Extra

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- Mi amor ¿Por qué no me haces caso? Es mejor ir en coche. 

El azabache intentó persuadir a su esposo de esa tonta idea mientras el peliazul seguía sentado en la gran cama matrimonial luego de ponerse la enorme sudadera negra de su esposo sin los pantalones, porque de verdad que le molesta ponerse los pantalones con su notable pancita. 

Total, no pasa nada, la sudadera le queda por debajo de los muslos y Emilio ama ver a su esposo vestido con su ropa, iban a salir de compras y él está super emocionado 

- Emilio Osorio, dije que no quiero ir en coche - frunció sus cejas, posando sus manos en su abultada pancita. 

- Pero cariño, el metro no es seguro para ti. 

- Mailo de verdad que quiero ir en metro, no me pasará nada ¿si? Además, tú estas a mi lado - pestañeó adorablemente junto a una sonrisa. 

Emilio - que ahora tiene el pelo negro con mechones azulados - suspiró rendido, aún no puede negarle nada a su hermosos esposo - Bien, pero no te separas de mi ¿vale? 

- Si Mailo - respondió con una bonita sonrisa - Cariño ¿Me ayuda a ponerme los zapatos? 

- Claro que si amorcito - sonrió enternecido al ver como su esposo intentaba llegar a sus pies pero fallando en el intento. 

Su pancita había crecido demasiado que ya no podía ni ponerse los zapatos por si mismo y se cansaba mucho. Además de los antojos y sus cambios de humor.  Pero Emilio no podía estar más encantado, su hermoso esposo está embarazado y puede que al principio fuera duro con los vómitos, luego con los antojos a media noche y con los cambios de humor que a veces se enojaba con él, luego se ponía a llorar diciendo que el azabache no lo amaba y después se ponía amoroso. 

Todo un desmadre, pero todo era por su bonito esposo al que ama con locura, y con la persona a la que más ama en este mudo va a tener un lindo bebé. Un hijito que cuidarán ambos con todo el amor y cariño que tiene, malcriándolo porque sería su bebé. 

Emilio se había vuelto mucho más protector y más posesivo con su amado.  ¡Pero no lo pueden culpar!

Joaquín a veces llegaba a ser como todo un bebé - si, como él a veces que se comportaba como un niño pequeño, tal para cuál - volviendo al tema, sentía la tremenda necesidad de protegerlo y con lo de posesivo... ¡Muchas personas se fijan más en su lindo esposo! Suyo y de nadie más, si señor. 

Luego de ponerle los zapatitos al peliazul lo ayudó a levantarse de la cama matrimonial y pasó uno de sus brazos por la cinturita del menor para ayudarlo a caminar. 

Bajaron las escaleras lentamente y salieron de su casa. 

- Bebé ¿Estás completamente seguro de que no quieres ir en coche? 

- Emilio - advirtió acercándose al mayor para entrelazar su brazo con el de su marido. 

- Bien, debía intentarlo, entonces vamos - besó los suavecitos labios del peliazul para irse caminado hasta el metro. 

Al llegar pagaron su billete y se dirigieron al metro que por suerte estaba ya ahí y no debían esperar más, ganándose algunas miradas curiosas y enternecidas dirigidas al peliazul que se veía todo adorable con su pancita abultadita. 

Era algo extraño ver a un chico embarazado, pero eso no le quitaba que el chico era jodidamente hermoso y se veía super tierno caminado a pasitos pequeñitos, con el brazo del azabache de mechones azules agarrando su cintura de manera posesiva pero no dejando de ser dulce a la vez y acercándolo a su cuerpo, fulminando a cualquiera que se atreviera a mirar de más a su esposo y a sus lindas piernas descubiertas. 

Hola princesa➪𝐸𝑚𝑖𝑙𝑖𝑎𝑐𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora