Vi sus ojos cansados y su sonrisa de alivio.— ¿Qué... qué ... me... pasó?—Balbuceé.

—Te desmayaste en el baño, ¿recuerdas?—Él acariciaba mis heladas manos.—¿Hasta qué punto recuerdas?

—Recuerdo que te estaba hablando, vi luces en mis ojos y todo quedó en negro despues.—Él asintió. —¿Cuánto llevamos aquí?—Pregunté.

Ross miró su reloj y asintió.

—Dos horas.—Me tomé mi helada cabeza.

—Tengo hambre.— Exclamé.

—Apenas venga el doctor y te revise nos dejaran salir.— Me cubrió un poco mas con la manta

—¿Qué ocurre conmigo,  Ross?— Él sonreía mucho para estar tan cansado.

En eso un doctor entró por la puerta.

—Señorita Lynch, ¿correcto?—Ross asintió  por mi.—¿Ya sabe la noticia?—El doctor se dirigió a Ross.

—No señor.

—Señor y Señora Lynch, ustedes serán padres.— Eso me estrelló hasta el infinito.

—¿Padres? ¿Cómo?— Pregunté al doctor.

—Creo que ustedes deben saberlo, de lo contrario no lo serían.—Rió el doctor.

—A lo que me refiero es, ¿Cómo es que no salió en la prueba de embarazo?—Miré a Ross quien veia mi barriga como si tubiese rayos X y pudiera pasar las cobijas y mi bata.

—Las cosas esas aveces fallan, Señorita—Asentí torpemente.

—¿Cuánto tengo? —Sobé mi barriga.

—Dos meses aproximadamente.—Hice cuentas la vez que lo hicimos sin protección  fue el día en el que llegó nuestra cama, hace aproximadamente dos meses.

—¿Por qué no sentí nada antes?

—Usted es muy resistente señorita Lynch.—Era raro que me llamara así, aunque me podia acostumbrar a ello.—Por eso es probable que no crezca su abdomen durante el embarazo.— Aquí era donde le agradecia a Vannesa  por insitarme a ir al gimnasio.

—Muy bien, Señorita, veo que usted está de un muy buen semblante, así que le recetaré unas pastillas de control Pre-Natal  y le daré la salida.—Ross y yo agradecimos al doctor y él salió de la habitacion.

—Tienes un pequeño humano aquí.—Acarició con suavidad mi abdomen—Ahora tengo a dos personas para amar.

—Es algo impresionante.—Suspiré extasiada.—¿Le has dicho a alguien?

—A nadie.—Asentí.

—Muy bien, vamos a casa para prepararnos.

—¿Para qué?— Ross me ayudó a levantar

—Vamos a contarles a nuestras familias las noticias sobre el Pequeño Humano.