Hola princesa➪𝐸𝑚𝑖𝑙𝑖𝑎𝑐𝑜

Capitulo 35

Otra vez lunes el infierno de cualquier alumno. 

Aunque Joaquín, mientras caminaba por los pasillos del instituto se sentía descansado, había dormido muy bien gracias a las pastillas para dormir. Él sabía que esa no era la mejor forma de descansar, pero era la única forma para no tener pesadillas. 

Sus padres ya estaba enterados de la nueva situación del menor y que de vez en cuando, cuando las necesitara, debía tomarlas y sobre todo seguir con la medicación. 

En la noche se quedó dormido como un tronco, no soñó pero tampoco tuvo una pesadilla así que iba con una enorme sonrisa en el rostro y con un humor maravilloso, caminado junto a Camilo en dirección al laboratorio. 

Se acomodó bien la liga que sujetaba la pequeña coleta de su pelo, porque algunos mechones se escapaban y quedaban enfrente de su rostro. Su pelo había crecido tanto que ya debía amarrarlo con la liga, aunque le gustaba así de largo aún si a veces le molestara para ver. 

Simplemente se veía muy bien con su pelo castaño largo, con algunos mechoncitos en su rostro, se veía adorable además aún no se quitaba el lacito de su pelo aún llevando la liga. 

- Enserio Cami~ dormí de maravilla. 

- ¿Seguro que estás bien? 

- Sip - sonrió en dirección al peliazul - Mailo hyung me dijo que después de mi clase de química puedo ir a verlo entrenar. 

- Pues yo iré a ver a Ethan - Camilo miró al menor - Y... ¿Cuando te lo pedirá? 

- ¿Pedirme qué?¿Y quién? 

- Obviamente Emilio hyung para que te pida ser su novio. 

- ¡¿C-cómo?! 

Joaquín ya tenía el rostro sonrojado y los ojos muy abiertos ante tal sorprendente comentario. Al instante se tapó el rostro con sus manitas. 

- ¿Qué? Ya debe pedírtelo ¿no? - el peliazul se encogió de hombros. 

- Pero... yo no le gusto a hyung - respondió con una mueca triste.

- ¡¿Pero que dices niño tonto?! - Camilo pegó al menor en la cabeza. 

- ¡Hyung~!¿Por qué es tan malo? - se sobó la cabeza en la zona afectada. 

- Pues tus bobadas me enojan Joaquín Bondoni. 

Caminó sin prestar atención al menor. 

- Claro que le gustas a Emilio hyung, sólo hay que ver como te mira - hizo señas extrañas explicándole lo que para él era obvio. 

- Pero... 

- Joa, cariño, eres muy ciego. 

- ¿No me vas a preguntar si a mi me gusta Mailo? - las mejillas de Joaquín estaban coloreadas de un potente rojo. 

- Nop. 

- ¿Ah, por qué? - el menor no podía estar más confundido. 

- Porque se nota a kilómetros que te gusta - le dio un golpecito con su dedo índice en su naricita - y que también te gustó tu primer beso con hyung - esta vez lo dijo en un tono travieso, riéndose del rostro del menor. 

- Y-yo... ah... 

- Mejor no digas nada y vamos, que llegaremos tarde - entrelazó sus dedos con el menor y se dirigieron al laboratorio. 

Al llegar entró primero el peliazul y cuando Joaquín quiso entrar se quedó estático en la entrada del aula sin poder moverse y con el color de su piel cambiando a uno pálido mientras sus ojos se ampliaban.